
Nuestra maravilla natural retrocedió un total de 800 metros en el sector noroeste del Canal de los Témpanos en apenas cuatro años.
El glaciar Perito Moreno, con su imponente manto blanco y azul cristalino que cubre 260 kilómetros cuadrados y con paredes que alcanzan casi 60 metros de altura, se erige majestuoso en la región de los Andes Australes. Miles de visitantes lo contemplan desde las pasarelas del Parque Nacional Los Glaciares, fascinados por su belleza y su aparente inmovilidad.
Sin embargo, especialistas advierten que, si continúa la tendencia, el Perito Moreno podría retroceder varios kilómetros hasta encontrar un nuevo punto de equilibrio más atrás en el valle. El reconocido glaciar declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1981, no solo es uno de los principales destinos turísticos de Argentina por su imponente tamaño (atrajo casi 800.000 visitantes en 2023), sino también un termómetro de la crisis climática. Su reciente retroceso muestra que incluso los glaciares más estables pueden entrar en una fase de pérdida rápida si se rompe el delicado equilibrio que los sostiene.

Científicos de Alemania y Argentina, entre ellos los reconocidos glaciólogos argentinos Pedro Skvarca y Lucas Ruiz, descubrieron que el Perito Moreno atraviesa una fase de retroceso acelerado, de acuerdo con lo publicado en en la revista Communications Earth & Environment, del grupo editorial Springer Nature. Las mediciones revelaron que, en algunos sectores, nuestra maravilla natural retrocedió un total de 800 metros en el sector noroeste del Canal de los Témpanos en apenas cuatro años. Este cambio es significativo y visible para quienes durante años lo vieron como un gigante casi inmóvil. Esto nos advierte que el tiempo se agota: cada día que retrasamos las medidas necesarias, estamos poniendo en riesgo no solo los glaciares, sino nuestra calidad de vida.
Durante décadas, el glaciar Perito Moreno, en los Campos de Hielo Patagónicos del Sur, fue una excepción: mientras la mayoría de los glaciares de la región retrocedían, su frente permanecía prácticamente estable.

Pero desde 2019 todo cambió y el glaciar atraviesa su mayor retroceso en al menos un siglo, un proceso que varios científicos califican de “irreversible”.
- Adelgazamiento acelerado: la pérdida de altura en el frente pasó de 0,34 m/año (2000–2019) a 5,5 m/año (2019–2024), con zonas que superan los 6,5 m/año. En los últimos dos años se registraron picos de hasta 8 m/año, el doble de la media reciente.
- Retroceso frontal: en el Canal de los Témpanos, el glaciar se retiró 800 metros en solo 4 años; en el Brazo Rico, entre 200 y 400 m. Si se consideran los últimos siete años, según Skvarca la pérdida total equivale a 1,92 km², superficie similar a unas 320 canchas de fútbol.
- Calor récord: la temperatura media del verano en la zona aumentó 1,2 °C en tres décadas, con un récord histórico de 11,2 °C en el verano 2023-2024, lo que intensificó el derretimiento. Los tres veranos más cálidos de los últimos 30 años ocurrieron en los últimos cinco veranos.
¿Por qué ocurre este retroceso?

Sucede que el hielo cede ante la presión ascendente del agua y, al estar más delgado e ir perdiendo el anclaje, esto produce una aceleración en los desprendimientos. A mayor contacto del frente con aguas profundas y cálidas del lago incrementa el derretimiento bajo el agua. Por otro lado, la menor presión basal y lateral es lo que permite que el hielo se deslice más rápido. Y un menor aporte de masa desde la zona de acumulación agrava la pérdida neta.
¿Qué puede suceder a partir de ahora?

Los modelos conceptuales creados indican tres etapas probables:
- Etapa 1 – Retroceso acelerado: El glaciar pierde su “anclaje”, lo que elimina las tensiones que estabilizaban su frente. Esto facilita que partes del hielo floten, aumente el deslizamiento basal y se acelere el adelgazamiento y el desprendimiento, sobre todo en el Canal de los Témpanos.
- Etapa 2 – Posible estabilización temporal: El retroceso llega a una zona más estrecha y con hielo más grueso (unos 700 m), donde una constricción natural podría actuar como nuevo punto de fijación. Esto reduciría el contacto del frente con el agua, el derretimiento subacuático y la probabilidad de flotación. La duración de esta etapa dependerá del balance de masa del glaciar.
- Etapa 3 – Retroceso desacelerado: Si el glaciar continúa adelgazando, retrocedería más allá de la constricción. Sin embargo, la pendiente del lecho se vuelve ascendente, lo que reduce la flotabilidad y las tasas de derretimiento bajo el agua.
Los especialistas advierten que, si continúa la tendencia los turistas no podrán disfrutar el espectáculo que ofrece el Glaciar Perito Moreno desde cerca en la Península Magallanes,

En la última década, otros glaciares patagónicos como Upsala y O’Higgins también han experimentado retrocesos acelerados tras perder puntos de anclaje similares.
Nos enfrentamos a una verdad incómoda e ineludible: estamos perdiendo a nuestros gigantes de hielo. Los glaciares, además de ser monumentos naturales de inmensa belleza, son esenciales para la regulación del clima y el suministro de agua dulce. Su pérdida representa una amenaza directa a la vida tal como la conocemos: sin glaciares, no hay agua; sin agua, no hay futuro.
¿Por qué es clave proteger nuestros glaciares?

Los glaciares cumplen un rol central para sostener la vida en el planeta pues son esenciales para la regulación del clima y para el suministro de agua dulce. Pero la quema de combustibles fósiles, el aumento de las temperaturas globales, la tala de bosques, la expansión de los proyectos mineros y las fronteras petroleras siguen poniéndolos bajo presión.
Ya no podemos ignorar que su retroceso está sucediendo frente a nuestros ojos como una de las evidencias más alarmantes del avance de la crisis climática,
De acuerdo con Agostina Rossi Serra, integrante del equipo de campañas y especialista en biodiversidad de Greenpeace Argentina. “La protección de los glaciares es un acto de defensa de los derechos humanos, de justicia social, de planificación para el futuro. Necesitamos gobiernos decididos que protejan de manera efectiva a los glaciares y el ambiente periglacial, y necesitamos a cada uno de nosotros involucrados en la causa. La lucha por los glaciares es también una lucha por la vida y por la identidad de nuestro país.
Hoy, más que nunca, debemos entender que proteger nuestros glaciares es proteger nuestra propia existencia. Cada acción que tomemos en este sentido será un legado para las generaciones que vendrán. El futuro está en nuestras manos. Y, si actuamos con convicción, podemos asegurar que nuestros glaciares seguirán siendo un símbolo de vida y esperanza, no solo para nosotros, sino para el mundo entero.
Por eso, desde Greenpeace Argentina pedimos acciones para preservar los glaciares y asegurar agua dulce para el futuro.

Es importante comprender el rol fundamental que cumplen tanto los glaciares como el ambiente periglaciar en el resguardo de los recursos hídricos, por lo cual ambos necesitan protección.
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