Durante septiembre el Rainbow Warrior, barco emblema de Greenpeace, visitó Sudamérica. Este nuevo recorrido se realizó de cara a la Cop 30 en Belén para exigir que se tomen medidas urgentes para proteger los bosques y obtener financiamiento para su cuidado. La cumbre climática está teniendo lugar en el corazón de la Amazonía desde el 11 de noviembre y se extenderá hasta el día 21.

Una de las partes más emocionantes de esta travesía se dio cuando, en su paso por Cartagena, el Rainbow recibió a 22 personas voluntarias de Greenpeace Colombia quienes conocieron de cerca a la embarcación, conversaron con la tripulación y conocieron sus rutinas. También aprendieron un poco más sobre la historia de la organización y se prepararon para llevar adelante una acción clave de difusión.
En las propias palabras de los protagonistas: “Desplegamos un banner con el mensaje RESPETA LA AMAZONÍA en los sitios más importantes de la ciudad para exigir a los países que comparten este ecosistema y que hacen parte de Sudamérica y al mundo entero, proteger el hábitat del jaguar, del delfín rosado de río, el tapir, la nutria gigante, el perezoso, el capibara y miles de especies de guacamayas, tucanes, pirañas y anacondas”, detalló uno de los participantes, Ricardo Enrique García Pulido.
“Además, compartimos esta experiencia con el grupo de Brasil, lo cual nos permitió conocer algunas de las actividades que realizan y su forma de trabajo”, agregó la voluntaria Katleen Polanco Piza.


“Esta aventura también fue una oportunidad para trabajar juntos en la campaña RESPETA la AMAZONÍA, tan relevante y urgente en estos días. La Amazonía es vital para todos, y defenderla es defender la vida misma”, puntualizó Jenny Carolina Serra.
El futuro de nuestros bosques está en juego y, como contó Polanco Piza, es inspirador saber que “en medio del océano y en distintos países, hay personas trabajando por el mismo propósito: proteger el medio ambiente. Y, en este momento, enfocados en una causa que me toca el corazón: proteger nuestra Amazonía”.

Vale destacar que Fabian Esteban Casallas Osorio, uno de los voluntarios, fue parte de la tripulación durante 10 días cumpliendo una labor muy especial.
Cuando le pedimos a cada integrante del grupo que describiera con una palabra lo que sintieron en estas jornadas, dijeron: inspiración, gratitud, amor, compromiso, esperanza, decisión, respeto, unión y orgullo. Por eso, podríamos inferir que la actividad fue todo un éxito. Sin embargo, un evento tan especial merece que las mismas personas que participaron relaten en primera persona esta experiencia única.


Fabian Esteban Casallas Osorio, navegó durante 10 días en el Rainbow Warrior colaborando como asistente de cocina
“Cuando ves al barco por primera vez, se te corta la voz. Impacta imaginar las millas náuticas que ha recorrido, las incontables acciones que ha liderado para proteger el planeta y el enorme esfuerzo humano que ha hecho posible que, en ese preciso instante, mis compañeros voluntarios y yo pudiéramos contemplarlo de cerca.
El Rainbow Warrior no es solo un barco: es el resultado del esfuerzo colectivo de quienes hacemos parte de Greenpeace y también de quienes, desde cualquier rincón del mundo, luchan por defender la vida y asegurar un futuro mejor para las próximas generaciones.
Podría decirse que el Rainbow Warrior es un organismo vivo. Sus órganos son la tripulación, sus historias y sus vidas a bordo; su latido está en el trabajo en equipo, en las horas sin dormir y en las risas compartidas durante cada travesía. Todo esto lo hace sentirse tan lleno de vida.
Greenpeace me ha enseñado que las pequeñas acciones, con constancia, se transforman en grandes cambios para nuestro entorno. Se empieza siendo uno, pero siempre se termina siendo muchos con un mismo objetivo. Vivir la experiencia del Rainbow Warrior es encontrarse con una historia de esperanza, resiliencia y determinación; de fuerzas que se suman y de personas que creen en un futuro común.
Y más allá del mar, estamos quienes desde nuestros hogares también luchamos por un cambio. Ese número inmenso de personas alrededor del mundo, impulsadas por Greenpeace, son el oxígeno que el Rainbow Warrior necesita para seguir navegando.
Gracias, Rainbow Warrior, por navegar con la bandera de la lucha ambiental. Gracias por el coraje y las enseñanzas. Y gracias, Greenpeace, por permitirnos ser parte de este camino, uniendo nuestras voces en un escenario que amplifica la esperanza”.





