El Tratado Mundial sobre los Plásticos es una oportunidad única para resolver la crisis de los plásticos. Por el bien de nuestro futuro colectivo, no podemos desaprovechar este momento.
La contaminación por plásticos es uno de los retos medioambientales más acuciantes de nuestro tiempo y sus efectos son cada día más graves.
Desde Greenpeace, junto con nuestros aliados y simpatizantes, exigimos un tratado que mantenga el petróleo y el gas bajo tierra y que impida que las grandes marcas y las grandes petroleras produzcan cada vez más plástico. Un tratado que no detenga la producción y el uso desenfrenados de plástico es un fracaso.
El Tratado Mundial sobre Plásticos busca:
- Poner fin a la contaminación plástica, desde la producción hasta la eliminación, para proteger el medio ambiente y la salud humana.
- Establecer un objetivo legalmente vinculante para reducir la producción de plástico en al menos un 75 % de aquí a 2040 para mantenerse por debajo de 1,5 °C.
- Acabar con los plásticos de un solo uso, empezando por los artículos más dañinos
- Garantizar una transición justa e inclusiva hacia una economía baja en carbono, sin residuos y basada en la reutilización.
- Estar firmemente arraigado en un enfoque basado en los derechos humanos que reduzca la desigualdad, dé prioridad a la salud humana y centre la justicia en su creación e implementación.
Durante el proceso de negociaciones, mostraremos cómo un movimiento mundial imparable puede lograr un ambicioso Tratado Mundial sobre los Plásticos que cierre el grifo de los plásticos y, por fin, ponga fin a la era del plástico, por nuestra salud, nuestras comunidades, el clima y el planeta.