Imagen de un globo terráqueo cubierto de residuos plásticos, proyectada por Greenpeace Andino, en Chile.

Sea en las noticias o en las conversaciones diarias, el “medio ambiente” suele ser un tema de conversación frecuente. Pero, ¿alguna vez te detuviste a pensar a qué nos referimos cuando hablamos de él?

Uno de los conceptos más comunes es tomarlo por “todo aquello que nos rodea”. En especial, nos referimos al entorno natural -aquel que permanece en su mayoría inalterado por la actividad humana-. En este sentido, usamos medio ambiente como sinónimo de naturaleza o hábitat

Esta idea tan extendida puede hacernos caer en la trampa de pensar que ese mundo natural está separado de las ciudades que habitamos, es decir, muy lejos nuestro. Sin embargo, esto no es cierto porque esta separación no existe. 

Basta saber que si levantamos las baldosas de las veredas y el asfalto de las calles, encontramos a la tierra, las rocas y los microorganismos latiendo y esperando volver a respirar. Incluso si se deja un terreno desocupado -sin construir nada- y se deja pasar el tiempo, la lluvia hará crecer la vegetación y las aves ayudarán a sembrar un nuevo ecosistema y volverá la biodiversidad.

Varios proyectos en Berlín trabajan en el aprovechamiento y almacenamiento del agua de lluvia para poder utilizarla de forma más respetuosa con el clima.
Hoy en día, más de la mitad de la población mundial (4.200 millones de habitantes) vive en ciudades.

Entonces, la ciudad es parte del ambiente aunque no nos demos cuenta y está bien decir que el medio ambiente es todo lo que nos rodea, y contiene a todos los seres vivos -sean las arañas, hormigas, sapos y árboles-, arroyos, ríos y también el mar, inclusive el clima que define una zona, etc. Por tanto, hay que cuidar la naturaleza en la ciudad, recuperarla y valorarla tanto dentro como fuera de ella.

5 de junio: el día que todo el mundo habla de medio ambiente

El Día Mundial del Medio Ambiente es una fecha impulsada por la Asamblea General de las Naciones Unidas y dirigida por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Se conmemora desde 1972 y cada año lo auspicia un país diferente: en este 2025 el anfitrión y organizador es la República de Corea.

A través de estos más de 50 años de vigencia, esta celebración ha llegado a convertirse en una de las plataformas mundiales con mayor alcance en favor de las causas ambientales. 

De manera que cada 5 de junio, son millones de personas de todo el mundo las que participan de manera virtual y presencial en actividades, eventos y todo tipo de iniciativas para conversar, intercambiar ideas y accionar en pos de la protección del entorno en el que vivimos.

La contaminación plástica, una amenaza que no da tregua

El tema elegido para el Día Mundial del Medio Ambiente 2025 es los efectos de la contaminación plástica y pone el foco en la evidencia científica que alerta sobre cómo incide en la salud del medio ambiente y las personas

Los datos compartidos por la ONU son escalofriantes:

  • Más de 400 millones de toneladas de plástico se producen a nivel mundial por año. Se cree que la mitad de este material se concibe para una vida útil de un solo uso.
  • Menos del 10% se recicla.
  • 11 millones de toneladas de desechos plásticos terminan cada año en lagos, ríos y mares. Eso equivale al peso de alrededor de 1,089 Torre Eiffeles juntas.
  • Más de 50.000 partículas de plástico ingiere cada persona por año, e incluso muchas más si se tienen en cuenta las partículas inhaladas. 
imagen en la arena con la leyenda “Lo que empezó en la ciudad termina en el mar”, como parte de la campaña Océanos Sin Plásticos.
© Ivan Castaneira / Greenpeace

También es importante mencionar que los plásticos de un solo uso, cuando se tiran o se queman, no solo hacen daño a la salud de las personas y a los animales, sino que además terminan contaminando todo tipo de lugares, desde las montañas más altas hasta el fondo del mar. En tanto, los microplásticos (partículas plásticas cuyo diámetro es inferior a 5 mm) hacen lo suyo, invadiendo los alimentos, el agua e incluso el aire.

“El plástico nos está envenenando. Reduzcamos la producción ahora.” © Tim Aubry / Greenpeace

La solución: transformar nuestra relación con el plástico

Ante la marea contaminante, este 5 de junio es una invitación a transformar nuestra relación con el plástico y consideramos que el primer paso para lograrlo es apostar a la Educación Ambiental. Así que te proponemos llevar esta información a las aulas para concientizar sobre el problema y también llevar soluciones, como la de estas 4 Erres que se pueden poner en acción:

  • Rechazar: es decir NO al uso de plásticos de un solo uso como las bolsas de compras, los cubiertos, recipientes, envoltorios, botellas y sorbetes. Dejar de usarlas supone cambiarlas por bolsas de tela y opciones reutilizables.
  • Reducir: al rechazar, estarás reduciendo el consumo de esos objetos descartables, lo que es clave para no generar basura, evitar el uso de recursos naturales y la emisión de gases contaminantes.
  • Reutilizar: se trata de estirar la vida útil, dándoles a las cosas un uso distinto al original. Por ejemplo, cuando usas un frasco plástico como lapicero o creas un adorno usando materiales que de otra forma irían a la basura.
  • Reciclar: esta tarea implica transformar materiales usados -como el plástico- para que puedan ser reutilizados en la fabricación de nuevos productos, en lugar de ser desechados como basura. Es una parte fundamental de la economía circular y la gestión sostenible de residuos. Para reciclar, el papel de cada ciudadano e institución es clave, puesto que debe separar en origen y sumarse al sistema de reciclaje local.
"La mejor oferta es salvar al planeta"
© Cristobal Olivares / Greenpeace
Niña sosteniendo un regalo realizado con materiales reutilizados.

En nuestra revista digital Semillas Andinas te contamos todo sobre el reciclaje y proponemos actividades geniales para niños y niñas

En este capítulo, Lina, nuestra superheroína, emprende una nueva aventura para proteger el planeta, y así ayudar a salvar a Fermín, el Delfín, de las garras de un monstruo muy peligroso

Difundir sobre esta problemática y sus posibles soluciones es algo que no debe agotarse en un solo día. Se necesita tomar acción ya porque sino los desechos plásticos que fluyen hacia los ecosistemas acuáticos podrían triplicarse para 2040. Pero estas no serán las únicas consecuencias. Le seguirán muchas más.

Por todo esto, desde Greenpeace también seguiremos exigiendo que los gobiernos, el sector privado y demás partes interesadas amplifiquen e implementen medidas ya en todos los rincones del mundo.