Representantes de Greenpeace en la puerta del edificio de Naciones Unidad en Nueva York expresan el reclamo por un Tratado Global de los Océanos. Foto © Stephanie Keith / Greenpeace

Nuestro barco Arctic Sunrise llegó a Argentina después de pasar  por la Antártida en una expedición internacional que ya lleva varios años denunciando las amenazas a los mares y océanos alrededor del mundo.  El objetivo de esta travesía es aportar información que permita conocer el estado actual del fondo marino en el Mar Argentino  y su biodiversidad. Mientras se realiza el tour, una delegación de Greenpeace estará participando de la última etapa del proceso de negociación entre los gobiernos del mundo para acordar un Tratado Global sobre los Océanos en la ONU.

Cambio climático, sobrepesca industrial, contaminación por plásticos, acidificación, extracción petrolera y  minería en aguas profundas son algunos de los ejemplos de actividades humanas destructivas  que están llevando al límite a los océanos en el mundo. ¿Cómo podemos salvarlos? 

En la actualidad, menos del 1% de los océanos globales se encuentran protegidos.  Son las aguas que están más allá de las fronteras nacionales, también llamadas aguas internacionales o alta mar. Cubren más de 230 millones de kilómetros cuadrados, una superficie equivalente a casi la mitad de la Tierra. Sin embargo, hoy no existen normas ni regulaciones para poder para preservarlas.

Por eso, la comunidad científica recomienda que debemos alcanzar al menos el 30% de su protección para realmente contribuir a la regeneración de los ecosistemas marinos y a su resiliencia.

Greenpeace realizó una proyección láser sobre la fachada de uno de los edificios ubicados frente a Naciones Unidad con el mensaje para que acuerde un Tratado Global de los Océanos © Stephanie Keith / Greenpeace

En Greenpeace trabajamos desde hace años para lograr que los gobiernos del mundo acuerden un Tratado Global de los Océanos. Este pacto mundial  determinaría las bases para que se creen e implementen una red de santuarios marinos en diferentes lugares del planeta. Estos santuarios brindarían un refugio seguro para que la flora y fauna marina  se recuperen de los efectos del impacto humano en el ecosistema marino. En estas áreas podría prohibirse la pesca industrial y la extracción de petróleo y gas, entre otras actividades destructivas.

Representantes de Greenpeace entregan a las delegaciones el ultimo reporte de la organización sobre la situación del Calamar en los océanos

En septiembre de 2018, por primera vez en la historia, las autoridades de diferentes países se reunieron en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York para comenzar a discutir un plan para resguardar los océanos y su biodiversidad. El segundo encuentro se realizó en abril de 2019. 

Y durante este año 2022 del 7 al 18 de marzo, los líderes del mundo se están volviendo a reunir en la sede de las Naciones Unidas para la última ronda de negociaciones de este Tratado. 

© Stephanie Keith / Greenpeace .

Después de casi dos años de aplazamiento  por la pandemia, es muy importante que en esta reunión, conocida como la IGC4 o Cuarta Conferencia Intergubernamental, los gobiernos acuerden aprobar este Tratado que permita poner un freno a las actividades humanas dañinas en aguas internacionales

Estas reuniones son muy importantes porque las industrias destructivas tratarán de influenciar la decisión para poder seguir destruyendo nuestros océanos priorizando sus intereses 

¿Por qué es importante el Tratado para proteger el Mar Argentino?

Zona del Agujero Azul

En nuestro país el Agujero Azul es una zona de aguas internacionales que se ubica aproximadamente a 500 km al este del Golfo de San Jorge, en la Patagonia argentina. Allí, la plataforma continental argentina se extiende más allá de la Zona Económica Exclusiva (ZEE), que se expande hasta las 200 millas náuticas de la costa, lo que la hace un área relativamente de poca profundidad en el contexto de las aguas internacionales. 

El Agujero Azul cumple también un rol ecológico central dentro de los océanos globales, porque proporciona áreas clave para el desove de peces y alimentación de mamíferos marinos y aves que se alimentan y migran a través de esta zona. Es un lugar de alimentación y tránsito para especies como la ballena Franca Austral y otras de estado de conservación vulnerable, como el cachalote, el rorcual y los albatros y también es el hogar de especies comerciales importantes. 

Ballena Franca Austral.

Hoy el Agujero Azul está siendo explotado por industrias destructivas, como la pesca indiscriminada. Los barcos pesqueros cuyos principales objetivos son el calamar, la merluza y la merluza negra aprovechan la falta de regulación en aguas internacionales para saquear las áreas que bordean la zona económica exclusiva. Es que las técnicas nocivas de pesca no discriminan entre especies, tanto la pesca de arrastre, como el palangre son responsables de un gran porcentaje de pesca accidental. Cada año, son más de 500 buques pesqueros los que se detectan en la zona. 

A su vez, a nivel nacional, este año debe ser finalmente tratado y aprobado el proyecto de ley por la creación de un área marina protegida bentónica en el Agujero Azul. De avanzar con la aprobación de este proyecto, Argentina daría un primer paso para proteger el ecosistema bentónico del Agujero Azul, restringiendo una de las técnicas de pesca con mayor impacto como el arrastre de fondo.

Necesitamos de forma urgente mecanismos de preservación para el mar Argentino. Y sin dudas, esta es una oportunidad histórica para defender los océanos La vida del planeta, incluso la nuestra, depende de ellos.

La crisis que nuestros océanos enfrentan exige medidas urgentes por parte de los gobiernos del mundo, no hay tiempo que perder, el momento de actuar es ahora, necesitamos un Tratado Global de los Océanos este 2022