
Sea en las noticias o en las conversaciones diarias, el “ambiente” suele ser un tema de conversación frecuente. Pero, ¿alguna vez te detuviste a pensar a qué nos referimos cuando hablamos de ese término?
Uno de los conceptos más comunes es tomarlo por “todo aquello que nos rodea”. En especial, nos referimos al entorno natural -aquel que permanece en su mayoría inalterado por la actividad humana-. En este sentido, usamos medio ambiente como sinónimo de naturaleza o hábitat.
Esta idea tan extendida puede hacernos caer en la trampa de pensar que ese mundo natural está separado de las ciudades que habitamos, es decir, muy lejos nuestro. Sin embargo, esto no es cierto porque esta separación no existe.
Basta saber que si levantamos las baldosas de las veredas y el asfalto de las calles, encontramos a la tierra, las rocas y los microorganismos latiendo y esperando volver a respirar. Incluso si se deja un terreno desocupado -sin construir nada- y se deja pasar el tiempo, la lluvia hará crecer la vegetación y las aves ayudarán a sembrar un nuevo ecosistema y volverá la biodiversidad.


Entonces, la ciudad es parte del ambiente aunque no nos demos cuenta y está bien decir que el ambiente es todo lo que nos rodea, y contiene a todos los seres vivos -sean las arañas, hormigas, sapos y árboles-, arroyos, ríos y también el mar, inclusive el clima que define una zona, etc. Por tanto, hay que cuidar la naturaleza en la ciudad, recuperarla y valorarla tanto dentro como fuera de ella.
5 de junio: el día que todo el mundo habla del ambiente
El Día Mundial del Medio Ambiente es una fecha impulsada por la Asamblea General de las Naciones Unidas y dirigida por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Se conmemora desde 1972 y cada año lo auspicia un país diferente: en este 2025 el anfitrión y organizador es la República de Corea.
A través de estos más de 50 años de vigencia, esta celebración ha llegado a convertirse en una de las plataformas mundiales con mayor alcance en favor de las causas ambientales.
De manera que cada 5 de junio, son millones de personas de todo el mundo las que participan de manera virtual y presencial en actividades, eventos y todo tipo de iniciativas para conversar, intercambiar ideas y accionar en pos de la protección del entorno en el que vivimos.
La contaminación plástica, una amenaza que no da tregua
El tema elegido para el Día Mundial del Medio Ambiente 2025 es los efectos de la contaminación plástica y pone el foco en la evidencia científica que alerta sobre cómo incide en la salud del medio ambiente y las personas.
Los datos compartidos por la ONU son escalofriantes:
- Más de 400 millones de toneladas de plástico se producen a nivel mundial por año. Se cree que la mitad de este material se concibe para una vida útil de un solo uso.
- Menos del 10% se recicla.
- 11 millones de toneladas de desechos plásticos terminan cada año en lagos, ríos y mares. Eso equivale al peso de alrededor de 1,089 Torre Eiffeles juntas.
- Más de 50.000 partículas de plástico ingiere cada persona por año, e incluso muchas más si se tienen en cuenta las partículas inhaladas.


También es importante mencionar que los plásticos de un solo uso, cuando se tiran o se queman, no solo hacen daño a la salud de las personas y a los animales, sino que además terminan contaminando todo tipo de lugares, desde las montañas más altas hasta el fondo del mar. En tanto, los microplásticos (partículas plásticas cuyo diámetro es inferior a 5 mm) hacen lo suyo, invadiendo los alimentos, el agua e incluso el aire.

Transformar nuestra relación con el plástico
Ante la marea contaminante, este 5 de junio es una invitación a transformar nuestra relación con el plástico y consideramos que el primer paso para lograrlo es apostar a la Educación Ambiental. Así que te proponemos llevar esta información a las aulas para concientizar sobre el problema y también llevar soluciones, como la de estas 4 Erres que se pueden poner en acción:
- Rechazar: es decir NO al uso de plásticos de un solo uso como las bolsas de compras, los cubiertos, recipientes, envoltorios, botellas y sorbetes. Dejar de usarlas supone cambiarlas por bolsas de tela y opciones reutilizables.
- Reducir: al rechazar, estarás reduciendo el consumo de esos objetos descartables, lo que es clave para no generar basura, evitar el uso de recursos naturales y la emisión de gases contaminantes.
- Reutilizar: se trata de estirar la vida útil, dándoles a las cosas un uso distinto al original. Por ejemplo, cuando usas un frasco plástico como lapicero o creas un adorno usando materiales que de otra forma irían a la basura.
- Reciclar: esta tarea implica transformar materiales usados -como el plástico- para que puedan ser reutilizados en la fabricación de nuevos productos, en lugar de ser desechados como basura. Es una parte fundamental de la economía circular y la gestión sostenible de residuos. Para reciclar, el papel de cada ciudadano e institución es clave, puesto que debe separar en origen y sumarse al sistema de reciclaje local.




En nuestra revista digital Semillas Andinas te contamos todo sobre el reciclaje y proponemos actividades.
Difundir sobre esta problemática y sus posibles soluciones es algo que no debe agotarse en un solo día. Se necesita tomar acción ya porque sino los desechos plásticos que fluyen hacia los ecosistemas acuáticos podrían triplicarse para 2040. Pero estas no serán las únicas consecuencias. Le seguirán muchas más.
Por todo esto, desde Greenpeace también seguiremos exigiendo que los gobiernos, el sector privado y demás partes interesadas amplifiquen e implementen medidas ya en todos los rincones del mundo.
La solución: el Tratado Global de Plásticos y lo qué está en juego

El Tratado Global de Plásticos es un acuerdo internacional jurídicamente vinculante que está siendo negociado por los Estados miembros de la ONU con el objetivo de poner fin a la contaminación por plásticos en todo su ciclo de vida, desde la producción y diseño, hasta la gestión de residuos.
Fue aprobado como resolución en marzo de 2022 durante la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, y se prevé que esté listo para su firma en 2025 tras cinco rondas de negociación, conocidas como INC (Comité Intergubernamental de Negociación). La ronda INC-5.2 será clave para definir los puntos de consenso y se llevará a cabo en agosto 2025 en Ginebra, Suizo.
El tratado tiene el potencial de frenar la sobreproducción, lo que podría representar un punto de inflexión histórico para la crisis plástica. Pero si triunfa el lobby de las petroleras y grandes empresas, el acuerdo podría limitarse solo a aspectos de reciclaje y manejo, sin tocar la raíz del problema: la producción masiva.
- Greenpeace exige un Tratado Global sobre Plásticos que reduzca la producción de plástico en al menos un 75 % para 2040, en línea con el objetivo climático de 1,5 °C, y para proteger nuestra salud, nuestras comunidades y la naturaleza.
- El Tratado Mundial sobre los Plásticos es una oportunidad única para resolver la crisis de los plásticos. Por el bien de nuestro futuro colectivo, no podemos desaprovechar este momento.