México posee 59 razas y miles de variedades de maíz nativo, que lo colocan, probablemente, como la nación del mundo con mayor diversidad de este grano. Los 62 grupos étnicos de nuestro país y sus ancestros son los creadores legítimos de las variedades del maíz y quienes con su trabajo han conservado la biodiversidad de este grano.

En marzo del 2009, las autoridades mexicanas modificaron el reglamento de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados para evadir la implementación de un régimen de protección especial al maíz y el mapeo de sus centros de origen en el territorio e ignoraron el llamado de los científicos, productores y consumidores a no autorizar la siembra experimental de maíz transgénico en los estados de Sinaloa, Chihuahua, Tamaulipas, Coahuila, Baja California Sur, Sonora, Nayarit y Durango. Esta decisión irresponsable sirvió para apoyar los intereses de las empresas que detentan la patente de las semillas genéticamente modificadas que amenazan nuestros campos.

Hoy el maíz de diversas regiones de nuestro territorio está en riesgo de sufrir contaminación genética, ya que está demostrada la imposible coexistencia de variedades transgénicas y nativas por el flujo del polen y el intercambio de semillas, práctica común en la agricultura mexicana, además de que las medidas de bioseguridad para los cultivos transgénicos son débiles ya que no contamos con un sistema de biomonitoreo, inspección y vigilancia para las importaciones.

En este reporte, Greenpeace presenta los puntos básicos de los transgénicos: qué son, cuáles son las alternativas y por qué México debe prohibirlos totalmente.

Cultivos transgénicos ¿Quién pierde?