Una de las muchas maneras en las que podemos beneficiar al medio ambiente y al planeta es cambiar la forma en la que consumimos.
El consumo excesivo e innecesario (consumismo) es la causa del 60% de todas las emisiones globales de Gases de Efecto Invernadero (GEI), de acuerdo con un estudio de distintas universidades de Estados Unidos sobre el consumo y las emisiones de efecto invernadero en 79 ciudades.
¿Cómo acabar con el consumismo? Necesitamos consumir menos, mejor y de forma más responsable. ¿Cómo? Hay muchas opciones para hacerlo. Una de ellas es el trueque, cuya práctica en México es ancestral.
El trueque es el intercambio de bienes y servicios por otros objetos, sin utilizar dinero. Esta práctica es milenaria en nuestro país pero con el tiempo ha dejado de practicarse. Aún hay pueblos en el Estado de México, por ejemplo, que organizan tianguis del trueque e intercambian comida y vestido por leña u otros recursos naturales.
El intercambio de bienes y servicios nos da la posibilidad de evitar el consumismo porque puedes ofrecer a otras personas objetos que tú ya no necesitas, pero que están en buen estado y que pueden ser de mucha utilidad para otras personas.
El trueque evita también que consumamos productos de industrias grandes, las cuales son responsables de gran parte de los GEI al requerir grandes cantidades de bienes para la producción, utilizar millones de plásticos para el empaquetado y requerir medios de transporte contaminantes, por dar algún ejemplo.
El trueque evita el consumo a grandes industrias y fomenta el intercambio de productos de segunda mano.
Por ejemplo, una forma de trueque que ayuda al medio ambiente sería organizar entre amigas y amigos un intercambio de ropa.
A veces en nuestros closet hay mucha ropa que usamos sólo una vez porque dejó de quedarnos o ya no nos gustaba. Esa ropa puede ser del gusto o la medida de alguien a quien conoces, y esa persona a su vez podría ofrecer a alguien más o a ti la ropa que ya no usa.
Esto ayuda al medio ambiente porque cada año se fabrican 100 mil millones de prendas de ropa. En promedio cada persona compra hoy 60% más artículos de vestir que hace 15 años y los conserva la mitad de tiempo, con base en datos de Greenpeace. De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la producción mundial de ropa y calzado genera el 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Lo mismo podría hacerse con equipo electrónico.
La industria tecnológica tiene obsolescencia programada que promueve la sustitución de productos en lugar de la reparación. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala que México encabeza la lista de los mayores generadores de “basura electrónica”. Cada habitante genera 3.2 kilogramos en promedio anualmente. De las más de 1.032 toneladas de basura electrónica que se desechan al año, menos del 17% se logra reciclar.
Consume distinto. Si tienes una computadora o un celular que ya no usas pero que está en funcionamiento, podrías dárselo a alguien más a cambio de un bien o un servicio.
El trueque se puede practicar entre grupos de amigas y amigos, familias, o incluso entre comunidades mucho más grandes. En algunas ciudades grandes, las personas ya están organizando mercados del trueque como parte de la educación ambiental.
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