Mientras miles de personas permanecen en casa para evitar contagios por Covid-19, otras miles han tenido que seguir trabajando todos los días fuera de sus hogares para garantizar a la población los servicios de primera necesidad.

Se trata de actividades que, aunque esenciales, son socialmente poco reconocidas, incluso de baja remuneración y sin prestaciones de ley en la mayoría de los casos, pero que, en este momento de la epidemia, representan riesgos reales para quienes las realizan y sus familias. 

Te presentamos cinco empleos esenciales para el sostenimiento de la población y te invitamos a tratar con respeto, reconocimiento y cuidados a quienes los realizan. 

1. Trabajadoras y trabajadores del campo para la producción de alimento 

Para que un plato de comida saludable llegue a nuestra mesa se requiere de miles de personas que aún hoy se mantienen trabajando. La cadena empieza en el campo con las y los jornaleros, que en México son más de dos millones 400 mil personas, en su mayoría indígenas y en condición de migración interna. Las y los trabajadores del campo son aquellos que recolectan hortalizas, como quienes realizan actividades ganaderas, silvícolas y de caza y pesca. Las y los trabajadores de la ganadería, por ejemplo, son responsables de la alimentación, la limpieza, el ordeño y la salud de los animales. Todos estos pertenecen a uno de los sectores históricamente más precarios: poca paga, por día o a destajo, sin acceso a la seguridad social, con jornadas extenuantes y exposiciones a químicos que dañan su salud. 

La Red Nacional de Jornaleros y Jornaleras Agrícolas ha reportado que durante esta pandemia el personal agrícola se mantiene laborando en las mismas o peores condiciones, sin que nadie les brinde medidas de protección, les informe debidamente sobre el virus, monitoree su salud o verifique sus condiciones de trabajo. 

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Trabajadores del campo
© Karan Vaid / Greenpeace

Entre quienes laboran en el campo también están quienes se dedican a la agricultura familiar, que son pequeños productores capaces de proveer hasta 80% de la producción mundial de alimentos y que lo venden de manera directa a mercados locales, de acuerdo con documentos de la Cámara de Diputados. 

2. Personal de la cadena de suministro de alimento

Después de la red campesina están miles de personas más: las y los empacadores, transportistas, distribuidores y personas que venden los productos alimenticios o trabajan en los supermercados. Todas ellas enfrentan un alto riesgo de contagio al trasladar productos que podrían estar infectados o al mantener contacto con clientela contagiada.

En este caso, el personal también mantiene condiciones laborales precarias. En supermercados, como Walmart, el personal puede llegar a laborar jornadas superiores a las que permite la Ley Federal del Trabajo, como reveló un reportaje publicado en 2019 en El Universal. 

3. Personal de seguridad 

Miles de policías se mantienen durante la contingencia sanitaria en las calles o, ya que la seguridad es un servicio esencial para la población. A los riesgos generales de su trabajo (violencia, ataques y hasta asesinatos) ahora se suma una alta probabilidad de contagio por Covid-19 en caso de que no puedan cumplir con las medidas de higiene durante sus jornadas o no tengan el material de protección necesario.

En este rubro no sólo entran los diferentes policías que sirven a la seguridad pública, sino también las miles de mujeres y hombres que laboran, con salarios menores a cinco mil pesos mensuales y sin prestaciones de ley, como guardias de seguridad privada para diferentes sectores, incluyendo hospitales, donde quedan expuestos al contagio por el nuevo virus u otras infecciones. 

Policias y COVID-19.
Policias y COVID-19.

En México, de acuerdo con reportes de prensa, varios de los primeros casos de contagio y muerte por el nuevo virus fue entre policías o guardias que laboran en eventos masivos. El gobierno y las empresas que le contratan deben garantizar que tanto personal de seguridad pública como privada cuenten con el equipo de protección necesario para que puedan realizar su labor sin que esto signifique la certeza de un contagio. 

4. Personal de limpieza y recolección de basura

Se trata de las personas que barren las calles, que recolectan basura de casa en casa, que limpian el mobiliario urbano o que realizan cualquier actividad vinculada con la limpieza de los espacios públicos. El riesgo de contagio es alto porque están en contacto directo con desechos u objetos sin desinfectar, que además permanecen en áreas públicas, el riesgo se multiplica para el personal de limpieza que trabaja en hospitales o centros de salud que atienden a pacientes que podrían estar contagiados. Para este personal de limpieza en específico, quienes están en la primera línea de atención de la pandemia, se ha pedido por parte de grupos médicos y organismos internacionales que se les proporcione equipo especial y una capacitación particular sobre manejo de residuos. 

Aunque su tarea es central especialmente durante la contingencia sanitaria, en México gran parte de este personal es subcontratado por empresas que, en muchos casos, emplean a personas con pocas oportunidades laborales: adultas mayores, con discapacidad o con bajos grados de estudio. Se aprovechan de esta condición para pagarles sueldos mínimos y firman contratos de tres o cuatro meses que les impide hacer antigüedad y acceder a sus derechos sociales. 

Recolector de basura en medio de una pila de desechos.<div class= © Dhemas Reviyanto / Greenpeace