Toda la vida nos han vendido que la movilidad es una cuestión de libertad individual y estatus social. Y no es así. Si miramos cómo nos movemos, quién lo hace y con qué frecuencia, veremos el reflejo de unas elecciones vitales que no siempre consideran todas las consecuencias. Si algo nos ha recordado la pandemia es que las cosas pueden cambiar muy rápido, y tenemos una oportunidad única para hacer que nuestra sociedad y nuestra movilidad sea más resiliente.

carrera 7 Calle 100 Bogota 3 de septiembre del 2019 foto Diana Rey Melo

Como sociedad hemos considerado la movilidad como un aspecto individual y vinculado a la libertad y el estatus social, y todo gracias a la industria del automóvil, del petróleo y a su marketing. Y también a algunos aspectos políticos por pensar y vivir de esa forma.

Pero preguntémonos: ¿dónde está la libertad cuando dependemos de un carro contaminante para acceder a los servicios que nos quedan lejos? ¿Dónde está cuando nuestros niños no pueden jugar en la calle o caminar al colegio porque es peligroso?

¿O cuando crecen respirando aire tóxico por la contaminación del tráfico? ¿Qué identidad personal hay cuando compramos todos el mismo carro y vamos a la misma gasolinera, enriqueciendo a las empresas que más contaminan? ¿Por qué nuestras vacaciones dependen de una industria aeronáutica que no respeta el clima, ni a la sociedad ni a su personal?

¿Acaso el “estatus social” consiste en que cuando más dinero ganemos, más capacidad de movernos perjudicando al planeta, nuestro bien común más esencial?

cra 7 con calle 67 carrera 7 sin ciclovia Bogota 3 de septiembre del 2019 foto Diana Rey Melo

Hasta que llegó la pandemia, estábamos consumiendo más que nunca. Y los nuevos patrones de movilidad juegan un gran papel a la hora de causar daños al planeta. Pero no todos nos movemos igual. Quienes tienen más poder adquisitivo se desplazan mucho más, impactando negativamente en el clima de forma desproporcionada.

El resultado puede parecernos el mismo para todos, pero las consecuencias no las pagamos igual. El cambio climático y la contaminación del aire atacan más a los más vulnerables. Un cambio climático alimentado por los tubos de escape de los autos.

Una contaminación que causa enfermedades y muertes prematuras, accidentes de tráfico que hieren y matan a miles de personas, barrios divididos por autopistas, y entornos naturales enterrados bajo el cemento, recalentando nuestras ciudades por la falta de zonas verdes y terreno natural.

No queremos que cambies solo tú, ¡queremos cambiar el sistema!

Nuestro transporte es más que cada uno de nosotros… es sobre todos nosotros. No basta con un cambio individual, necesitamos reinventar el sistema para hacerlo más resiliente y adaptarnos a la realidad del cambio climático.

Queremos cielos limpios y un aire respirable. Ciudades y pueblos donde los niños y niñas puedan jugar, con calles donde se pueda andar o ir en bicicleta. Queremos espacios verdes (también en las calles) que nos ayuden frente a las olas de calor y nos refresquen física y mentalmente.

Queremos que las personas sean autosuficientes y puedan acceder a todos los servicios (al trabajo, a la escuela, a comprar o al parque) andando, en bicicleta o en transporte público, sin tener que depender del carro.

Seguiremos teniendo automóviles para cuando sea imprescindible, pero los que hayan han de ser eléctricos, más eficientes y menos contaminantes, y de un tamaño y potencia razonables. La movilidad es un servicio público, no un negocio, y debe servir de forma razonable, sostenible y equitativa para toda la sociedad. Y esto va más allá de la movilidad, puesto que alcanza el modelo social, el espacio público, nuestra relación con el tiempo y lo que entendemos como progreso.

Bicicletas en Cartagena

Es hora de reconocer que la movilidad consiste en un tema de autonomía personal y cohesión social. Si no, todo lo demás es puro greenwashing.

Texto escrito por Elodie Mertz, responsable de la campaña de transporte en Greenpeace Bélgica y del informe “Transforma el Transporte” elaborado por el equipo europeo de Clean Transport Now.

Pide una Nueva Ciudad

No hay “salud” en un planeta enfermo. Necesitamos alimentos de producción local, medios de transporte sostenibles y conservar espacios verdes. Tenemos que #Reiniciar_ la ciudad para construir un futuro verde y justo.

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