Los siniestros no son accidentes aislados, son parte de la operación de la industria fósil. Entre 2020 y 2022 la frecuencia de este tipo de siniestros en instalaciones de Petróleos Mexicanos (PEMEX) aumentó en 152%, también aumentó la gravedad de los siniestros en un 126%.

Entre 2008 y 2024 han habido 1146 casos de contaminación por hidrocarburos, 79% de ellos son responsabilidad de PEMEX, esta contaminación ha dejado más de 17.2 millones de metros cuadrados de suelo contaminado, esto sin contar la cantidad de agua contaminada también.

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Humo y fuego cubren la plataforma Abkatun-A Permanente, en aguas someras del Golfo de México, frente a Ciudad del Carmen. La explosión ocurrida el 1 de abril de 2015 causó la muerte de cuatro personas, dejó 16 heridas y obligó a evacuar a 300 trabajadores. Esta imagen, compartida de forma anónima por empleados, muestra la magnitud del siniestro en una de las instalaciones de Petróleos Mexicanos (PEMEX). © Greenpeace

Además de PEMEX, estas son las empresas que más han contaminado:

  • Kansas City Southern de México, S.A. de C.V
  • Exxonmobil Comercial, S.A. de C.V
  • Volkswagen de México, S.A. de C.V
  • Radiomóvil Dipsa, S.A. de C.V
  • Bristol-Myers Squibb de México, S. de R.L. de C.V
  • Bombardier Transportation México, S.A. de C.V
  • Braskem Idesa
  • S.A.P.I
  • Shell México, S.A. de C.V, entre otras, con 20 casos entre 2008 y 2021.

De estos casos el 22.6% no cuenta con un programa de remediación, responsabilidad de la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA).

Los derrames ocurren en su mayoría por falta de mantenimiento en infraestructura que ha estado funcionando por varias décadas, pues PEMEX invierte poco en realizar mantenimiento de infraestructura a lo largo de la cadena de producción.

Toma aérea que evidencia un derrame de petróleo en el Golfo de México.
Derrame de petróleo de Shell en el Golfo de México. © Derick Hingle

Este riesgo inherente a la operación y al estado de la infraestructura se agrava por el cambio climático. De acuerdo a la Estrategia Nacional de Cambio Climático (ENCC) publicada en 2013, más del 46% de la infraestructura de PEMEX es vulnerable a efectos del cambio climático. Esto debido a que se encuentra en estados de la república con alta vulnerabilidad a inundaciones, huracanes, deslaves, etc.

Este año hemos visto que a la par de fenómenos climáticos extremos en la costa del Golfo de México, se han producido derrames de petróleo en el norte de Veracruz e Hidalgo. Esto muestra que además de los riesgos de la operación cotidiana, el cambio climático está incrementando las probabilidades de siniestros. 

Es fundamental invertir en un programa de mantenimiento integral de la infraestructura petrolera, sobre todo la que está en situación de vulnerabilidad climática, también es importante sacar de operación infraestructura que ya no es funcional y ha cumplido con su vida útil. 

Toma aérea de un derrame de petróleo en el Golfo de México.
¡Alto a los fósiles!

Necesitamos una transición energética urgente, justa y sustentable.

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Pero aún más importante es comenzar una transición energética socialmente justa y ambientalmente sustentable, que deje la infraestructura fósil en el pasado. Los megaproyectos de combustibles fósiles no pueden ser parte del futuro de nuestro país ni del mundo, no podemos permitir que se siga impulsando a la industria que nos tiene en medio de una emergencia climática. 

La ciencia y las cortes, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos, han sido claras, estamos en medio de una emergencia climática y todas y todos tenemos derecho a un clima sano, es fundamental que los Estados garanticen los derechos humanos de su población. 

FUENTES