
Los yaguaretés son animales majestuosos que han cautivado a la humanidad por siglos. En la actualidad, estos grandes felinos se enfrentan a desafíos sin precedentes en este mundo cambiante. Los principales peligros que los acechan son la pérdida y fragmentación de los ambientes naturales producida por el avance de la frontera agropecuaria, la cacería furtiva y los atropellamientos en las rutas1.
La fragmentación del hábitat del yaguareté es una amenaza crítica que compromete seriamente su supervivencia. A medida que su entorno natural se reduce y divide en parches más pequeños y aislados, los yaguaretés enfrentan dificultades crecientes para cazar y reproducirse. Esta situación no solo limita su acceso a presas y parejas, sino que también aumenta el riesgo de conflictos con humanos y la exposición a actividades ilegales como la caza furtiva.
Además de los esfuerzos de conservación que hay en marcha, que le dan mayores chances de sobrevivir en estado natural, es urgente seguir insistiendo en la necesidad de preservar su hábitat, como las selvas de la Amazonía, el Chocó biogeográfico en Panamá, Colombia y Ecuador y en Argentina el Gran Chaco, las Yungas y la Selva Paranaense, entre otros.

Es cierto que no se cuida aquello que no se conoce, por eso ahora es un buen momento para contarte más sobre este animal increíble que cohabita nuestra región a través de estos 10 datos que te van a sorprender:
Un macho puede superar los 100 kilos y los 2 metros de largo, existiendo ejemplares más grandes ya que su tamaño varía según la región. Los yaguaretés presentan una contextura fuerte que le permite cazar a presas tan resistentes como yacarés, tapires y carpinchos sólo con sus mandíbulas. Su tamaño imponente sólo es superado por leones y tigres2.
Tienen un físico tan robusto como ágil y les permite trepar sin esfuerzo, nadar a la perfección y atravesar terrenos selváticos sin ser detectados.
En el pasado, los yaguaretés vivían a lo largo de todo el continente americano, desde el norte de Argentina, pasando por América Central, México y llegando hasta Estados Unidos.
Al día de hoy, se estima que ahora la especie ocupa menos del 50% de su área original de distribución, restringiendo su hogar a zonas más reducidas de Sudamérica, Centroamérica y México, siendo los reductos más fuertes la cuenca del Amazonas y el Pantanal y habiéndose extinto en Uruguay y El Salvador.
En Argentina, hace aproximadamente dos siglos, la especie ocupaba un territorio amplio que se extendía desde la provincia de Río Negro, hasta el norte argentino, excluyendo únicamente las zonas andinas por encima de los 3.000 metros sobre el nivel del mar. Sin embargo, a lo largo del último siglo sufrió una reducción de su distribución en el país de más del 95%, debido a la alteración de su hábitat y a su constante persecución. En la actualidad, su presencia se limita con pocos individuos a algunas provincias del norte: Misiones, Formosa, Chaco, Salta, Jujuy y Santiago del Estero.

Las civilizaciones Maya y Aztecas consideraban al yaguareté como símbolo de fuerza y poder. Por eso, por ejemplo, los guerreros aztecas (“cuāuhocēlōtl”) se vestían con prendas que los asemejaban a los felinos, para reflejar el estatus sagrado.
Incluso, arqueólogos encontraron huesos de estos animales junto a piedras preciosas en espacios ceremoniales de Teotihuacan y en el Templo Mayor Azteca, lo que indica que tenían una importancia ritual para ambas sociedades.
Las manchas del yaguareté, conocidas como “rosetas”, son rosetas negras que encierran una serie de puntos del mismo color. Estas rosetas son únicas para cada individuo, como las huellas dactilares para los humanos, y varían en forma y distribución.
Esta característica los diferencia de los leopardos (que no tienen puntos dentro de las rosetas) y también facilita la tarea de los investigadores, que pueden identificar a los distintos individuos por sus manchas particulares, gracias a las imágenes de las cámaras trampa y los collares con rastreador.

