Plásticos desechables © Chanklang  Kanthong / Greenpeace

Plásticos desechables

Las corporaciones han presentado el reciclaje como su mayor contribución (voluntaria y socialmente responsable) para reducir la contaminación plástica en México; sin embargo, la gran brecha entre el plástico que producen, el que se recupera, el que al final se recicla y las ganancias que reciben por ello, siembran dudas sobre si las marcas están haciendo lo suficiente al respecto. 

Si bien el primer objetivo del reciclaje es el cuidado del medio ambiente, en la actualidad también es una forma de negocio que resulta muy redituable económicamente para estas empresas, ya que globalmente les permite recuperar hasta 80 mil y 120 mil millones de dólares, como lo explicamos en este blog.

El problema no es que las corporaciones tengan ganancias económicas al mismo tiempo que contribuyen a mitigar la contaminación. El problema es que al elegir por razones económicas el reciclaje como la única forma de contribución, transfieren a otras personas y seres los costos de la epidemia plástica que ellas, en buena medida, generan. ¡Firma por un México libre de contaminación por plásticos!

Trabajadores recolectando basura © Soojung Do / Greenpeace

Trabajadores recolectando basura

 

¿Quién paga por la contaminación plástica?

 

En lugar de reciclar, las corporaciones podrían empezar a reducir la producción de embalaje plástico; también podrían innovar en nuevos modelos de negocios que sean cero plásticos en la producción y distribución de sus productos; y podrían elegir etiquetados y presentaciones que no hagan del plástico un material inservible para reciclar.  

Cierto, esto traería impactos en la economía de las corporaciones y, por tanto, en la contratación de personal para este sector, lo que podría dañar las economías locales. Esto se ha convertido en el principal argumento para que los congresos de varios países y entidades, se resistan a aprobar leyes que prohíban los plásticos de un sólo uso. 

Marcha contra los plásticos

Marcha contra los plásticos

Sin embargo, mientras estas leyes permanecen atoradas en los parlamentos, los animales marinos, las familias que trabajan en zonas turísticas, las comunidades que viven cerca de rellenos sanitarios y quienes recolectan de manera informal los residuos, ya padecen en su vida diaria las consecuencias de no poner un alto a la contaminación plástica.  

¿Por qué? Los datos demuestran que reciclar no es suficiente: de acuerdo con el informe Reciclar. La falacia de la industria en la lucha contra la contaminación plástica, si se suma la recuperación de los estados (1.95 %); la recuperación en centros de acopio (0.03 %); y la recuperación informal (4.07%); nos arroja un total de recuperación de 6.05 % promedio de reciclaje a nivel nacional.

Mientras, cada minuto cae al mar lo equivalente a una tonelada de basura. Esto mata anualmente a cien mil mamíferos y un millón de aves marinas mueren a causa de la ingesta de plásticos de un sólo uso; otros mueren por enredos, asfixia, estrangulación o desnutrición por estos desechos. 

Otro dato: de acuerdo con las Naciones Unidas, la presencia de basura en el mar puede desincentivar el turismo, que a su vez se traduce en pérdida de ingresos y empleos (10% del Producto Interno Bruto mundial, 7% de las exportaciones y uno de cada 10 empleos) . Estos impactos pueden ser bastante significativos en las zonas donde la economía local depende de ello.

Lago contaminado con basura plástica © Daniel Müller / Greenpeace

Lago contaminado con basura plástica

Se estima que en la Unión Europea el gasto por limpiezas de costas y playas asciende a 630 millones de euros anuales. No hay datos para el caso de México, porque generalmente la limpieza de playa la realizan familias, escuelas, comunidades locales o distintas personas que actúan de forma voluntaria.  

La contaminación plástica afecta también a las personas que habitan cerca de donde se concentran los desechos que no logran reciclarse y que es bastante: anualmente se depositan ocho millones de toneladas de residuos al año en tiraderos a cielo abierto; la operación inadecuada de los centros de reciclaje es causa de incendios, dispersión de residuos en el entorno y obstrucción de coladeras que ocasionan inundaciones.

A esto se suma que miles de personas en nuestro país se emplean en la pepena sin ningún control sanitario, regulación laboral, con pocas ganancias y sin mecanismos de prevención para riesgos de trabajo. Por cierto, el servicio de recolección, separación y acopio de los residuos que las corporaciones producen sale principalmente del presupuesto público; es decir de nuestros impuestos.  

Finalmente, la falta de regulación para que las empresas se hagan realmente responsables de la contaminación y los daños ambientales que generan sus actividades afecta a todas las personas que habitamos este país, ya que eso viola nuestro derecho humano a habitar un espacio sano y libre de contaminación. 

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¡Libérate del plástico!

¡Exijamos leyes que prohiban los plásticos de un solo uso! Las corporaciones evaden su responsabilidad porque no existe un marco que las regule. Desplastifiquemos México.

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