Este mes, Argentina enfrenta la devastadora perspectiva del incumplimiento en los pagos de la deuda internacional. El 22 de mayo es la fecha de vencimiento para un pago de intereses de 500 millones de dólares a los acreedores internacionales, de una deuda de 65 mil millones.
Con tantas naciones endeudadas y fuertemente afectadas por el colapso económico de la pandemia de COVID-19, es hora de repensar este modelo financiero agotado.
Por esta razón Greenpeace pide la cancelación incondicional de la deuda externa de Argentina, y todos los países del sur global, junto con un financiamiento adicional de emergencia que no genere nueva deuda.
Estamos ante una triple crisis: una crisis económica, una crisis de salud pública y una crisis ecológica, que requieren soluciones. Nuestras soluciones deben ser holísticas, no debemos tratar de resolver una crisis profundizando otra. En pocas palabras, la cancelación incondicional de la deuda es la forma más rápida de mantener el dinero en los países y liberar recursos para hacer frente a las crisis resultantes de la pandemia mundial del Covid-19.
La primera prioridad debe ser la salud y el bienestar de las personas. Para crear resiliencia contra la propagación de enfermedades futuras, es fundamental garantizar que las necesidades humanas básicas sean cubiertas y que tengamos un entorno saludable.
La trampa cíclica de priorizar el pago de la deuda en moneda extranjera mantiene a los países como Argentina atrapados en un modelo de desarrollo extractivista que depende de la extracción de recursos para las exportaciones al extranjero. Para ganar más dólares para pagar intereses sobre deudas insostenibles, nuestros países se ven presionados a expandir las exportaciones de las industrias que están causando la destrucción de ecosistemas clave. Esta es una de las razones principales por las que en Argentina estamos presenciando la deforestación continua, la explotación de los recursos oceánicos y la agricultura, la ganadería y la minería intensificadas. Este extractivismo continúa aún durante las últimas semanas de cuarentena.
Necesitamos en forma urgente un plan sólido para la recuperación post-COVID, hacia un futuro justo y verde basado en un sistema económico más inclusivo y equitativo que opere dentro de los límites ambientales de nuestro planeta y coloque a la ecología en el centro de la toma de decisiones. Esto requiere de deforestación cero, un cambio profundo en el uso de la tierra para apoyar a los pequeños productores y agricultores, no más extracción de combustibles fósiles o minerales, y requiere también priorizar la restauración de ecosistemas críticos y la creación de nuevas reservas en bosques y océanos, lo cual también tiene potencial de generación de fuentes de trabajo.
Este es un nuevo paradigma para nuestra sociedad moderna, pero no es realmente nuevo; tenemos mucho que aprender de los pueblos indígenas y su forma tradicional de relacionarse con la naturaleza.
No podemos lograr justicia social mientras se dé prioridad a un modelo de desarrollo desigual e insostenible. En lugar de más endeudamiento y más extractivismo, necesitamos un nuevo modelo económico de desarrollo que se centre en una transición justa para las personas y para la naturaleza. Y es necesario comenzar esta transición hoy. Liberar la carga de la deuda internacional abre la oportunidad para el restablecimiento que precisamos para la recuperación post-COVID
The Need for Debt Cancellation for Argentina and all Global South Countries
This month, Argentina faces the devastating prospect of defaulting on international debt payments. May 22 is the due-date for a US$500Million interest payment to international creditors on a $65Billion debt.
With many indebted nations heavily-impacted by the economic crash of the COVID-19 pandemic, it is past-time to rethink this broken financial model.
This is why Greenpeace calls for unconditional cancellation of all external debt payments due to be made by Argentina – and all global south countries – along with the provision of emergency additional finance which does not create new debt.
We are facing a triple crisis: an economic crisis, a public health crisis and an ecological crisis, which all require solutions. Our solutions must be holistic, we must not seek to resolve one crisis by deepening another. Simply put, unconditionally cancelling debt payments is the fastest way to keep money in countries and free up resources to tackle the urgent crises resulting from the Covid-19 global pandemic.
The first priority must be the health and wellbeing of people. To create resilience against the spread of future diseases, it is fundamental to ensure that basic human needs are met with dignity and that we have a healthy and thriving environment.
The cyclical trap of prioritising debt repayments in foreign currency keeps Global south countries like Argentina ‘locked’ into an extractivist development model that depends upon resource extraction for overseas exports. In order to earn more dollars to pay interest on unsustainable debts, our countries are pushed to expand exports from the industries that are causing the biggest destruction to key ecosystems. This is one of the core reasons why in Argentina we are witnessing continued deforestation, exploitation of ocean resources, intensified agriculture, livestock and mining. This extractivism continues even during the recent weeks in the ‘quarantine’ phase of the COVID crisis.
We urgently need a strong plan for post-COVID recovery, a just and green future based on a more inclusive, equitable economic system that operates within the environmental limits of our planet by putting ecology at the center of decision-making. This necessitates zero deforestation, shifting land-use to support small producers and farmers, no further expansion of fossil fuel or mineral extraction, it includes prioritising the restoration of critical ecosystems and creation of new forests and oceans reserves – which can generate the creation of new jobs.
This is a new paradigm for our modern society, but it is not really new, we have a lot to learn from Indigenous people and their traditional way of relating to nature.
We cannot achieve social justice as long as the priority is given to an unequal and unsustainable development model. In place of more indebtedness, and more extractivism, we need a new economic model of development that focuses on a Just Transition for people and for nature. We need to start this transition today. Releasing the burden of international debt creates the opportunity for the reset we need in our post-COVID recovery.