A pocos días de que concluya la quinta sesión de negociociones para acordadr un Tratado Global sobre Plásticos (INC5), más de 150 organizaciones se unieron para transmitir un mensaje poderoso: los gobiernos no están logrando mostrar el liderazgo necesario para asegurar un acuerdo fuerte para poner fin a la era del plástico. En este contexto, mientras tanto, el Black Friday vuelve a ser una fecha comercial más dentro del calendario del márketing mundial.
Implementado por primera vez en Estados Unidos a principios de los años 2000, no tardó en replicarse en los demás países tanto que hoy es común en casi todas las latitudes del globo.
Se trata de una jornada especial en la que las marcas ofrecen grandes descuentos para incentivar las compras, como preludio de la temporada navideña.
De esta manera, logran que las ventas y las ganancias de las grandes empresas se eleven de manera significativa. En tanto, el costo que paga nuestro planeta por este consumo excesivo continúa invisibilizado.
El Black Friday genera más basura plástica
El plástico está en todos lados: desde los productos que compramos (juguetes, telas y calzado, aparatos electrónicos y eléctricos, etc.) hasta en los mismos envoltorios que se utilizan para hacer los envíos.
Es lógico que en un día en que las ventas logran picos súper altos, se consuma más plástico y, por ende, se generen más descartes. Y no sólo por los empaques que se desechan al instante sino porque gran parte de los objetos que se compran durante el Black Friday están destinados a una corta vida útil. Es decir, pronto terminarán en la basura.
Por eso, jornadas de sobre consumo como ésta agravan un panorama ya de por sí complicado. Para empezar, partimos de la base de que el uso y consumo de plásticos aumenta año a año pero no así la capacidad de los sistemas de reciclaje que apenas logran recuperar 9% del total.
Así es que cada colombiano consume 24 kilos de plástico al año. Esto eleva el consumo del país a 1.250.000 de toneladas de las cuales al menos 56% son de uso único, según DNP.
Si a esto le sumamos que la mayoría de la basura plástica termina en los océanos y demás áreas naturales, se crea la tormenta perfecta. En este sentido, la contaminación plástica es uno de nuestros desafíos ambientales más apremiantes puesto que contribuye a la triple crisis planetaria y los impactos se vuelven más severos cada día.
Un Tratado fuerte para defender nuestros derechos a una vida y clima saludables
Es por esto que Greenpeace Colombia está presente en la última ronda de negociaciones para lograr el Tratado Global de Plásticos en Corea del Sur. Buscamos garantizar que los líderes mundiales se comprometan a limitar la producción de plástico y a defender los derechos humanos, la biodiversidad y nuestro clima.
Sólo quedan pocas horas de negociaciones para conseguir un tratado mundial que pueda acabar con la contaminación por plásticos. Pero vimos a los habituales países con poca ambición descarrilar las negociaciones, mientras que los países que han prometido ambición caminan hacia un tratado que no valdrá ni el papel en el que estará escrito.
Al respecto Graham Forbes, jefe de la delegación de Greenpeace para las negociaciones del Tratado Global sobre Plásticos y líder de la Campaña Global sobre Plásticos en Greenpeace USA, declaró: “El último documento es un intento débil de obligarnos a llegar a una conclusión y conseguir un tratado por el hecho de tratar, que contiene una serie de opciones, muchas de las cuales serían calamitosas. El único lado positivo es incluir un proceso para lograr un objetivo global de reducir la producción de plástico, y esto debe ser un límite para cualquier país que se tome en serio la tarea de poner fin a la contaminación por plástico. Los Estados miembros deben rechazar un acuerdo simbólico que pone una “curita” ilusoria a una crisis climática y plástica global. Las próximas 48 horas determinarán hacia dónde nos dirigimos”.
Un tratado débil basado en medidas voluntarias quedará corto ante la crisis del plástico y nos encerrará en un ciclo interminable de daños innecesarios. En estos últimos momentos de las negociaciones, necesitamos que los gobiernos muestren valentía. No deben ceder ante la presión ejercida por un pequeño grupo de Estados con pocas ambiciones y hacer depender la vida de nuestro planeta de un consenso inalcanzable. Exigimos un tratado fuerte que proteja nuestra salud y la de las generaciones futuras.
El costo ambiental del Black Friday
Hay que decir que la basura plástica que produce el Black Friday es una de las muchas consecuencias que tiene el consumo desmedido en la naturaleza. A esto hay que sumar la presión al demandar más materias primas, agua potable y energía.
Esto tiene graves consecuencias en el ambiente: destrucción de hábitats, como bosques y océanos; elevada cantidad de emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero, producidos por la quema de combustibles fósiles en el transporte de los productos.
Este pantallazo por las huellas que el Black Friday debe hacernos reflexionar sobre cómo restablecer los hábitos generales de consumo. Es tiempo de comprar menos y mejor. También es fundamental fomentar la reutilización, la reparación y el intercambio, con acceso a talleres y tiendas de cambio en todas las ciudades.
Recuerda: la forma en que consumimos es un voto que apoya el tipo de mundo en el que queremos vivir.
El plástico sigue siendo una amenaza para la biodiversidad y la salud pública. . Si no se controla, la producción de plástico podría triplicarse para 2050.
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