© Diego Izquierdo / Greenpeace

La que sabemos todos: sacarse una foto con los lobos marinos. O el clásico pato gigante camino a la playa. Un paseo por el Puerto. El bigote de chocolate después de comer los alfajores más ricos. Los churros de la tarde. Perseguir las primeras olas y ser revolcados hasta la orilla con el orgullo herido y la malla llena de arena. Los fichines y las obras de teatro. 

Es imposible enumerar todos esos primeros recuerdos en la costa que para muchos argentinos llevan el sello inconfundible de Mar del Plata.    

También hay quienes llegaron a La Feliz ya de grandes y que encontraron el encanto en sus cervecerías artesanales. ¿Sabías que son 120 bares y 52 fábricas las que convierten a La Feliz en una de las capitales nacionales de esta popular bebida? Quizás sean las mil y una cosas ricas de las panaderías locales. Es difícil definirse. 

Puede ser que lo que te haya llevado a Mardel sea la movida del surf o de la pesca. Como sea, hay algo de MDQ en el ADN cultural de este país y hay algo seguro: todo lo entrañable y disfrutable de Mar del Plata está relacionado con sus aguas, las mismas que pueden transformarse en un manto negro y viscoso si la industria offshore de hidrocarburos avanza con sus planes. 

© Gabriel Bulacio / Greenpeace

Es una lástima que quieran transformar a la Perla del Atlántico en un fantasma empetrolado que una vez supo conocer tiempos mejores, ¿no te parece?

El Mar Argentino, ¿con las horas contadas?

Mar del Plata es parte de lo que llamamos la “Costa Atlántica”, zona que abarca el litoral del Mar Argentino de las provincias de Buenos Aires, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego AIAS.

Es justamente el Mar Argentino donde la industria petrolera quiere realizar exploración de hidrocarburos a pesar del rechazo popular que esta iniciativa ha levantado y sin importar en absoluto los costos ambientales que suscitará.

© Gabriel Bulacio / Greenpeace

Específicamente, la empresa Equinor (ex Statoil) es la responsable de este proyecto que sería una condena para las comunidades costeras y sus medios de vida. Así lo hemos denunciado desde Greenpeace a través de un informe que compila los incidentes y accidentes de los que Equinor ha sido protagonista tanto en su país de origen, Noruega como en Brasil, dónde opera desde hace una década.

© Gabriel Bulacio / Greenpeace

Este tipo de actividad viene de la mano de un combo letal que incluye derrames de petróleo, escapes o fugas de hidrocarburos, fallas en el mantenimiento de instalaciones, etc. Además de bombardeos sísmicos constantes que se utilizan para localizar petróleo en el fondo marino.  

Todo esto pondrá en jaque a este ecosistema marino que se extiende por alrededor de un millón de kilómetros cuadrados y que es hogar de ballenas, delfines, pingüinos y muchos otros animales. 

Tenemos que seguir alzando la voz y demostrando que la salud de nuestro mar no es negociable