Un transgénico (organismo genéticamente modificado – OGM) es un ser vivo creado artificialmente a través de una técnica que permite insertar genes de virus, bacterias, vegetales, animales e incluso de humanos a una planta o a un animal.
Por ejemplo, los biotecnólogos pueden tomar el gen de una bacteria e insertarla en el maíz. Así crean un organismo vivo completamente nuevo con el fin de producir una sustancia insecticida. También, es posible introducirle un gen para que sea resistente a herbicidas.
Esta técnica permite a los biotecnólogos saltarse la selección natural al intercambiar genes entre especies, e incluso reinos, que naturalmente no podrían cruzarse.
El objetivo de la biotecnología aplicada a la agricultura es controlar la producción de alimentos, con el fin de lograr mayores ganancias para empresas como Bayer-Monsanto, Syngenta, DuPont-Pioneer y Dow AgroSciences. Al desarrollar estos organismos tratan de dominar los granos básicos que alimentan a la humanidad: maíz, soja, canola, algodón, sorgo, arroz y trigo.
En 2015, más de 300 investigadores independientes firmaron un posicionamiento conjunto en el que determinaron que no existía un consenso científico sobre la seguridad de los cultivos transgénicos y pedían que, por seguridad, se evaluara caso por caso.