Colombia alcanzará su Día del Sobregiro el 6 de septiembre, una fecha que refleja la presión del consumo desmedido sobre la naturaleza y la urgencia de repensar la forma en que entendemos  el “desarrollo” y cómo esto se relaciona con la justicia o injusticia climática y social. En tanto, el planeta en su conjunto lo alcanzará mucho antes, el 24 de julio. Cuando usamos más agua, madera, energía, tierra fértil y emitimos más CO₂ del que el planeta puede absorber, entramos en deuda ecológica.

Una pantalla LED de 3 metros de altura mostraba una Tierra en llamas, con un recibo de 5 metros de largo titulado "Factura de Valores No Contabilizados del PIB" al frente. La acción destacó cómo el PIB (Producto Interno Bruto) solo mide la cantidad económica, no la calidad, y no considera las respuestas a la crisis climática ni el bienestar de las personas. Los carteles decían "Economía del bienestar para las personas y el planeta" y "¡Más allá del PIB, hacia el bienestar de todos!".
“Economía del bienestar para las personas y el planeta” © Greenpeace / Jung Taekyong

Este Día es calculado por la organización Global Footprint Network para visibilizar la forma en que la sociedad consume, que es tan acelerada que va en contra de los ritmos naturales del planeta. 

La fecha se calcula en forma global y para cada país en particular. Así sabemos que para Colombia este año llegará 6 de septiembre. Dicho de otra manera, si tuviéramos que vivir exclusivamente de lo que el planeta puede generar a su ritmo natural, a partir de ese día se nos acaban los recursos y empezamos a vivir a “crédito ecológico”

En la medida en que más consumimos, más rápido agotamos nuestros recursos, adelantando esta fecha. Algunos ejemplos de este consumo desmedido en nuestro país son la creación de vías de transporte en ecosistemas clave como humedales, el desperdicio de agua potable en hogares, la ganadería extensiva y en particular la que proviene de deforestación, mal manejo de residuos con toneladas de basura que terminan en el océano, sobre explotación minera y petrolera, la producción y consumo de plásticos de un solo uso, entre otros.

Nadie puede ignorar que la explotación de la naturaleza está íntimamente ligada a la crisis climática. Por eso, las señales de alerta que envía la Tierra se hacen sentir cada vez con más fuerza: incendios forestales, sequías extremas, pérdida de especies (más de un millón está en riesgo de extinción), olas de calor, injusticia alimentaria y colapso de ecosistemas. Vivir a crédito ecológico significa forzar al planeta a una sobreproducción que libera más gases de efecto invernadero, alimentando un ciclo peligroso de calentamiento global.

Vivir a crédito ecológico no es sostenible: genera desigualdad, inseguridad alimentaria y pone en riesgo a comunidades enteras, especialmente a las más vulnerables. Por lo tanto, también es un tema de derechos humanos.

Activista con cartel "Acción por la naturaleza ya".

A pesar de esta situación crítica que vivimos, aún hay margen para actuar y es urgente y necesario hacerlo. Es posible repensar nuestras prioridades y verdaderas necesidades como sociedad y elegir proteger los bosques y océanos, trabajar para conservar los glaciares, promover una transición energética justa, proteger a las especies, incluidas las personas, etc. Estas acciones se ven reflejadas en nuestras decisiones del día a día, nuestros patrones de consumo y el control político que le hacemos a quienes nos gobiernan, entre otros. Si bien proteger bosques y océanos suena lejano, la tarea empieza en casa y en nuestras comunidades.

Desde Greenpeace Colombia reafirmamos que estamos a tiempo de redefinir el modelo de desarrollo, alineándolo para que respete y coopere con los ciclos de la naturaleza, y no para que vaya en su contra, y por consiguiente, en contra nuestra. 

Día del Sobregiro Mundial 2025

Este año, el planeta en su conjunto alcanzará el Día del Sobregiro el 24 de julio. A partir de entonces, como humanidad habremos usado todos los recursos disponibles para 2025. En otras palabras, como sociedad global necesitamos el equivalente de 1.8 planetas para sostener nuestro consumo.

Este cálculo comprueba que estamos usando lo que la naturaleza nos brinda a un ritmo 80% más rápido de lo que ella puede regenerarse. Esto deja en claro que el sistema avanza por encima de los límites naturales.

“Este nivel de sobreexplotación es posible gracias al agotamiento del capital natural, lo que compromete la seguridad de los recursos a largo plazo. Las consecuencias son visibles en la deforestación, la erosión del suelo, la pérdida de biodiversidad y la acumulación de CO₂ en la atmósfera, lo que contribuye a fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes y a la disminución de la producción de alimento”, explican desde Global Footprint Network.

Open-pit Coal Mine in Kalimantan. © Kemal Jufri / Greenpeace
Una excavadora en una mina de carbón a cielo abierto en Samboja, Kalimantan Oriental, Borneo Indonesio. © Kemal Jufri / Greenpeace
Fire Monitoring in the Amazon. © Christian Braga / Greenpeace
Incendio forestal en Porto Velho, estado de Rondônia. © Christian Braga / Greenpeace

En este sentido, desde Greenpeace alertamos que continuar por este camino implica no solo perder biodiversidad y ecosistemas clave, sino agravar los impactos sociales y económicos de la crisis climática. A menos que se tomen decisiones estructurales —basadas en la ciencia, el bien común y el principio de equidad— el sobregiro se adelantará año tras año.

Este 6 de septiembre, nuestro país cruza una línea invisible pero determinante. El desafío es claro: cambiar el rumbo para vivir dentro de los límites del planeta, antes de que esos límites sean imposibles de revertir.