Llevó décadas conseguirlo, pero finalmente esta semana se adoptó. formalmente y por consenso, el Tratado Global que puede ayudar a proteger los océanos con la enorme urgencia que la situación amerita.
Este flamante Tratado es una poderosa herramienta legal que permitirá crear vastos santuarios oceánicos más allá de la jurisdicción de los países ribereños, libres de actividades humanas destructivas. El objetivo es alcanzar con esta protección a 30% de los océanos del mundo para el año 2030, tal como lo estipula el Convenio sobre la Diversidad Biológica acordado por todos los gobiernos a fines de 2022.
El tratado abre una puerta de solución a conflictos ambientales en zonas donde la gobernanza marítima es hoy en día pobre y deficiente. Sitios únicos por su relevancia para la biodiversidad como Agujero Azul en el mar Argentino, sometido a la extrema presión pesquera por parte de flotas internacionales, tendrán- cuando el tratado esté vigente- la posibilidad de que sus aguas sean declaradas santuarios marinos
El histórico Tratado de las Naciones Unidas sobre los Océanos se adoptó ahora formalmente por consenso en Nueva York. El proceso se había iniciado en marzo pasado cuando se acordó el texto al que luego le siguió un proceso de depuración legal y traducción a todos los idiomas oficiales de la ONU que culminó el pasado martes 20.
Los gobiernos ahora pueden proceder a firmar y ratificar el tratado para darle vida y comenzar a proteger los océanos. Éste paso es vital porque hasta que no sumen 60 los gobiernos que lo ratifiquen, el Tratado no entrará en vigor ni podrá convertirse en un instrumento jurídicamente vinculante.
Como dijo Chris Thorne de la campaña Protect the Oceans de Greenpeace: “Este Tratado es una victoria para toda la vida en este planeta. Ahora esos mismos gobiernos que lo acordaron deben ratificarlo urgentemente y comenzar a entregar vastos santuarios oceánicos en alta mar. La ciencia es clara, debemos proteger al menos el 30 % de los océanos para 2030 para que los océanos tengan la oportunidad de recuperarse y prosperar”.
Greenpeace y su rol en el Tratado Global de Océanos
Nuestra organización jugó un rol vital en el proceso de declaración del Tratado desde los primeros momentos en los años 2000.
Por primera vez en 2005 publicamos una comunicación al respecto, reclamando un nuevo tratado bajo la Convención de la ONU sobre Leyes de los Océanos. Desde entonces, buscábamos lograr herramientas para crear áreas marinas protegidas en alta mar que protegieran la biodiversidad.
Este pedido alertaba ya sobre la vulnerabilidad de estas zonas que quedan más allá de la jurisdicción de los países porque eran -y siguen siendo- lugares que quedan a la merced de las actividades destructivas.
A través de estos años, Greenpeace, junto a todos sus aliados, alzó la voz para que la meta de proteger al menos 30% de los océanos del mundo sea un compromiso real de los gobiernos. Otro gran hito que se logró a fines del año pasado 🌊💪
Así, 5,5 millones de personas de todos los continentes se unieron a Greenpeace para pedir a los gobiernos que finalicen un Tratado Global de los Océanos.
Hoy celebramos su sanción y el hecho de tener un documento que es el primero legalmente vinculante en más de 20 años. También festejamos porque este gran logro es el primero en estar pensado específicamente en la protección marina en alta mar.
Para hacer realidad el 30×30, los gobiernos deben garantizar que el Tratado sea ratificado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos en 2025.
Como explicó Thorne: “Estamos comprometidos a lograr el 30×30. Trabajaremos día y noche para garantizar que este Tratado sea ratificado en 2025, y que los santuarios oceánicos libres de actividades humanas destructivas que cubran el 30 % de los océanos se conviertan en una realidad para fines de esta década”.
Porque es cierto, 2030 se vislumbra en el horizonte, y la escala de nuestra tarea es enorme. Menos del 1% de la alta mar está protegida. Millones de personas de todo el mundo han exigido un cambio y juntos hemos logrado este acuerdo histórico, pero aún nos queda un largo camino por recorrer.