El pasado noviembre, la voluntaria de México Samantha Hernández, estuvo de visita en nuestra oficina. Por unas semanas, contamos con ella en nuestro equipo y tuvimos la posibilidad de intercambiar experiencias de trabajo de cada país, compartiendo lindos momentos con una gran persona.
Te invitamos a que vivas su experiencia, a través de esta nota:

Lo que comenzó como una casualidad terminó siendo una de las mejores experiencias y aprendizajes que he tenido. 
A los 11 años conocí Greenpeace y a los 17 me uní como voluntaria, en ninguno de ambos momentos me imaginé que terminaría viajando a más de siete mil kilómetros de mi casa para compartir mi experiencia y aprendizajes que he tenido a los largo de estos años, en la que desde hace un tiempo llamo mi familia verde. 

Sam en la puerta de la oficina de Greenpeace Argentina.

Al llegar a Buenos Aires realmente no sabía qué esperar, tenía una combinación extraña de emociones y sentimientos y aunque la felicidad era lo que predominaba, también tenía nervios porque sería la primera vez que viviría sola muy lejos de todo lo que conozco.
Al final eso no importó porque entre las coordinadoras de voluntarixs Diana, Cyn, Noe; el staff; y las/os vols me hicieron sentir recibida y acompañada siempre. 

Durante mi estancia realicé diferentes actividades, me tocó vivir como tripulante del Esperanza realizando guardias nocturnas, estar en una especie de open boat para voluntarixs y aliadxs, compartir mi experiencia como voluntaria, aprender sobre el voluntariado en otros países, pintar carteles, entrar a juntas y realizar una estrategia de redes sociales para los grupos locales de Andino.  De las cosas que más me gustan de Greenpeace es que te da la oportunidad de combinar lo que sabes hacer con lo que te gusta hacer. En mi caso es combinar la mercadotecnia con el actuar por el planeta. 
En esos días conocí a muchas personas que me recordaron que no estoy sola, que hay miles de personas esparcidas que también se han llegado a sentir frustradxs y decepcionadxs de la situación actual del planeta, pero que al sumar esfuerzos podemos realmente lograr un cambio.

Vivir toda esta experiencia, sin duda hizo que creciera personalmente y me ayudó a recordar que hay muchas formas de hacer algo por el planeta, que no existe una fórmula exacta que debamos seguir, que siempre se puede mejorar y que no importa dónde estemos, qué hagamos o quiénes seamos siempre tendremos a nuestra familia verde que nos respalda y que siempre podemos actuar a favor del planeta. 
No nos rindamos, demostremos a todos los que nos han dicho que no se puede cambiar que ellos son quienes se equivocan. 

Desde el equipo de voluntariado de Argentina queremos agradecer a Sam por su ayuda, compromiso y buena predisposición durante su visita.

¡Esperamos verte nuevamente muy pronto!