Así como hay miles de factores que dañan y contaminan el planeta, el mundo está lleno de personas dispuestas a salvarlo. Se trata de mujeres y hombres, de todas las edades, cuyos proyectos de vida están centrados en defender un río, un bosque, una selva, un ecosistema, los bienes naturales o un territorio completo.
Estas personas son defensoras del medio ambiente y su trabajo es invaluable para el mundo.
La mayoría de quienes defienden el medio ambiente habitan en regiones, pueblos o comunidades indígenas cuyos recursos están siendo afectados o saqueados, legal o ilegalmente, por la industria. Por ejemplo, los pueblos rarámuri de la Sierra Tarahumara, en Chihuahua, defienden los bosques frente a la tala inmoderada que hace la industria hotelera en la región. Esta tala arrasa con árboles ancestrales, muchos de ellos que sirven a las comunidades como medicina tradicional o que son parte fundamental de su cosmovisión.
Este despojo pone en riesgo el sustento de vida de familias enteras, su alimentación, su vivienda, así como sus costumbres y tradiciones. Por ejemplo, las comunidades mayas en Yucatán históricamente se han opuesto al cultivo de soya transgénica, por lo que salvaguardan su territorio y la salud humana de la región, además de que coadyuvan a alcanzar la soberanía alimentaria y evitan que las corporaciones compren su territorio y se les desplace.
Ser defensora o defensor del medioambiente en un país como México —donde subsiste el mandato de proteger los bienes naturales al mismo tiempo que nacen leyes económicas que favorecen el despojo—, no es fácil. Al contrario, nuestro país ocupa uno de los primeros lugares en el mundo de asesinatos de personas defensoras.
El pasado 12 de julio, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, informó que al menos 68 defensoras y defensores de derechos humanos habían sido asesinados en los tres años que va de su administración.
De acuerdo con el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), tan sólo en 2020 hubo 18 asesinatos, 65 ataques y 90 agresiones contra defensoras y defensores del medio ambiente.
¿Qué hace una persona defensora del medio ambiente?
Defender un derecho es una tarea amplia. En algunos casos significa sostener, aún sin conocimientos especializados, una larga batalla legal contra las empresas y el gobierno por el reconocimiento de la posesión de la tierra y el territorio. Esto implica recursos económicos y humanos que las comunidades no tienen.
La defensa también consiste en organizar a las personas alrededor de una causa y evitar que las empresas y los gobiernos dividan a la comunidad por medio de la intimidación o engaños.
En el caso específico de las y los defensores del medio ambiente, también se trabaja en estrategias para la conservación de los recursos. Por ejemplo, organizan jornadas de forestación o de limpieza de aguas.
Defender, a veces, también significa exigir y protestar por medio de actos públicos para denunciar abusos, actos ilegales o despojos. Esto incluye no sólo manifestaciones o acciones directas, sino también participar en foros y conversatorios para informar a la comunidad e incidir en las autoridades.
En México hay cientos de personas que todos los días dedican muchas horas importantes de su tiempo para evitar que una industria o corporación, un gobierno, o cualquier grupo abuse o dañe los bienes ambientales de un pueblo o un país. Este trabajo, que hoy se hace en cada rincón de México y que ya ha costado la vida de muchas personas, le está ganando algunas horas de vida a todo el planeta.
De cara al Día Nacional de las Personas Defensoras del medio ambiente, que se conmemora en México cada 17 de julio, reconocemos el invaluable trabajo que hacen a favor de todo el mundo las mujeres y los hombres que defienden y cuidan el planeta.