El modelo agroalimentario y nutricional industrial que impera actualmente ha colocado a la sociedad mexicana en un alto grado de vulnerabilidad, la manera en que se consumen alimentos ultraprocesados y con alto valor calórico ha generado que nos encontremos con epidemias de obesidad, sobrepeso, diabetes, desnutrición y cambio climático, que al interactuar entre sí representan la sindemia global, la cual podemos decir, que es el desafío más grande y complejo que enfrentamos como humanidad. 

La suma de epidemias globales está vinculada al actual modelo alimentario industrial. Este modelo se basa en la oferta de alimentos ultraprocesados y productos altos en azúcar, grasas saturadas, sodio entre otros, que tiene su origen en la producción agrícola industrial basada en monocultivos, transgénicos, agroquímicos y combustibles fósiles. Este sistema se consolida con la publicidad y marketing que se le da a los alimentos chatarra con bajo nivel nutricional, alto nivel de procesamiento y elevado valor calórico. 

En consecuencia, gran parte de la población mexicana ha enfermado de obesidad, sobrepeso y diabetes, enfermedades que debilitan el sistema inmunológico y nos colocan en una situación crítica en la lucha contra el Covid-19.  Además, según The Lancet la malnutrición en todas sus formas, incluida la desnutrición, la obesidad y otros riesgos dietéticos para las enfermedades no transmisibles (ENT), es, por mucho, la causa más importante (19%) de enfermedades y muertes prematuras en todo el mundo.

Pero, ¿cómo es que llegamos a este punto? El minidocumental Los complices de la otra pandemia de la Alianza por la Salud Alimentaria nos muestra cómo durante años los funcionarios públicos de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), la Secretaría de Salud y la Secretaría de Educación Pública han permitido que la población siga enfermando al no escuchar las recomendaciones de políticas públicas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y de otros organismos nacionales e internacionales, en contra de la obesidad. 

Durante varios años diferentes exfuncionarios de las instituciones antes nombradas solo han velado por los intereses de las corporaciones, las cuales cargan con una gran parte de la responsabilidad de la epidemia de sobrepeso, obesidad y diabetes que experimentamos hoy.

Obesidad en México

Algunas de las medidas que la OMS ha declarado como esenciales para hacerle frente a esta epidemia de obesidad son:

  • Etiquetado frontal de advertencia para disminuir el consumo de alimentos y bebidas no saludables
  • Eliminar la venta de alimentos chatarra y bebidas azucaradas en las escuelas
  • Regular la publicidad de alimentos y bebidas no saludables dirigidas a la infancia
  • Impuestos a las bebidas azucaradas.

Sin embargo, ninguna de estas medidas esenciales se llevó a cabo por los gobiernos anteriores, la única acción realizada fue un impuesto a las bebidas azucaradas que fue de la mitad de lo recomendado, es decir, el impuesto implementado fue del 10% en lugar de 20%, y dichos recursos no se destinaron al sector salud como se había establecido.

Es indignante saber que las y los funcionarios anteriores actuaron a favor de la industria de la comida chatarra y de las refresqueras a pesar de los graves daños que sus productos ocasionan a la salud de las y los ciudadanos. 

Funcionarios mexicanos actuaron a favor de la industria de la comida chatarra y de las refresqueras a pesar de los graves daños a nuestra salud.
Funcionarios mexicanos actuaron a favor de la industria de la comida chatarra y de las refresqueras a pesar de los graves daños a nuestra salud.

Entre las funcionarias se encuentra Josefina Vázquez Mota, quien fue Secretaria de Educación Pública se negó a retirar la comida chatarra de las escuelas y firmó acuerdos para que empresas como PepsiCo o Coca-Cola promovieran “estilos de vida saludables”. Así también, otros funcionarios como el Secretario de Salud Chertorivsky, el Dr Pablo Kuri ex Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Mikel Arriola ex Comisionado Federal de la COFEPRIS y el Dr José Narro Robles  se caracterizaron por su inacción y por el contrario mantuvieron cercanía con la industria de la comida chatarra, las refresqueras y promovieron un etiquetado elaborado por la industria. 

En México las funcionarias y funcionarios antes mencionados han sido omisos en la aplicación de políticas eficientes para la protección de la salud de las personas, al contrario han manifestado estar a favor de la industria y de un sistema alimentario que daña la salud de las y los mexicanos, contribuyendo al ambiente obesogénico en nuestro país aún cuando más del 70 % de la población mexicana padece obesidad y sobrepeso.

Fast food at McDonald's in São Paulo, Brazil. © Barbara Veiga / Greenpeace © Barbara Veiga / Greenpeace
Comida chatarra en México daña nuestra salud y la de futuras generaciones

Es evidente que para combatir la sindemia global se necesita llevar a cabo acciones sinérgicas para lograr la salud de nuestro planeta, que está totalmente ligada al bienestar de los seres humanos y los entornos naturales de los que dependemos. Por ello, se debe impulsar un sistema agroalimentario y nutricional que promueva alimentos saludables, naturales y basados en vegetales para que podamos gozar de una población y un medio ambiente sano. Asimismo, debe existir una oferta diferente en nuestras ciudades para que podamos tener la opción de elegir alimentos más saludables y sostenibles por el bien de nuestra salud y la del planeta.

¿Quieres hacer más por el planeta? Súmate aquí.