Davin Hutchins 21 de septiembre de 2021

Los científicos no pueden ser más claros. Para que la humanidad evite un desastre climático y permanezca debajo del límite de 1.5°C que se señaló en el Acuerdo de París de 2015, la sociedad deberá cambiar radicalmente. Se necesita cambiar de manera drástica y rápida los sistemas de generación energética, de transporte y alimentarios.

¿Por qué los sistemas alimentarios? De acuerdo con científicos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés), el uso del suelo para la agricultura es responsable de una cuarta parte de todas las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI). Gigantes de la industria alimenticia como JBS, Tyson, AMD, Cargill y Charoen Pokphand, entre otros, operan un sistema industrial de alimentos incontrolado que cada vez consume más y más territorio para criar vacas, cerdos y pollos, además de cultivar el maíz y la soya que los alimenta.

Humo de un incendio forestal provocado por el ser humano para realizar el cambio de uso de suelo para ganado o cultivos. © Greenpeace / Daniel Beltrá

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), tan solo la ganadería ya genera un 14.5 % de todas las emisiones globales de los GEI. Además, la agricultura industrial produce cerca de la mitad de las emisiones mundiales de metano, el cual calienta la atmósfera 28 veces más que el CO2. En conclusión, si no se arregla el sistema alimentario, no se podrá solucionar el cambio climático, la equidad ni la justicia.

Este año, la ONU convocó la Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU (UNFSS, por sus siglas en inglés). Esta cumbre, la cual se anunció en 2019, fue catalogada como un esfuerzo ambicioso para abordar el rol de los alimentos en la crisis climática y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU para “alimentar al mundo”. Y aunque se lanzó con buenas intenciones, los organizadores junto con los Estados miembros han cometido errores críticos.

En primer lugar, los organizadores prestaron poca atención a un enfoque “multilateral” establecido en el que los Estados miembros y las organizaciones de la sociedad civil, como el Mecanismo de la Sociedad Civil y los Pueblos Indígenas (MSC), establecían la agenda por igual en cumbres importantes. En cambio, los actores corporativos de la alimentación, como el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (que incluye a Danone, Nestlé y PepsiCo.), Google Food Services y el Foro de Bienes de Consumo, ocuparon un lugar más destacado.

Ganado en una zona deforestada en Flona do Jamanxim. La ganadería es el principal motor de la destrucción de los bosques en la Amazonia, ya que el 79.5 por ciento de las tierras deforestadas se destinan al pastoreo de ganado.
© Ricardo Funari / Lineair / Greenpeace

En segundo lugar, no se dio prioridad a cuestiones cruciales como los derechos de las comunidades locales, de los pueblos originarios y de las productoras y productores a pequeña escala. El dominio de los actores corporativos fue tan evidente que miles de miembros y afiliados del MSC boicotearon la precumbre y organizaron una contracumbre en protesta, con el hashtag  #FoodSystems4People

Después de esta semana, los organizadores de la UNFSS transmitirán las distintas recomendaciones a las agencias alimentarias de la ONU y a los gobiernos nacionales para su aplicación. Pero ya hay indicios de que los resultados de la cumbre no se tomarán la crisis alimentaria y climática tan en serio como exige la ciencia.

Las recomendaciones iniciales que surgen del llamado “grupo de ganadería sustentable” del UNFSS abogan por soluciones técnicas promovidas por la industria, como los “ethiochicken” pollos genéticamente modificados para producir más huevos o la “ganadería de precisión” para utilizar los macrodatos en el seguimiento de los rebaños en el campo y en los corrales de engorda. Además, las recomendaciones eluden la responsabilidad de las empresas y la necesidad de su transformación. Ninguna de estas aborda el imperativo científico: se debe reducir drásticamente la producción y consumo de carne y lácteos y cambiar radicalmente nuestros sistemas alimentarios hacia dietas ricas en plantas producidas ecológicamente. 

Pastoreo de ganado en una zona recientemente quemada. © Greenpeace / Daniel Beltrá

Según el informe científico de Greenpeace de 2018 sobre el papel de la ganadería en la crisis climática, se necesita una reducción mundial del 50% en la producción y el consumo de carne y productos lácteos para el 2050 para poder mantenernos por debajo de los 1.5°C. ¿Por qué? Porque la ganadería es responsable de la mayor parte de las emisiones de los GEI en la producción de alimentos. Si no se controla, se prevé que la agricultura produzca el 52% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en las próximas décadas, el 70% de las cuales procederán de la carne y los productos lácteos, la mayoría de los cuales son producidos de forma insostenible por las empresas. 

Pero como siempre, la expansión es exactamente lo que la industria ganadera quiere. Grupos de la agroindustria como la Global Dairy Platform, la International Meat Secretariat, el International Poultry Council, entre otros, ya están presionando a la ONU para que forme una “Coalición de Acción sobre la Ganadería Sustentable”, dominada en su totalidad por investigadores y grupos de presión pro-ganaderos. La unidad de investigación de Greenpeace en Reino Unido, Unearthed, acaba de publicar un informe que muestra hasta dónde está dispuesto a llegar el lobby de la carne y los productos lácteos.

Si tienen éxito, estos grupos de la industria ganadera seguirán marcando la agenda y se expandirán sin cesar, empujándonos hacia un desastre climático y de salud pública. Se talarán más bosques para el ganado y el alimento. Las dietas con alto contenido en carne harán que continúen las altas tasas de cáncer, enfermedades cardíacas y obesidad. Los pequeños productores, los terratenientes, los pescadores, los pueblos originarios y los empobrecidos del mundo se dejarán a un lado sin aportar nada. 

La ciencia es clara. Para sobrevivir a la crisis climática, se necesitarán menos tierras dedicadas al pastoreo y la alimentación animal, no más. Se necesitan dietas ricas en plantas, no dietas con mucha carne que dañan nuestra salud y el planeta. La UNFSS crea la ilusión de una acción real sin abordar estas verdades incómodas.

Ganado en zona embargada por el IBAMA. © Bruno Kelly / Greenpeace 

Si los gobiernos quieren soluciones reales, deben amplificar las voces de los productores a pequeña escala y las comunidades que dicen apoyar. En tiempos de pandemia, deben apoyar a los productores a pequeña escala, a los terratenientes y a los pueblos originarios, y rechazar la expansión alimentaria neocolonial. Deben revertir la interminable expansión de las empresas en los ecosistemas naturales y adoptar sistemas alimentarios ecológicos que pongan la soberanía alimentaria y el bienestar de las personas en el centro.

La ONU, los gobiernos nacionales y las empresas deben escuchar a los científicos y a las comunidades locales y luchar contra la mentira del lobby de la ganadería industrial de que solo ellos pueden alimentar al mundo. Deben decidir si su legado será no hacer nada mientras el planeta arde.

¡Súmate y alza la voz! Firma:

Mi dieta salva el planeta

Tu alimentación y reducción de consumo de carne puede salvar el planeta

Participa