Alexander De La Hoz
No tienes que ser experto en el tema para estar en el voluntariado, ya que es un espacio multicultural y lleno de conocimiento, donde cada persona aporta desde lo que sabe, y eso permite que tengas la oportunidad de aprender cada día más.
Poder rodearte de personas que tienen la misma causa y lucha por el planeta, al igual que tú, fue una experiencia llena de amor, risas y aprendizajes que recordaré por el resto de mi vida, y que se tatuó en un gran pedacito de mi corazón. 💚
Laura Esperanza Ramirez Ruiz
Fue un regalo invaluable que me dio Dios, la vida y Greenpeace 💚. Descubrí que, más allá de nuestras diferencias, todos somos seres humanos apasionados por proteger nuestro planeta y dispuestos a trabajar duro para lograrlo.
Me conmovió el sacrificio de la tripulación, que deja atrás por un largo tiempo a sus familias y países por un objetivo común.
Catalina Zornoza Forero
Agradezco poder compartir estas oportunidades con personas tan hermosas que aman y apoyan esta lucha al igual que yo, por eso voy a guardar este viaje conmigo siempre, ya que gracias a él tuve la oportunidad de acercarme mucho más a los demás voluntarios y pasar momentos inolvidables, todos aprendimos de los demás y eso es maravilloso.
Ximena Avila
Desde el momento en que puse pie en este emblemático barco, sentí que estaba entrando a un espacio cargado de historia y propósito. El intercambio cultural fue particularmente enriquecedor.
El Rainbow Warrior me enseñó que la lucha por un mundo más justo y sostenible no es solo responsabilidad de organizaciones como Greenpeace, sino de cada persona que decide tomar conciencia y actuar. Fue una experiencia que marcó un antes y un después en mi manera de entender mi lugar en el mundo y mi papel como ciudadana comprometida con el futuro de nuestro planeta.
Jennifer Alejandra Romero Díaz
Desde el principio, esta experiencia me recordó lo que es el trabajo en equipo en el que cual mosqueteros, estamos todos para uno y uno para todos pues se tiene en claro cuál es nuestro objetivo principal y para ello nos necesitábamos completos.
Con las dinámicas recordé que la opinión, el sentir y el actuar de cada quien vale, nadie es más o menos que el otro. Y por tanto aceptar las decisiones del equipo y dejar a un lado nuestras particularidades es el mejor modo de aportar.
Escuchar las historias de demás voluntarios, leer los rostros de encanto, angustia, novedad, deleite, cansancio y FELICIDAD, fueron de mis grandes placeres.
Ricardo Enrique García Pulido
Fue una experiencia enriquecedora en el crecimiento del respeto, integración y solidaridad del voluntariado en Colombia.
Angie Nathaly Angel Peñuela
Personalmente logré conocer el Arctic Sunrise y a toda su tripulación hace un año en Buenaventura. Por eso, me tenía aún más emocionada poder repetir esta hermosa experiencia.
Realizamos el recorrido del barco, pintamos los banners y luego realizamos la acción por Cartagena. Siempre me emociona salir en las fotos y también conocer personas que siguen a la organización y que no hacían si no preguntar cómo se podían unir al voluntariado o como podían participar en las actividades. Encontrar personas que se apasionan con lo que nosotros nos apasionamos, es muy bello sentir esa conexión instantánea.
Andrea Alarcón
Esta experiencia me motiva a seguir creyendo que es posible lograr un cambio positivo en nuestro país respecto al cuidado y conservación del medio ambiente. Escuchar la experiencia de la tripulación y todos los desafíos y retos me impulsan a creer en la posibilidad de un cambio real. Estoy convencida que Juntos podemos lograr grandes cosas.
