2024 fue el año más cálido desde que se tienen registros, según informó la Organización Meteorológica Mundial (OMM) hace apenas unos días. Con esta noticia, se confirmó que vivimos el décimo año consecutivo en el que traspasamos esta triste marca, tal como lo señaló el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, en su mensaje de Año Nuevo.

En nuestro país, la cara más cruda de esta realidad se muestra con los incendios forestales que, impulsados por condiciones climáticas extremas y factores humanos, representan una amenaza grave para nuestro entorno natural y la biodiversidad única que albergan. En este sentido, desde Greenpeace hacemos un urgente llamado a la acción colectiva.

Sin ir más lejos, ayer por la tarde se detectó un nuevo incendio forestal, esta vez en la zona de la laguna del Parque Nacional Natural Chingaza.
En este momento, bomberos y guarda parques luchan para contener las llamas, que avanzan en el sector de San Juanito, en jurisdicción del municipio de Fómeque, a varios kilómetros del embalse de Chuza. Este embalse, junto al embalse de San Rafael, conforma el sistema cuyas aguas abastecen al 70% de los bogotanos. Se estima que el inicio del fuego fue intencional.
Con 4 vehículos de emergencia y 17 bomberos, estamos apoyando a nuestros hermanos de Cundinamarca en la atención de un incendio forestal que se presenta en el sector de Chingaza.
— Bomberos Oficiales de Bogotá (@BomberosBogota) January 15, 2025
Esperamos poder controlar las llamas rápidamente y detener su avance. pic.twitter.com/FElYVil3Ze
Creemos que es urgente incorporar de manera permanente medidas claras para asegurar un sistema de respuesta rápida ante la emergencia, educación y sensibilización ambiental a la población que está propensa a riesgo de incendios, movilizaciones colectivas en pro del cuidado de la vida, el ambiente y la biodiversidad. Sin duda esto ayudará a mitigar en gran parte la problemática de los incendios no solo en la ciudad sino en las veredas aledañas.
Cuando la mano del hombre enciende el fuego que arrasa todo

Sólo el año pasado, 95% de los incendios que se han registrado en el país en las últimas semanas han sido provocados por la intervención humana. Dentro de los principales causantes de incendios se encuentran: las fogatas y colillas de cigarrillos mal apagadas, la mala disposición de residuos, el abandono de tierras, la preparación de áreas de pastoreo con fuego.
Una vez más hay que resaltar que los residuos o basura mal dispuesta sirve como combustible para la conflagración que pueden dañar nuestros bosques.
Proteger a la Amazonía de las llamas es urgente
Hay que tener presente que uno de los tesoros que se ven amenazados por los incendios más recurrentes es la Amazonía, una región natural que tiene un papel clave como regulador de la temperatura del planeta y del ciclo del agua. De manera que las llamas que devoran estos ecosistemas tienen consecuencias y repercusiones a nivel global.

Con las miles de hectáreas que se queman se pierden nichos y hábitats de especies únicas que se desequilibran para siempre. Además, entre los efectos más nefastos debemos mencionar que la conectividad biológica de los ecosistemas se ve afectada seriamente.
Ante este panorama, debemos hacer algo para cuidar los bosques andinos, bosques secos tropicales, selvas amazónicas, los páramos y los espacios verdes en los entornos urbanos; porque en su conjunto nos proveen de aire, aseguran la diversidad de plantas y animales, nos brindan alimentos, controlan heladas, incendios y desastres naturales.


En definitiva, es responsabilidad del estado y de la ciudadanía cuidar de los bosques y ecosistemas que lo rodean.
Un nuevo récord que debe movilizar medidas preventivas
Si bien este nuevo récord no sorprende a nadie que haya seguido de cerca la seguidilla de eventos meteorológicos extremos de los últimos 12 meses en todo el mundo, sí debe servir para exigir cada vez con más convicción y urgencia medidas de adaptación y mitigación del cambio climático.



Entre ellas, hay que atender a las olas de calor que son cada vez más frecuentes e intensas, y que por eso dejan poco margen de respuesta. Estos escenarios ponen en riesgo la salud de las personas, animales y plantas por lo que, implementar estrategias de adaptación se hace vital, en especial cuando se generan desplazamientos forzados a causa de esta misma crisis climática.
