• Lo más urgente es poner la vida en el centro, como base esencial para una política de sustentabilidad fuerte
  • Es necesario insistir en que el cambio climático es un tema de justicia social

Las organizaciones de la sociedad civil insistimos: más que un tema de sólo temperaturas, se trata de acciones centradas en el cuidado de las personas y la Naturaleza que sean justas y que partan de la participación de las comunidades y los territorios más expuestos y vulnerados frente al cambio climático, así como de los saberes y conocimientos locales que contemplan prácticas ancestrales y de relacionamiento integral con la Naturaleza. 

En el marco de la próxima Conferencia de las Partes (COP30), a celebrarse en Belém, Brasil, del próximo 10 al 21 de noviembre, las organizaciones de la Sociedad Civil  Alianza Mexicana Contra el Fracking, Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), Conexiones Climáticas, Engenera A.C,  Greenpeace México, Leave it in the Ground Initiative (LINGO), Nuestro Futuro, Oceana y Territorios Diversos para la Vida han exigido al gobierno mexicano presentar compromisos concretos  y ambiciosos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que protejan los ecosistemas, garanticen los derechos humanos y la justicia climática. 

Estas organizaciones de la sociedad civil señalaron que México debe comprometerse en la Conferencia de las Partes (COP-30) del Convenio Marco de la ONU sobre Cambio Climático (CMNUCC) a realizarse del 10 al 21 de este mes en Belém, Brasil con la protección integral de ecosistemas fundamentales para mitigar el cambio climático y presentar políticas de adaptación centradas en prevenir y atender el desplazamiento climático que incluyan las experiencias y saberes de las comunidades más vulnerables. 

Otro punto elemental es la impostergable  e inmediata suspensión de todos los  proyectos de extracción y explotación de hidrocarburos. México debe asistir con medidas efectivas y realistas de mitigación que incluyan un alto a los planes extractivistas y la deforestación, así como la suspensión inmediata de proyectos de hidrocarburos incluyendo: exploración y explotación petrolera en aguas profundas del Golfo de México; la construcción y operación de proyectos de gas licuado de importación y exportación, gas fósil y actividades de fracturación hidráulica (fracking).

Un punto también vital es la garantía de protección de los océanos mexicanos —que representan una extensión mayor que el territorio terrestre del país— y ecosistemas terrestres como el Amazonas y la Selva Maya, los cuales son sumideros de carbono naturales,  cruciales para la preservación de la vida en la Tierra, amenazados actualmente por la industria extractiva.

Además de ello, es necesario contemplar la implementación de una política de adaptación con enfoque de justicia climática que contemple, a su vez, otras formas de justicia, como la racial, para que pueda realmente asegurarse la participación plena y soluciones dignas para las personas desplazadas y afectadas. 

“Es muy importante hablar de adaptación, pero esto no atiende la problemática de raíz y mucho menos con justicia si no se detienen las causas del problema. Hablamos de proteger la Selva Maya, y ecosistemas costeros y marinos tanto en aguas someras como profundas en el Golfo de México, el Golfo de California y los más de 11 mil kilómetros de costa mexicana. Cada metro que perdemos de bosques, selvas y manglares agudiza la crisis climática, y debilita las posibilidades de mitigación de sus peores impactos”, dijeron las organizaciones mencionadas. 

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