Día Internacional de la Lucha Campesina

En Greenpeace nos unimos a la demanda internacional de la reconstrucción del sector agropecuario que fortalezca la agricultura campesina dentro de un proceso de cimentación de la soberanía y autosuficiencia alimentaria.

El modelo de producción industrial, comercial, que actualmente impera en nuestro país, tiene que transitar hacia la producción agroecológica, sustentable, saludable y a precios justos que conecte el campo con la ciudad a través de las cadenas cortas agroalimentarias (libres de agrotóxicos, transgénicos y plásticos), y que garantice el respeto al derecho de campesinas y campesinos a un trabajo digno, a un medio ambiente sano, a la salud; y evitando las discriminaciones y maltratos por su condición social, origen y etnia.

Este cambio, al incluir la agricultura ecológica como forma de producción coherente con los ciclos de la naturaleza, capaz de preservar la biodiversidad y reducir la contaminación, nos permitirá mantenernos en los umbrales del 1.5 ºC, siguiendo lo estipulado por el Acuerdo de  París para frenar el cambio climático, que de no ser así, podría traer consecuencias desastrosas poniendo en riesgo al planeta y sobre todo a la población más vulnerable. Si logramos cambiar el modelo de producción industrial por uno agroecológico que vaya de la mano del conocimiento de las y los campesinos, el sector agropecuario pasará de ser una fuente de carbono impulsada por energías fósiles, a funcionar como un sumidero de carbono que nos ayude a reducir la cantidad de CO2 en la atmósfera.

Por otro lado, es fundamental que se garantice la autosuficiencia y soberanía alimentaria apoyando a los pequeños productores y reorientando los recursos públicos hacia la apertura de mercados de comercio justo y medios de distribución de producción local, para que los trabajadores rurales puedan ofrecer sus productos, ya que,  en tiempos de crisis como la que estamos viviendo con el COVID-19 confirmamos que el acceso a los alimentos producidos localmente es estratégico y en México aún estamos alejados de esa realidad. 

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) indica que un país que importa más del 25% de los alimentos que consume está en grandes problemas. En México actualmente importamos el 43% de nuestros alimentos lo que nos coloca en una situación de vulnerabilidad al no poder asegurar los granos básicos que consumimos, principalmente maíz, trigo, frijol y arroz. Por esto es urgente impulsar políticas públicas que beneficien al campesinado mexicano que actualmente sufre los estragos de la pobreza en la que se encuentran.

Hoy 17 de abril día internacional de la lucha campesina nos sumamos a su contienda por la transformación del sector agrario, para que se respeten los derechos de las y los campesinos; pero al mismo tiempo, expresamos un profundo agradecimiento al campesinado mexicano y del mundo por estar en pie de lucha, porque incluso en tiempos difíciles como lo es la crisis sanitaria de coronavirus ellos siguen laborando, siguen cuidando el suelo, el agua y las semillas.

Como ciudadanos podemos hacer un gran cambio consumiendo local y apoyando un  plan de recuperación verde y justa que busca asegurar la autosuficiencia alimentaria mediante la producción agroecológica, que pone al centro a los campesinos y que además es sustentable y saludable; que busca que se asignen recursos públicos al comercio justo y de producción y consumo local. En tiempos de crisis el acceso a los alimentos producidos localmente es muy importante para la ciudadanía.