Hola, muchos de mis amigos me conocen como Chow y soy parte del equipo de Greenpeace México encargada de seguridad y logística, pero como muchos en esta organización, comencé mi travesía en la defensa del medio ambiente como voluntaria hace 19 años.

Mi historia con Greenpeace ha pasado por muchas etapas: he sido voluntaria, fotógrafa, coordinadora de voluntarios, asistente en barcos, encargada de logística, además de muchos otros trabajos que he hecho con orgullo para aportar mi granito de arena en la defensa del planeta.

En este momento, y desde hace algunas semanas, soy parte de la tripulación del barco Esperanza, en una expedición que irá de polo a polo para documentar las bellezas de los océanos y las amenazas que enfrentan estos bellos ecosistemas. Me siento una persona muy afortunada de tener la oportunidad de estar aquí, abordo de uno de los barcos que será mi casa por el siguiente mes, en uno de los confines del mundo más hermosos y frágiles que existen en nuestro planeta: El Ártico.

Desde que era voluntaria participé muchas veces en la campaña de “Salvemos el  Ártico”, ilusionada y con mucha convicción, abordaba a la gente diciéndoles: “lo que pasa en el Ártico no se queda en el Ártico”, no puedo decirles lo difícil que era sensibilizar a las personas sobre lo que pasa a más de 8000 kilómetros de nuestro país y hacerles ver que nos afecta,  que debería preocuparnos, y que tenemos responsabilidad de cambiar lo que pasa allí.

Después de casi 19 años de haberme unido a esta organización, la vida me regala la hermosa oportunidad de ver con mis propios ojos el lugar del que tanto he hablado y que he defendido a través de los años. Afortunadamente México hoy es uno de los países que mejor ha reaccionado a ésta campaña, la gente ahora sabe que estamos en un etapa en donde no hay vuelta atrás, que necesitamos comenzar a cambiar nuestros hábitos y que por más pequeños que estos parezcan, hacemos una diferencia grande para este planeta.

¿Cómo ha sido este viaje? La primer semana para mi fue reveladora, después de viajar por más de 24 hrs, llegué a mi destino final: Longyearben, un pequeño poblado al norte del norte… más al norte del mundo no podía haber estado nunca en mi vida.  Lo primero que encontré al bajarme del avión fue un paisaje alucinante y completamente blanco, todo a donde mirara estaba cubierto de nieve. Como segundo plato, me encontré en medio de la madrugada en un aeropuerto donde la luz de día podía alumbrar todo a su paso; es sencillamente una experiencia fuera de serie ver esto. Después de varios minutos, por fin logré encontrar un medio de transporte que me llevara a mi segunda parada: al muelle donde me esperaba la flamante ·”African Queen”, uno de los botes rápidos del Esperanza.  Al llegar al muelle, ahí estaban esperándome Rita, marinera de cubierta de Libano, y Erick, contramaestre filipino a quien ya conocía de aventuras anteriores, qué mejor forma de sentirme en casa que ser recibida con el abrazo de un amigo y compañero de batalla por el planeta.

Tengo que decirles que además de los tripulantes del barco, contamos con la presencia de científicos que documentarán los impactos del cambio climático, la minería, la sobrepesca y la contaminación plástica en distintos puntos de la expedición. Por ahora, trabajamos con ellos marcando bloques de hielo que los ayudarán a ver cómo se mueve el hielo ártico y cómo esto afecta a nuestro planeta.

Hablando de los tripulantes, contamos con compañeros de España, Argentina, Líbano, Turquía,  Holanda, Inglaterra, Rusia, Alemania, Francia, Filipinas, Finlandia y Fiji. Una gran familia global dispuesta a hacer frente a todo para entregar un mensaje: Es urgente que protejamos el 30% de los océanos del mundo para 2030 y ayudemos con esto a darle un respiro a estos ecosistemas tan importantes para conservar la vida en el planeta.

En otras entregas seguiré contando más historias sobre la tripulación, además de los avances y acciones que realizamos desde aquí. Sígueme en este diario de viaje y envía mensajes de aliento para todos, contar con su apoyo es muy importante y si aún no firmas la petición hazlo aquí. Actuemos juntos para proteger nuestros océanos.

Saludos y abrazos congelados desde el Polo Norte.

Chow

Firma para proteger nuestros océanos