Una de las cosas que hacen que el cambio climático sea tan desastroso para la humanidad es su relación con el agua, ya que afecta su calidad, su disponibilidad y sus ciclos. No es cualquier cosa, las consecuencias muchas veces son fatales.
El aumento de la temperatura global altera el comportamiento de los océanos y los ciclos de agua. En el último decenio, más del 90% de los grandes desastres naturales se produjeron a causa de inundaciones, tormentas, olas de calor, sequías y otros fenómenos meteorológicos, de acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres.
Estos fenómenos metereológicos arrastran suministros enteros de agua o los contaminan con cargas de sedimentos, nutrientes y contaminantes. Esto afecta los ecosistemas de agua dulce y en consecuencia su consumo humano.
El calentamiento global también repercute en la disponibilidad del agua. Se estima que por cada grado de calentamiento global, aproximadamente un 7% de la población mundial estará expuesta a una disminución de al menos 20% de los recursos hídricos renovables, de acuerdo con el Informe de políticas de ONU-AGUA sobre el Cambio Climático y el Agua de la organización Un Water.
Según el mismo informe, el impacto es diferenciado y desigual por tipo de región, ya que mientras que algunas regiones atraviesan períodos extraordinarios de sequía, otras sufren crecidas y tormentas cada vez más graves y frecuentes, y otras se enfrentan a ambos extremos.
Las zonas costeras, por ejemplo, enfrentan un aumento acelerado del nivel del mar, lo que amenaza la vida de las comunidades cercanas. Se prevé que el peligro de crecidas del nivel del mar aumente en zonas de Asia Meridional, Asia Sudoriental, Asia Nororiental, África tropical y América del Sur; por el contrario, se espera que en los próximos decenios el cambio climático aumente la frecuencia de las sequías en muchas de las regiones que de por sí ya son secas.
En México, una amplia región del centro y norte de México presentaba ya en 2005 condiciones de disponibilidad de agua muy baja, y en la cuenca del valle de México, extremadamente baja. Por el crecimiento poblacional, el desarrollo económico regional y la concentración en algunas zonas urbanas, se espera que para el año 2030 varias regiones hidrológicas de importancia y gran extensión tienen en disponibilidad extremadamente baja, entre ellas la cuenca del río Bravo, de acuerdo con el texto “Efectos del cambio climático en la disponibilidad de agua en México del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua.
No obstante, los impactos del cambio climático afectan de manera desproporcionada a las comunidades más pobres y vulnerables, lo que se agrava por otros factores, como el aumento de la población, la migración, los cambios de uso de la tierra, la extracción acelerada de aguas subterráneas, y la pérdida de biodiversidad.
De acuerdo con Unicef, al menos 60 millones de niñas y niños viven en zonas que ya registran niveles bajos de acceso a agua y están en riesgo de sequías o inundaciones. Durante las sequías, pocas familias pueden permitirse emigrar, lo que las obliga a depender de suministros de agua contaminados.
Unicef asegura que más de 300 millones de niñas y niños viven en zonas con alto riesgo de inundaciones; casi la mitad de la población vive con menos de 3 mil 10 dólares al día. El agua de las inundaciones pueden contaminar los suministros de agua y, con ello, propagar enfermedades y aumentar la pobreza. Cuando carecen de agua limpia, dice Unicef, la infancia está expuesta al peligro de sufrir enfermedades como diarrea. Más de 800 niños mueren cada día de diarreas causadas por agua poco salubre, servicios de saneamiento deficientes y prácticas de higiene inadecuadas.
El agua potable y el saneamiento son Derechos Humanos que nos toca defender; por ello, Greenpeace, en conjunto con treinta organizaciones y redes diversas, se comprometió públicamente a realizar un trabajo colectivo en defensa de la cuenca en la Ciudad de México a partir de 10 ejes estratégicos que constituyen el Programa y un Plan General de Manejo Socioambiental de Cuenca. El objetivo es impulsar procesos participativos que aseguren la articulación entre instancias de gobierno y garanticen su continuidad a pesar de los cambios de gobierno.
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Necesitamos acción climática urgente y contundente, tenemos que dejar el petróleo bajo tierra y transitar hacia una economía limpia, sustentable y equitativa. El gobierno tiene que respetar los acuerdos que el país ha adoptado tanto nacional como internacionalmente y que están plasmados en las leyes mexicanas.
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