Los criterios básicos que definen un consumo responsable son: comercio local con bajas emisiones de bióxido de carbono (CO2) y la cercanía entre productores y consumidores. Un proceso de producción respetuoso del ambiente con uso nulo o mínimo de insumos químicos, promoción de la biodiversidad, prácticas de conservación de suelos, manejo sustentable del agua y mantenimiento de los ecosistemas así como la reducción de embalajes.
En Greenpeace promovemos un comercio justo y socialmente responsable que asegure el respeto de las culturas, buenas condiciones de trabajo y procesos de toma de decisiones incluyentes y democráticos, en una relación comercial basada en la transparencia.