La contaminación atmosférica es un tema tan importante en la agenda ambiental que nos convoca más de una vez al año. En esta oportunidad, y como cada 7 de septiembre, es debido a que se conmemora el Día Internacional del Aire Limpio por un cielo azul.
Se trata de una fecha instaurada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para concientizar sobre la necesidad de hacer mayores esfuerzos para mejorar la calidad del aire, en especial reduciendo la contaminación atmosférica.
Este tipo de polución es un problema que no reconoce fronteras. De hecho, y según datos de la ONU, ya en 2019 causó 4,2 millones de muertes prematuras en todo el mundo aproximadamente (hablando solo de la contaminación exterior, o sea al aire libre).
El mismo organismo también alertó que si no se produce una intervención agresiva, el número de muertes causadas por la contaminación del aire en espacios abiertos va camino de aumentar en más de un 50 por ciento antes de 2050.
Mientras ésta continúe siendo una realidad universal, la sociedad paga los costos de lidiar con un problema que impacta de forma negativa sobre la economía, la productividad laboral, los costos de atención sanitaria y el turismo, etc.
Por todo lo dicho, invertir en la aplicación de soluciones eficaces para hacer frente a la contaminación atmosférica es la decisión más inteligente y la que más beneficios traería a las personas, al planeta e incluso a los mercados.
La calidad del aire en nuestro país
En Argentina éste no suele ser un tema que preocupe a la opinión pública salvo en casos muy puntuales y graves, como cuando una ciudad se ve afectada por el humo de incendios forestales o como la que ocurrió en San Nicolás, en la Provincia de Buenos Aires, tras una explosión en la fábrica de productos agroquímicos de Atanor que generó emanaciones tóxicas en el casco urbano cercano.
Al parecer, mientras los índices estén dentro de los parámetros aceptables -lo que no implica que sea aire 100% puro, claro está- hay cuestiones más críticas a las que atender. Sin embargo, esto no debería ser así. La calidad del aire de la cual depende la salud de poblaciones enteras es un debate urgente que debemos darnos como sociedad.
Como parte del Sur Global del que formamos parte, una zona donde sabemos que las actividades industriales se realizan bajo pocos controles, con regulaciones débiles y falta de acceso a tecnologías limpias, debemos entender que no somos ajenos a este grave problema. Ya es tiempo de debatir cómo cuidarlo más y mejor para poder respirar tranquilos.