Katleen Polanco Piza
Para mí, estar en ese espacio fue como un viaje en el tiempo: ver las fotos de las personas que han formado parte de esta historia, así como los lugares que el barco ha visitado, fue muy emocionante.
Uno de los momentos más impactantes para mí fue ver en el mapa la ubicación de los tres barcos de Greenpeace en diferentes partes del mundo. Imaginar que en cada uno de ellos hay una tripulación con las mismas motivaciones que yo tuve al decidir ser voluntaria de Greenpeace, fue profundamente inspirador. Y hoy, haber podido visitar el Rainbow Warrior en Cartagena, es un sueño cumplido.
Silvia Gabriela Niño Estupiñan
Estoy muy feliz de haber tenido el privilegio de conocer el barco insignia de Greenpeace, admito que lloré de la emoción, fue una experiencia increíble, un espacio de mucho aprendizaje.
Gustavo Adolfo Uribe Carreño
El Rainbow Warrior no solo lleva a bordo tripulación, lleva millones y millones de sueños de seres humanos que estamos convencidos que podemos hacerlo mejor, que sí hay forma de revertir el daño. Nuestro hermoso velero es el sueño navegante de un mundo mejor, un mundo en donde los seres humanos y los ecosistemas que nos albergan coexistamos en un balance constructivo y armonioso.
Yo soy uno de esos niños que alguna vez soñó con estar en ese barco y hoy después del sueño cumplido, soy de esos seres humanos que alimentan su esperanza de un mundo mejor con cada milla náutica que recorren nuestros barcos.
Jenny Carolina Sierra
Recorrer cada rincón del barco —desde la cocina, el cuarto de máquinas, la cabina de navegación, hasta los espacios donde se duerme y se comparten momentos— fue una experiencia inolvidable.
Subir al Rainbow Warrior ha sido una experiencia que guardaré siempre en mi corazón. Desde el primer momento sentí una profunda felicidad por estar allí, rodeada de personas comprometidas con la defensa del planeta. Siento orgullo y una enorme admiración por cada persona que dedica su energía a cuidar nuestro hogar común.
Heidy Lucía Monterrosa Blanco
Me encantó subir al Rainbow Warrior y conocer a su tripulación, no solo porque es impresionante cómo funciona el barco y cómo se ha adaptado para ser coherente con los valores de Greenpeace, sino porque también me recordó que existen “locos” que están dispuestos a salir de su zona de confort, a dejar a sus familias y arriesgar mucho por algo en lo que creen profundamente. Esto me inspiró y me ha puesto a pensar en qué hago y en qué puedo hacer para generar cambios.
Paola Sora
Desde que empecé a seguir el trabajo de Greenpeace, hace ya varios años, soñaba con este momento… y sí, los sueños se cumplen.
Esta experiencia es una verdadera inspiración que me motiva a seguir luchando y dando lo mejor de mí para cuidar la naturaleza. Descubrí que, más allá de nuestras diferencias, podemos comunicarnos en un mismo idioma: el amor y el compromiso por el planeta. Estar rodeada de personas que comparten la misma causa me llena de esperanza y me impulsa a compartir esta vivencia para que muchas más personas sientan el mismo deseo de proteger y amar la Tierra.
Tú también puedes vivir una experiencia como ésta siendo parte de Greenpeace. Si te entusiasma sumar tu tiempo, experiencia, habilidades y motivación para lograr que nuestras campañas lleguen a más personas y, juntos, cuidar a nuestro planeta, no lo pienses más.


