Hace un par de años atrás, en este mismo Blog, te contábamos cómo el cambio climático comenzaría a afectar a los distintos destinos vacacionales del mundo. Hoy, te traemos los casos de dos destinos invernales indiscutidos de nuestro país que éste invierno 2025 sintieron muy de cerca los efectos de un clima que ha cambiado para siempre -producto de la actividad humana-.

Moverse en busca de nieve segura. El caso de Las Leñas en Mendoza.
Ante inviernos que son cada vez más impredecibles, el tradicional centro de esquí Las Leñas – en el departamento de Malargüe- ha decidido crear una segunda base (a 26 kilómetros de la actual) para poder sostener su oferta turística, informó el diario La Nación.
Esta iniciativa es una clara respuesta al cambio climático que afecta la acumulación y conservación de nieve en varias de sus pistas, reconoció la empresa encargada del centro de esquí al diario Los Andes de Mendoza. Así es que, con esta expansión estratégica que se concretará en 2026 hacia Valle Hermoso, planean sumar una zona que conserva mejor la nieve debido a su orientación hacia la cara sur de la cordillera y a temperaturas más bajas y estables.
Tras cinco años en que Las Leñas alternó entre temporadas con exceso de nieve, como en 2024, y otras con escasa acumulación, como en 2021 o la actual, que impidieron operar el complejo al 100% esta decisión llega como una forma de adaptarse a un futuro próximo en que la crisis climática es ineludible.
Bariloche, una temporada casi perdida por la falta de nieve
En la meca del turismo invernal argentino, Bariloche, el mes de julio solía ser sinónimo de montañas cubiertas de blanco y alta actividad de esquiadores. Sin embargo, este año el escenario muy distinto al que estaban acostumbrados: hubo escasas nevadas esporádicas lo que llevó a que un porcentaje considerable de turistas evaluaran cancelar o postergar sus reservas. Para los que decidieron viajar, la tecnología para fabricación de nieve que poseen en el cerro Catedral ayudó a dar servicio a los principiantes. Al llegar agosto, la escasez de nieve en la región cordillerana no se revirtió.
“De hecho, es la primera vez que se pierde una temporada de invierno en muchos años. Sin la nieve artificial, Bariloche no hubiese tenido temporada”, comentó el oceanógrafo barilochense Matías de Oto Proschle, del Servicio Meteorológico Nacional al medio local Rio Negro.
El bajo nivel de nieve se debe a que la corriente de vientos del oeste que se desarrollan en el Pacífico sur y que producen nevadas en la Patagonia norte, este invierno están más al sur que lo habitual. Se especula que las causas pueden ser dos: “la influencia de los océanos tropicales y el cambio climático antropogénico”, indicó Carolina Vera, profesora emérita en el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA/UBA-Conicet) e investiga la variabilidad climática y el cambio climático en diálogo con La Nación.
Aunque aún hay que esperar a que termine el invierno para estudiarlo con precisión, “ hay evidencias de que la influencia de los océanos tropicales Índico y Pacífico Oeste podría tener influencia en el corrimiento hacia el sur de la corriente de los oestes”, Asimismo, el cambio climático producido por las actividades humanas promueve que la corriente de los oestes esté más al sur que su posición invernal normal”, dijo la especialista.
Las evidencias están a la vista: el cambio climático está cambiando las reglas de juego en dos de los centros invernales argentinos más reconocidos. Es tiempo de repensar y adaptar la industria turística, para no perder este motor central para las comunidades y para la economía en general.
Y también, por supuesto, es tiempo de exigir acciones urgentes para mitigar y enfrentar la crisis climática