Alrededor del 10% de los yaguaretés tiene melanismo (presentan una pigmentación más oscura que la habitual.) Esta condición los hace lucir negros casi por completo, lo que hace que sus rosetas queden camufladas -aunque si se los mira con luz brillante se les notan, por muy leves que sean-.
Estos individuos que tienen melanismo pertenecen a la misma especie aunque no luzcan iguales y a pesar de que puedan presentar patrones conductuales distintos a los de sus hermanos manchados.
También existen casos de albinismo, pero ambos tipos de pelaje son muy raros y no se han registrado ejemplares en Argentina.
Su dieta es de lo más variada que puedan imaginar gracias a que su mordida es tan fuerte y poderosa que puede triturar sin problemas todo tipo de presa, sin importar la pieles, cuero o caparazón que tenga. El yaguareté es considerado un predador tope de la red trófica.
En Argentina sus principales presas son el pecarí de collar, el pecarí labiado, el chancho quimilero, las corzuelas, el tapir, los yacarés, los armadillos y las aves, entre otras especies3.

Muy al contrario de la reputación que se les adjudica, los yaguaretés son muy evasivos y prefieren no estar en contacto con los humanos.
La mayoría de los conflictos entre humanos y yaguaretés ocurren en raras ocasiones cuando estos grandes felinos recurren a cazar ganado doméstico y son cazados en represalia. Esto sucede con frecuencia en zonas donde sus hábitats han sido transformados en tierras de cultivo y las presas silvestres son escasas, más que por una interacción directa con las personas.
A diferencia de otros felinos, los yaguaretés no le temen al agua. Muy por el contrario, se convirtieron en eximios nadadores y buceadores -pueden sumergirse por completo-. al adaptarse a la perfección a los ambientes acuáticos que frecuentan (ríos, lagos y humedales). Gracias a esta habilidad, pueden alimentarse de peces, tortugas y caimanes y mantener la variada dieta de la que hablábamos en el punto 6.

Si sus poblaciones continúan decreciendo como hasta ahora, pronto pasará a considerarse una especie en estado “Vulnerable” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Por lo tanto, es fundamental priorizar la protección del yaguareté y sus hábitats, y que los gobiernos y las autoridades competentes implementen medidas más estrictas para controlar el tráfico de esta especie.
En la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres o Convención CITES, Panthera onca está incluida en el Apéndice I, es decir, el comercio internacional de individuos, partes, derivados o subproductos de esta especie está prohibida.
Sin embargo, su situación en Argentina es alarmante: se estima que quedan entre 200 y 250 individuos en todo el país, lo que lo coloca en una situación crítica., la Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos -SAREM- categoriza a la especie como “En Peligro Crítico (CR)”, debido a que sospechan una reducción del 80% de su población en Argentina en los últimos 20 años, y a que las principales amenazas a la especie se han mantenido o incrementado.
Si queremos salvar esta especie emblemática y lo que significa para la biodiversidad, debemos proteger los bosques y terminar con la deforestación. Estamos al límite de perderlo y toda acción que se haga para evitar su desaparición es importante, pero todos sabemos que sin monte, no será posible.
Como depredadores tope, los yaguaretés mantienen bajo control el tamaño de las poblaciones de sus presas. Por eso, cuando perdemos más yaguaretés, se produce un efecto dominó que altera comunidades enteras de los ecosistemas donde habita. Estos majestuosos grandes felinos enfrentan crecientes presiones debido a las actividades humanas, como la deforestación y la conversión de tierras para la agricultura y el pastoreo, así como la caza furtiva y el comercio ilegal de vida silvestre.

En conclusión, estos felinos únicos merecen que hagamos todos los esfuerzos posibles para garantizarles su medio de vida. Por eso, desde Greenpeace continuamos exigiendo que se proteja su hábitat.

En 2019, Greenpeace Argentina realizó una presentación ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación contra las provincias de Salta, Chaco, Formosa y Santiago del Estero y el Estado Nacional por violar la Ley de Bosques y permitir desmontes en los territorios del yaguareté, poniéndolo en serio peligro de extinción en la región chaqueña.
La Corte Suprema se declaró competente en nuestra causa a finales del año pasado. Esperamos que el máximo tribunal convoque a la audiencia pública que tienen en agenda sobre este tema, y que suspendan los desmontes hasta tanto se resuelva el reclamo sobre los territorios del yaguareté, que siguen siendo arrasados por las topadoras.
1 Panthera onca | Categorización de los mamíferos de Argentina
2 Panthera onca (yaguareté, overo, tigre – Jaguar) | SIB, Parques Nacionales, Argentina
3 Plan Nacional de Conservación del Monumento Natural Yaguareté (Panthera onca)