Baratas y nutritivas, las bananas son una de las frutas infaltables en las góndolas de todos los mercados del mundo. Pero esto puede cambiar muy pronto en tanto la crisis climática está contribuyendo a una escasez creciente, alertan desde la revista norteamericana Time.

Está comprobado que los patrones climáticos cambiantes -que incluyen temperaturas más cálidas y más humedad– exponen a los cultivos a distintas enfermedades. Si bien esta situación no es nueva porque se venía registrando desde hace varios años, se espera que con la crisis climática sin freno, la tendencia continúe creciendo.
En la actualidad son dos enfermedades, la Sigatoka Negra y la Tropical Race 4, las que afectan al cultivo de banana en distintos puntos del planeta, incluídos los países productores claves como Colombia y Perú.
Al mismo tiempo, incluso pequeños periodos de días muy calurosos durante la temporada de cultivo pueden provocar grandes pérdidas en el rendimiento que se obtiene de una parcela al final de la temporada.
Por eso, los expertos advierten que si no se logra implementar una solución efectiva a tiempo, en dos o tres décadas las cadenas de suministro se verán severamente afectadas. Vale aclarar que esto no significa que dejará de haber bananas en las góndolas pero sí que los precios se elevarán sustancialmente.


Por supuesto, éste no es el único alimento que se ve amenazado por la crisis climática. El rendimiento de los cultivos del maíz, la soja, el arroz y el trigo, que están en la base de la alimentación mundial, pueden verse reducidos y llegar a la escasez. Todo esto supone un verdadero riesgo para la seguridad alimentaria en las próximas décadas.
Desde FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) alertan que lo que viene es que “Los seres humanos, las plantas, el ganado y la pesca estarán expuestos a nuevas plagas y enfermedades que florecen sólo a determinadas temperaturas y condiciones de humedad. Esto implicará nuevos riesgos para la seguridad alimentaria, la inocuidad de los alimentos y la salud humana”
Cuando de alimentos se trata, no sólo estamos ante un problema que afecta a quienes consumen sino a quienes trabajan en la producción y comercialización. Por caso, la industria de la banana emplea a millones millón de trabajadores en todo el mundo, (por ejemplo en el sector de exportación se emplea a más de 1 millón de personas) siendo Latinoamérica y el Caribe las dos regiones responsables del 80% de las exportaciones, según datos de FAO y otros organismos internacionales. La única manera de cuidar esta fuente de trabajo que se ve amenazada por la crisis climática y por otras circunstancias comerciales locales -como restricciones a la exportación y la reducción de zonas de cultivo- es evaluar la realidad y obrar de manera anticipada.


En definitiva, se trata de estar preparados para lo que viene. En este sentido, como apuntan desde FAO: “Las prácticas de producción alimentaria sostenible y las estrategias de adaptación y mitigación del cambio climático se sostienen mutuamente. La integración de ambas es un factor clave tanto para la práctica y promoción sostenible de alimentos como para el desarrollo de políticas de adaptación al cambio climático”.