Ciudad de México, a 13 de marzo de 2025.- En septiembre de 2024, el entonces presidente de la República Andrés Manuel López Obrador decretó las más de dos mil hectáreas de esta devastadora mina como Área Natural Protegida. Se trata de una decisión muy importante, pero que debe seguir su curso de implementación para que de verdad hablemos de protección al ambiente. Aún es necesario emitir un plan de manejo para asegurar que esta zona pueda remediarse y la destrucción pueda ser revertida.

Lo que está por venir no será fácil. Vulcan Materials, una empresa que ha ganado toneladas de dinero devastando la selva maya, está pidiendo al gobierno, de los Estados Unidos, que intervenga, que le jale las orejas a México. Han tomado la decisión de frenar la devastación como una ofensa a su país y a sus trabajadores, sin detenerse siquiera a considerar lo que esos daños implican para un ecosistema tan valioso y frágil del que todos dependemos, incluso las personas estadounidenses.

Esta empresa va a buscar, de no llegar a un acuerdo, que su país demande a México, como ya sucedió cuando se trató de proteger al maíz nacional frente a las importaciones de transgénicos. La decisión de que el terreno explotado por Calica sea un Área Natural Protegida debe perdurar, y requerirá el apoyo de todo México. Debemos mostrar gran unión frente al extractivismo y buscar la protección de la Selva Maya

Vista aérea de la mina Caliza Industriales del Carmen (CALICA), Playa del Carmen, Quintana Roo.

La mina de material pétreo de Vulcan Materials Company, mejor conocida por el nombre de su subsidiaria Calica, ha dado mucho qué decir. Durante tres décadas ha dinamitado el frágil y delgado suelo en más de 2 mil hectáreas en las cercanías de Playa del Carmen para extraer complementos de construcción que demandan los proyectos de infraestructura desde Texas hasta Florida, o los estados de Carolina del Norte y Carolina del Sur en los Estados Unidos.

Se trata de la industria de complementos de construcción más grande de ese país, tal como la enunciaron los miembros de su Congreso en la carta que recientemente dirigieron al presidente Donald Trump, para pedirle que proteja los intereses de esta corporación, buscando mantener su devastador modelo extractivo, aun a costa del medio ambiente.

Se menciona a Calica en plural porque este modelo de explotación de la tierra no solo viene del extranjero, sino que también está siendo replicado por empresas y agentes nacionales a pasos agigantados. 

Hoy más que nunca, la selva tiene que ser protegida de ese modelo extractivo que también está presente por toda la región. 

Hace varios meses hicimos un sobrevuelo por toda la península de Yucatán y lo que vimos es alarmante. De esa devastación, entre otros temas, hablamos en nuestro documental “Voces de la Selva Maya. Una batalla por la vida.” El territorio que alguna vez fue un inmenso macizo verde, ahora está colmado de manchones, de grandes extensiones de tierras polvosas que están sirviendo como minas a las que se conoce como sascaberas. Reciben ese nombre por ser bancos de material pétreo, popularmente conocido como sascab. 

Lo están extrayendo todos los días, muchas veces de forma ilegal para ser usado en la construcción. Los árboles han sido derribados para dinamitar miles y miles de toneladas de suelo y ser usadas para proyectos inmobiliarios, para construir fraccionamientos llenos de casas que se pondrán a disposición de compradores que buscan hacer negocio a través de plataformas como airbnb, o también de grandes empresas hoteleras. También usan el sascab para construir caminos o incluso los más de 1,500 kilómetros del terraplén elevado sobre el que rueda el Tren Maya, un volumen que incluso podría compararse con muchas Calicas

El urgente llamado a proteger la selva cuanto antes, es para poner un alto total a Calica y a todas las réplicas de este modelo de minería que se está extendiendo de manera alarmante tierra abajo, por todo el territorio que está siendo volado, hecho pedazos con grandes cargas de dinamita, al servicio de unos pocos y en detrimento de una mayoría, que somos quienes pagamos las consecuencias de un medio ambiente herido. 

Ante esta destrucción, nuestra consigna es muy clara: México al grito de ¡Selva!

¡No más Calicas! ¡No al modelo extractivo de Calica! ¡No a las sascaberas y su mortífera destrucción! ¡Queremos una selva fuerte y en pie! 

— FIN —


Disponemos para medios fotografías de la extracción minera de sascaberas en la Península de Yucatán  en la librería multimedia de Greenpeace.

Activistas de Greenpeace protestando en la Selva Maya en contra del Tren Maya
¡Protejamos la selva maya!

Es urgente proteger la biodiversidad y el patrimonio cultural de la Península de Yucatán para hacer frente a la crisis climática y la pérdida de biodiversidad.

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