© Marcelo Martinez Greenpeace

Greenpeace Argentina remarca que restaurar la naturaleza es clave para enfrentar la crisis climática y preservar la vida.

Buenos Aires, 5 de junio 2025 – La naturaleza está enviando señales claras. La pérdida de bosques, humedales y glaciares; la extinción acelerada de especies; los incendios forestales y el avance sin freno de actividades extractivas están poniendo en riesgo no solo el equilibrio ecológico del planeta, sino también la calidad de vida de las personas. Frente a este escenario, el Día Mundial del Ambiente (5 de junio) invita a detenerse, reflexionar y, sobre todo, actuar.

– © Roberto Roa / Greenpeace

Argentina es uno de los países más biodiversos de América Latina. Sus bosques, humedales, océanos y glaciares cumplen funciones clave: regulan el clima, abastecen de agua dulce, conservan los suelos, son hogar de miles de especies y sostienen formas de vida y de producción locales. Sin embargo, estos ecosistemas están siendo degradados a un ritmo alarmante. En las últimas tres décadas, se perdieron 7 millones de hectáreas de bosques nativos por desmontes  y por incendios —en su mayoría de origen humano— que se repiten año tras año con mayor intensidad y frecuencia.

Cada día que pasa sin medidas concretas es una oportunidad perdida para proteger el ambiente en todas sus formas. Restaurar y conservar nuestros ecosistemas es esencial para garantizar agua, aire limpio y alimento para las generaciones presentes y futuras”, afirma Agostina Rossi Serra, especialista en biodiversidad de Greenpeace Argentina. 

Alrededor  del 38% de las emisiones de gases de efecto invernadero del país provienen de la deforestación, la ganadería y la agricultura. Esto demuestra que la lucha contra el cambio climático no puede pensarse sin una fuerte política de conservación de la naturaleza. Restaurar ecosistemas y detener la destrucción no es solo una cuestión ambiental: es una estrategia vital para garantizar un futuro justo, habitable y sostenible.

Biodiversidad en riesgo, futuro en juego


La pérdida de biodiversidad no es una amenaza lejana. Hoy, más de un millón de especies están en riesgo de extinción a nivel global, según estimaciones de la comunidad científica  internacional.

En Argentina, animales emblemáticos como el yaguareté —que necesita grandes extensiones de bosque continuo para sobrevivir— están desapareciendo junto con su hábitat, principalmente en la región chaqueña dónde se estima quedan menos de 20 ejemplares. El retroceso de esta especie es un símbolo del impacto que las actividades humanas tienen sobre los equilibrios naturales.

– © Lucía Prieto / Greenpeace

Pero también hay señales positivas. Cada vez más comunidades se organizan para defender sus territorios, se consolidan redes de restauración ecológica y se multiplican los proyectos que revalorizan el vínculo con la tierra y los saberes locales. La naturaleza tiene una enorme capacidad de regeneración, pero necesita tiempo, protección y políticas públicas eficaces que acompañen su recuperación.

“El Día del Ambiente es mucho más que una fecha en el calendario: es un llamado urgente a cuidar aquello que nos sostiene., concluye Rossi Serra.

Este 5 de junio es una oportunidad para volver a mirar lo esencial. La salud del planeta está directamente vinculada con nuestra salud, y proteger el ambiente no es una opción: es una responsabilidad colectiva. La naturaleza todavía puede recuperarse, si las decisiones que tomamos como sociedad están a la altura del desafío.