Un llamado urgente a proteger al mayor felino de Argentina, hoy amenazado por la pérdida de hábitat, la caza furtiva y la falta de políticas efectivas que garanticen su supervivencia.

Yaguareté Gentileza Matias Rebak Rewilding Argentina

Buenos Aires, noviembre 2025 – El yaguareté, declarado Monumento Natural Nacional y considerado un indicador de la salud de los ecosistemas, enfrenta una reducción dramática de su población en Argentina. Se estima que quedan entre 250 y 300 ejemplares en todo el país, y menos de 20 en el Gran Chaco, la región donde su declive es más acelerado debido al avance del desmonte, la fragmentación de los bosques y la persistencia de la caza ilegal.

La combinación de estas amenazas configura un escenario crítico. “El yaguareté está en una situación desesperante.”, advierte Noemí Cruz, especialista en biodiversidad de Greenpeace Argentina, y agrega: “Si no frenamos la destrucción de los bosques nativos, esta especie va a desaparecer para siempre del Gran Chaco”. 

En este contexto, la degradación del hábitat avanza más rápido que las iniciativas de conservación y manejo, lo que deja a las poblaciones cada vez más aisladas. Comprender el rol ecológico del yaguareté y las particularidades de su biología es fundamental para dimensionar la urgencia de protegerlo.

Dos hechos que exponen la fragilidad de la especie

El reciente asesinato de Acaí, la yaguareté liberada en el Parque Nacional El Impenetrable, evidenció nuevamente la debilidad del contexto en el que sobreviven los últimos ejemplares. Su collar dejó de emitir señal a pocos días de la liberación y la Justicia federal aún investiga el hecho.

Acaí Liberación Impenetrable Fuente Rewilding Argentina

A su vez, este año se dictó una condena sin precedentes en Formosa: cuatro personas recibieron penas de prisión por matar a un yaguareté y difundir imágenes del hecho. Se trata del primer fallo de un tribunal oral que establece prisión efectiva por caza ilegal de la especie, un antecedente clave para reforzar la aplicación de la ley.

Caza de yaguareté en Formosa. Fuente: Redes Sociales

“Mientras la Nación y las provincias sigan permitiendo la deforestación en el Gran Chaco, el bosque remanente que le queda al yaguareté en estado silvestre, continuará desapareciendo día a día”, explica Noemí Cruz.

Desmontes Santiago del Estero 2024 © Martin Katz / Greenpeace

En 2019 Greenpeace presentó un amparo ante la Corte Suprema de Justicia en representación de los 20 últimos yaguaretés que se estiman sobreviven en la Región del Gran Chaco, contra las provincias de Chaco, Salta, Formosa y Santiago del Estero y el Estado Nacional, por no cumplir la Ley de Bosques, y permitir que se destruya el hábitat del yaguareté.

¿Cómo seguir adelante?

Durante el 2025, la organización ambientalista advirtió que los desmontes continúan incluso en zonas que deberían estar protegidas por la Ley de Bosques, lo que profundiza la pérdida de hábitat y aumenta los conflictos entre actividades productivas y conservación. 

Es por eso  que, para proteger al yaguareté,  propone avanzar en una estrategia integral que incluya:

  • Detener inmediatamente los desmontes y garantizar la aplicación estricta de la Ley de Bosques. Esto es Desmonte Cero en sus territorios.
  • Reforzar los controles territoriales contra la caza ilegal y asegurar sanciones ejemplares.
  • Aumentar los recursos destinados a áreas protegidas.
  • Restaurar y asegurar la conectividad de los bosques para permitir el desplazamiento y la reproducción de la especie.

El yaguareté sigue siendo uno de los animales más emblemáticos —y más amenazados— del país. Su conservación no solo es imprescindible para la biodiversidad, sino también para la salud de los bosques y el equilibrio ecológico en un contexto de crisis climática.

“Para darle una oportunidad a los yaguaretés que sobreviven, es urgente que se frene el desmonte y las transformaciones de uso del suelo que exterminan el bosque nativo, por eso pedimos deforestación cero”, dice Cruz, y concluye: “La extinción no es solo un evento biológico, tiene implicaciones éticas a las que debemos responder: ¿tenemos derecho a provocar su extinción?”