Hasta ahora hemos visto cómo las ciudades del mundo crecieron en desmedro de los ambientes naturales, como si se tratara de dos extremos tan opuestos que no pueden coexistir.

Así fue que el único modelo utilizado para levantar los edificios y crear la infraestructura necesaria para los millones de habitantes de las urbes ha sido avanzar sobre el verde y la biodiversidad, sumando cemento y dejando unos pocos árboles en pie y algunos parches verdes aquí y allá.
La crisis climática ha llegado para cambiarlo todo porque estas ciudades que supimos construir se tornan peligrosamente sofocantes durante los veranos con olas de calor más frecuentes (efecto “isla de calor” mediante). Asimismo, las lluvias torrenciales producen inundaciones mortales porque ya no hay superficies absorbentes suficientes.
La realidad indica que ha llegado el momento de repensar el diseño urbano para adaptarse a temperaturas extremas. Dos de los primeros ejemplos de cómo llevarlo a cabo llegan desde España donde Barcelona fue una de las pioneras. Lleva varios años reduciendo el espacio para los autos e implementando las “supermanzanas” (enlazar a ). El próximo paso es crear ejes verdes más ambiciosos, con mucho arbolado y zonas de estancia para personas. Por su parte Madrid comenzó a usar solares abandonados para jardines comunitarios, a derribar muros de colegios para unir patios con espacios verdes contiguos, mientras proyectan bosques metropolitanos y experimenta con tejados verdes.
Las soluciones están a la mano: la regla 3-30-300 y otras opciones
Según el Diario El País, las soluciones para enfrentar la crisis climática en las ciudades empiezan por quitar asfalto y sumar más vegetación para crear un nuevo balance que ayude a que la biodiversidad regrese y, con esto, cuidar la salud de las personas en un clima que ha cambiado para siempre.
Infraestructuras verdes
Se trata de ampliar o incorporar espacios naturales dentro de la ciudad: parques, jardines, huertos comunitarios, elementos que conecten flora y fauna en zonas urbanas. De esta manera, mejorará la calidad del aire, ayudará a regular la temperatura y también redundará en mayor bienestar psicológico.
Regla 3-30-300
Es un enfoque que sugiere que para mejorar la habitabilidad urbana se cumplan estas condiciones: que cada persona vea 3 árboles desde su ventana y esté a menos de 300 metros de un parque o espacio verde y que exista un 30% de superficie verde en la ciudad.
Despavimentar y usar suelos porosos
Sustituir asfalto y cemento por superficies permeables que permitan que el agua de lluvia se infiltre. Esto ayuda a mantener mejor los árboles, reducir acumulación de calor, y mejorar el drenaje.
Renaturalizar espacios urbanos disponibles
Aprovechar solares vacíos, bulevares entre avenidas, patios escolares, tejados y fachadas para plantar árboles, jardines, instalar cubiertas verdes o muros vegetales.
Refugios climáticos
Crear espacios públicos accesibles, frescos, con sombra, agua para que la población pueda escapar del calor extremo. Otra opción son los parques con mucha vegetación, las bibliotecas y otros espacios cerrados que se habilitan al público en general, etc.
¿Cuáles beneficios trae despavimentar las ciudades?
Los beneficios que implica poner en práctica esta reconversión urbana son muchos. El principal es regular las temperaturas locales gracias a que la vegetación refresca el ambiente al proporcionar sombra y transpirar agua. Así, los árboles disminuyen hasta 12ºC la temperatura en comparación con espacios verdes sin arbolado o zonas asfaltadas según un estudio en 293 ciudades europeas. Además, mejora la gestión del agua de lluvia, reduciendo el riesgo de inundaciones localizadas y mejora la calidad del aire.
En conclusión, hace a las ciudades más resilientes frente al cambio climático mientras que mejora la salud mental y bienestar para los habitantes, al tener mayor contacto visual y físico con espacios verdes.
París y su apuesta por los bosques urbanos
En 2023 la capital francesa aprobó un plan para recuperar hasta 40% del espacio público como espacio natural, incluyendo tareas de despavimentación. Desde entonces, y liderada por la Alcaldesa Anne Hidalgo, se está llevando “una auténtica revolución verde en esta ciudad tradicionalmente rocosa”, según describe la revista especializada en urbanismos Scape.
La silvicultura urbana está logrando unir las ciudades con la naturaleza, en pos de refrescar la Ciudad de las Luces. Es que se están plantando “selvas urbanas” en cuadras enteras y rotondas, en tanto viejas vías del tren se transforman en zonas parquizadas todas a lo largo. Así es que en muchas calles, el coche está desapareciendo y dando a espacios a los peatones, en zonas que ahora están rodeadas de árboles y vegetación.
El mayor logro fue hace un año atrás, cuando se inauguró la primera selva urbana en la Plaza de Cataluña en el distrito 14-: 470 árboles trees como un pulmón verde suman frescor al lugar, absorben dióxido de carbono, limpian el aire y permiten que animales y plantas prosperen en el corazón parisino, como parte de un plan maestro mayor para toda París.
La 9 de Julio podría transformarse en un bosque urbano para disfrutar
Repensar lo que ya está dado tiene un potencial inmenso. ¿Qué tal si les dijeran que en plena Capital de Argentina se puede transformar Cerrito y Pellegrini en calles de convivencia, rediseñar los bulevares laterales, ampliar veredas y sumar ciclovías de calidad? Ésa es la propuesta desde MUTA (Movimiento Urbano de Transición Ambiental) y el IDUF (Instituto para los Desafíos Urbanos del Futuro)

La meta que proponen permitiría redistribuir esta porción de la 9 de Julio -considerada una de las avenidas más anchas del mundo- para crear un corredor verde donde, según cálculos preliminares, se podrían plantar más de 10.000 árboles y arbustos nativos. De esta manera, se convertiría en un nuevo hábitat para aves, mariposas y pequeños polinizadores, reforzando la biodiversidad urbana.
Este “bosque urbano lineal” podría ser esencial para mitigar la isla de calor: hoy, las superficies asfaltadas pueden alcanzar temperaturas hasta 8 grados mayores que las zonas verdes. El proyecto también se contempla como una infraestructura de adaptación hídrica a grandes lluvias.
En otra ciudades americanas ya se ha implementado soluciones similares, por ejemplo en la Avenida Paulista de São Paulo (Brasil) y en la Avenida Carrera Séptima de Bogotá (Colombia). “El desafío es reequilibrar los usos y devolver la calle a las personas. Las soluciones abundan; lo que falta son ideas que no tengan al extractivismo urbano y al desarrollo inmobiliario como único objetivo”, opinan desde Desafíos Urbanos.