Los efectos del cambio climático se hacen notar cada día más. Entre ellos, la escasez de agua es uno de los más comunes. Muchas regiones sufren estrés hídrico y ésta es una tendencia que sólo se multiplicará en el corto plazo. Por eso, cuidar este recurso esencial para la vida se vuelve cada vez más importante. 

¿Por qué debe importarme cuidar el agua? 

Con las temperaturas del planeta en ascenso y los fenómenos que se desatan con este desequilibrio, las reservas de agua se ven amenazadas en diferentes zonas del país y del mundo. 

Al mismo tiempo, las condiciones de sequía extrema se multiplican como nunca en los últimos 20 años dando como resultado una creciente sequedad en los ambientes, factor que se transforma en la antesala de nuevos incendios forestales.

A todo esto, hay un dato que suele pasar desapercibido: el uso que hacemos del agua en los hogares (sistemas de bombeo, tratamiento y calefacción) también contribuye significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero

Frente a este panorama, todo hábito sustentable que podamos incorporar marca la diferencia.

¿Qué puedo hacer para cuidar el agua en mi hogar?

Te compartimos algunos cambios para optimizar el uso de agua en la cocina, el baño, el parque, etc.

1. Chequeá que no haya filtraciones 

Las fugas suelen ser las mayores responsables del derroche de agua. Suelen ocurrir por fallas en los grifos, inodoros o tuberías. En el caso del inodoro, detectar una pérdida es muy fácil. Poné una gotita de colorante de comida en el tanque de agua. Si dentro de los siguientes 10 minutos el color aparece en la taza, la respuesta es obvia. 

La buena noticia es que en la mayoría los arreglos suelen ser sencillos de realizar. Podés buscar un tutorial de YouTube y con un par de herramientas podés solucionarlos por vos mismo.

Si el problema persiste y tenés que llamar a un plomero, siempre podés considerar que una inversión hoy puede prevenir un mayor problema a futuro. 

2. Guardá el agua que usás para lavar frutas y verduras para regar plantas 

Al lavar los vegetales y frutas, poné un cuenco o bowl para que no se pierda el agua por el drenaje. Después usala para regar plantas de interior y exterior. 

3. Usá bidones para juntar agua de lluvia 

Dentro de las posibilidades de tu casa, dejá recipientes para que el agua de las precipitaciones se acumule. Luego te servirá para regar plantas, lavar los pisos o el coche, ¡lo que necesites!

Si estás dispuesto a ir por más, podés averiguar cómo armar (o dónde comprar) un sistema colector especial, de esos que toman el agua desde el techo y, a través de una manguera, lo deposita en barriles grandes. 

Dos tips más: procurá que el agua que acumules quede tapada para no dar oportunidad que mosquitos u otros insectos proliferen ahí. Además, recordá que el agua de lluvia no debe ingerirse sino que solo sirve para estos usos que te contamos.

4. Adiós al césped 

En muchos hogares, gran parte del consumo de agua potable se va en mantener el césped de parques, patios o porches. Por caso, en Estados Unidos 30% del agua potable residencial se usa para mantener el pasto y las plantas del exterior. 

Este gasto es innecesario porque bien puede regarse con agua residual (como te contamos en el punto 2) o de lluvia (punto 3). 

Tanto mejor si repensás tu patio, parque o cantero y vas sumando especies silvestres nativas que están adaptadas a las condiciones climáticas de la zona y, por ende, requieren mucha menos agua. De esta manera no solo ahorrás agua sino que ayudás a los insectos y pájaros de la zona a tener alimento. 

Por último recordá que si vivís en climas más secos todavía, probá con plantas resistentes a la sequía y vegetación que no requiera riego frecuente.

5. Cronometrá tus duchas 

No te quedes largo tiempo debajo de la ducha por muy relajante que sea. Lo ideal es estar menos de 5 minutos bañándote. Una buena idea es crear una playlist que dure ese cantidad de tiempo y así sabrás, sin tanta presión por el reloj, cuándo es momento de cerrar el grifo.