Rex Weyler vestido de yaguareté en una acción realizada en nuestro país.

Rex Weiler fue cofundador de Greenpeace Internacional y al día de hoy recuerda que, allá por 1975, junto a otros compañeros entendió que si quería llegar con sus mensajes a más personas necesitaba crear una nueva narrativa que no se basara solo en datos duros y lógica pura

Entonces, cuando fue el momento de defender a las ballenas frente a las flotas que las cazaban año a año, pasaron de las palabras a los hechos y se subieron a una pequeña embarcación -la Phyllis Cormack- para ir hasta el lugar donde todo ocurría. 

Océano adentro, se enfrentaron con las flotas balleneras, lograron bloquearlas y regresaron con imágenes de la matanza, de la sangre en el agua, de los y las jóvenes defendiendo a las ballenas y de la decadente maquinaria de saqueo industrial. 

A partir de entonces, desde el movimiento ecológico moderno encontramos una nueva forma de comunicar más y mejor ya no a través de la lógica dura sino de los activistas que cuentan la historia de una manera más honesta y mejorada gracias a la acción directa no violenta

Éste es el más claro ejemplo de por qué si los activistas queremos cambiar a la sociedad, debemos encontrar los medios para entrar en el discurso público a gran escala porque es allí desde donde la verdad emerge. 

Irrumpir en el discurso social para cambiar la sociedad 

Todas las personas debemos poder contar nuestra historia. Sin embargo, para poder hacernos oír los ciudadanos comunes debemos hacernos lugar entre medio del poder y el dinero de las corporaciones, poniendo en acción nuestros pros.

De nuestro lado tenemos una verdad moral, la fuerza de cada individuo, la creatividad, el liderazgo moral genuino, el compromiso de trabajar por la verdad sin buscar beneficio propio, el poder de nuestra historia y la capacidad de exponer la historia fraudulenta de colonizadores, opresores y saqueadores. 

Además no hay que olvidar que la dinámica de la narrativa para ser efectiva necesita más que datos y lógica, requiere drama, personajes y de un compromiso visible. 

Pensemos cómo todas estas capacidades se condensan en uno de muchos ejemplos, el de Rosa Parks quien en 1955 se negó a ceder su asiento a un hombre blanco mientras viajaba en un colectivo en Alabama. Fue ese gesto contundente lo que la convirtió en la figura más importante del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos. 

Volviendo a la línea ambiental, podemos mencionar toda la trayectoria de Extinction Rebellion desde las primeras acciones de los activistas de cerrando 5 puentes en Londres o protestando en los estudios de la BBC exigiendo a la emisora estatal que “dijera la verdad” sobre la crisis ecológica hasta hoy.

Y no podemos dejar de hablar de Greta Thunberg y la huelga que comenzó ya hace 4 años frente al Parlamento de Suecia y apenas meses después inspiró la Huelga Global por el Clima que movilizó a 7.6 millones de jóvenes en 185 países

Estos actos de desobediencia civil representan un cambio significativo en la respuesta pública ante la crisis climática y la pérdida de biodiversidad. Y es esta desobediencia la que lleva a los poderosos a un terreno donde la modesta fuerza de la mayoría se pone en juego. 

El status quo puede (y siempre lo hizo) negar sus crímenes contra la humanidad y la naturaleza. Chevron niega el daño hecho a las comunidades en Ecuador con sus derrames tóxicos de petróleo. Monsanto niega que sus pesticidas causen cáncer. La industria petrolera niega lo que ahora todos sabemos: que las emisiones de carbono causan calentamiento global. 

La acción directa de los movimientos de jóvenes actuales deja expuestos estos engaños a la vista de todos. Por eso, una vez que cambiamos la narrativa pública entramos en una cancha en la que nuestras fuerzas, verdad, rectitud moral y el poder de las personas sí importa e inclina la balanza. 

La élite industrial y financiera puede discutir con nosotros -como siempre hizo- pero una vez que este cambio hacia una historia genuina en vez la fraudulenta impuesta por ellos se da, ya no pueden deshacer ese viraje.

En conclusión, si querés un mundo más justo el mejor camino es comprometerte con la acción directa pacífica, porque de otra manera, la verdad no prevalecerá.