La Navidad llega con un ambiente de felicidad, armonía, una gran alegría y muestras significativas de amor. Pero, lamentablemente, tambien llega con mucha contaminación.

¿Cuál es el impacto ambiental de llenar el cielo nocturno de increíbles efectos luminosos y sonoros en alguna de las múltiples celebraciones? Los espectáculos pirotécnicos son la máxima expresión de la fiesta, del estallido de la alegría, mas también tienen su lado negativo: contaminación.

A muchos metros de distancia, solo el olfato nos reporta la polución que genera esa mezcla de nitratos, sulfatos y percloratos en fórmulas de sodio, cobre, estroncio, litio, antimonio, magnesio y aluminio, sin olvidar el bario, de isótopos radiactivos que nos ofrece el color verde.

Imagen de la contaminación en Monterrey, considerada una de las ciudades más contaminadas del país. © Imagen tomada de sopitas.com

Neutralizantes, oxidantes y aglomerantes se mezclan en la pirotecnia, además del perclorato de sodio que da propulsión al cohete, los metales pesados que aportan el color y los aerosoles que producen la detonación.

Ya en los aires, esa mezcla libera, entre otros, monóxido de carbono (CO) y partículas suspendidas (PM2.5) y, junto con las emisiones del transporte, fábricas, fogatas, calentones y quema de llantas o basura, genera, sobre todo los días 12 y 25 de diciembre, 1 y 6 de enero, alta contaminación, escasa visibilidad y sensación de neblina.

Fiestas con fuegos pirotécnicos

Graves males respiratorios causan las PM2.5 al ser inhaladas y entrar directamente hasta el fondo pulmonar, previenen organismos de salud, y agregan que el CO, gas sin olor ni color, puede causar súbito malestar por envenenamiento, e incluso la muerte, mientras los metales impactan al sistema respiratorio (SecretarÍa de Medio Ambiente y Recursos Naturales, 2018).

A su vez, el perclorato de sodio que detona la cohetería cerca de los cuerpos de agua aumenta hasta un millar de veces los niveles normales y daña a microorganismos y fauna acuática.

No sobra reconocer que el ruido y las luces resultado de los estallidos que se hacen durante largos tiempos y en grandes cantidades, perturban los ecosistemas, dañando no solo el aire que respiramos sino también exponiendo a animales.

Si bien no son los principales causantes, lo cierto es que los fuegos artificiales aumentan la contaminación del aire, situación que en el pasado no era tan evidente como en la actualidad. “Los riesgos de la contaminación del aire son actualmente mucho más grandes que lo que se creía o entendía hasta ahora, particularmente para las enfermedades cardiacas y los accidentes cerebro vasculares”, indicó la directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, María Neira.

Derecho a respirar © Wason Wanichakorn / Greenpeace
Derecho a respirar. © Wason Wanichakorn / Greenpeace

Estudios recientes de investigadores de la Facultad de Geografía de la Universidad Autónoma del Estado de México, alertan sobre los efectos negativos que provoca lanzar cohetes al aire durante el ciclo de lluvias.

Destacan que estos provocan retraso en el ciclo de las lluvias generando contaminación atmosférica, ya que los cohetes disipan el aguacero desvaneciendo las gotas de agua con que está creada la nube y no llueve como debería llover, provocando también gran contaminación por la pólvora que se quema.

Disfrutemos el color y sonido de las fiestas navideñas, pero también pensemos en la salud de todos, principalmente de los más vulnerables (niños, ancianos, personas con males respiratorios y cardiovasculares y animales), así como en la salud del medio ambiente.

Urban Revolution Viaduct Protest in Mexico. © Argelia Zacatzi
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