© Tommaso Protti / Greenpeace

Se estima que la Amazonía absorbe entre el 10% y el 15% de las emisiones anuales de dióxido de carbono del mundo y almacena alrededor de 120 mil millones de toneladas de carbono, lo que la convierte en una de las mayores reservas de carbono del mundo.

Sin la Amazonía, el planeta sería 1 o 2 grados más caliente. La selva amazónica es una fuente importante de humedad y produce una gran cantidad de vapor de agua que se eleva a la atmósfera y forma nubes. Estas nubes reflejan la luz solar y ayudan a mantener la temperatura del planeta. Es decir, sus bosques crean nubes blancas que reflejan la luz solar, evitando que la Tierra se recaliente aún más

© Valdemir Cunha / Greenpeace

Cuando talamos un árbol amazónico, no sólo perdemos un tronco: interrumpimos un ciclo que sostiene la lluvia y la vida de millones de personas en todo el continente.  Cada árbol amazónico es una fábrica de agua.

Un árbol de 20 metros puede liberar hasta 1.000 litros diarios de vapor, y en conjunto, la selva amazónica envía 20.000 millones de toneladas de agua a la atmósfera cada día. Este vapor se condensa y cae como lluvia, viajando miles de kilómetros y llegando hasta los Andes, el Caribe y el Atlántico.

© Diego Baravelli / Greenpeace

Sin la Amazonía en pie, el Caribe sería más caliente, más seco y más vulnerable a tormentas extremas.