Desde Greenpeace apoyamos el proyecto de ley de Área Marina Protegida en Agujero Azul, sin dudas es un primer paso para la protección de este sitio especial en el mar argentino más allá de la zona económica exclusiva.
El proyecto de área marina protegida bentónica Agujero Azul incluye el único sector de aguas internacionales sobre plataforma continental (profundidades menores a 200 metros). Se complementa con un amplio sector de talud que incluye un sistema de cañones submarinos. En los fondos se desarrollan invertebrados como esponjas, corales de agua fría, anémonas, estrellas de mar, erizos, vieiras y más especies. Estas forman estructuras tridimensionales que sirven a otra fauna tal como cangrejos, centollas, langostas y peces como refugio y fuente de alimento. Son vitales para la salud del ecosistema de toda la columna de agua sobre ellos. La alta disponibilidad y circulación de nutrientes hace del Agujero Azul uno de los sitios de alimentación preferidos por grandes mamíferos como ballenas y elefantes marinos.
La excesiva presión pesquera al que se somete al Agujero Azul por parte de las potencias pesqueras, que se incrementa año a año, provocando daños catastróficos sobre la biodiversidad y resultando en una virtual destrucción de los ecosistemas de los fondos marinos, por la intensiva utilización de artes de pesca como el arrastre de fondo.
Con la implementación efectiva de la AMP Agujero Azul, la flora y fauna bentónica, que es la que vive adherida al fondo o se desplaza sobre él, recibirá una amplia protección. Toda actividad que tenga impacto sobre el lecho será vedada, esto quiere decir que la pesca de arrastre de fondo, la minería submarina y la explotación de hidrocarburos no podrán desarrollarse en el Agujero Azul. La república Argentina tiene derechos sobre los recursos del fondo marino en la plataforma extendida y también el deber de establecer medidas para su conservación. Cuando esta ley sea promulgada las flotas de las potencias pesqueras verán su actividad limitada a la columna de agua y deberán recibir las inspecciones sobre sus elementos de pesca que la Argentina determine, para asegurar que no se utilicen redes o cualquier aparejo que impacte el fondo marino.
Agujero Azul está constantemente sometido a presión por parte de flotas pesqueras. Mas de 500 buques de pesca industrial visitan sus aguas todos los años. Llegan allí para explotar estos recursos naturales, habilitados por los subsidios que reciben de sus estados de bandera, sometiendo a las poblaciones de peces, la flora y fauna de los fondos y el medio ambiente en general a niveles de explotación insostenibles, más allá del mero redito comercial. Es importante destacar que las potencias pesqueras otorgan subvenciones a estos buques por el solo hecho de tener la red en el agua, sin importar si capturan un pez, un millón o ninguno.
Esta situación se repite año a año por la falta de regulación y gobernanza que impera hoy en las aguas internacionales. Actualmente no existe un mecanismo efectivo a nivel global para la protección del océano en áreas fuera de las jurisdicción nacional, y particularmente el Atlántico Sur sufre un grave vacío regulatorio.
Esto se ha puesto de manifiesto en el Mar Argentino, evidenciando su vulnerabilidad. Greenpeace ha estado trabajando en la zona del caladero del Agujero Azul y documentando las problemáticas que presentan la falta de protección de los océanos durante su campaña “Protege el Mar Argentino” en el 2019, en la que buscamos impulsar el Tratado Global de los Océanos que coloque a la conservación en el corazón de la gobernanza de los océanos y asegure la protección del 30% de las aguas internacionales.
Gracias a la ampliación de la plataforma continental del mar Argentino aprobada por Naciones Unidas en 2016, Argentina tiene una oportunidad única de dar un primer paso para proteger este ecosistema único y vulnerable para asegurar su conservación.
En complementación con el Tratado global de los Océanos, el cual Argentina ha estado impulsando y liderando en este sentido a los países de la región, el proyecto del Agujero Azul aseguraría la protección del Mar Argentino, su rica biodiversidad y sus ecosistemas.