Aunque la industria ganadera y las corporaciones se resisten a transformarse, existen pruebas de que es posible transitar paso a paso hacia formas de producción menos abusivas con el medio ambiente.
Esto quiere decir que hay formas de garantizar la seguridad alimentaria sin poner en riesgo la existencia de ecosistemas completos y, por lo tanto, la salud del planeta. Únete al reto y aprende tú también cómo reducir tu consumo de carne.
¿Cuáles son esas formas? La respuesta está en la agricultura y la ganadería ecológica.
La agricultura ecológica por la que apuesta Greenpeace es un sistema alimentario que proporciona suficiente comida para todas las personas pero que minimiza el daño medioambiental durante la producción.
Con respecto a la ganadería, esto significa que los animales se crían de forma respetuosa y sin sufrimiento, utilizando tierras que no son necesarias para la producción de alimentos humanos, pero salvaguardando suficiente tierra para la biodiversidad, de acuerdo con el reporte Menos es Más de Greenpeace.
La agricultura ecológica reduce la cantidad de tierras en las que pastan los animales y las dedicadas a la producción de piensos (alimento para animales).
Claro, esto implica también reducir el número de ganado que se utiliza actualmente para el consumo humano. La ganadería ecológica emplea solo pastizales, pastos, así como residuos agrarios y de cosecha y muy poco uso de piensos.
La apuesta del sistema alimentario ecológico es reducir al 50% los niveles actuales de consumo de carne y lácteos para 2050, esto equivale a 16 kg de carne por persona al año.
¿Esto dificultaría la alimentación de la humanidad?
No, la industria ganadera consume lo equivalente al territorio de la India para su producción, esto amenaza la biodiversidad. Al menos 80% de los animales amenazadas están en peligro de extinción por la reducción o pérdida de su hábitat.
Sin embargo, al mismo tiempo hay más de 800 millones de personas que padecen hambre y cerca de 2.00 millones que sufren de sobrepeso.
De hecho, acuerdo con el informe ¿Quién nos alimentará?, de la Fundación Heinrich Boell, una red de personas campesinas -que incluye a quienes participan en el intercambio de alimentos y protegen los bienes naturales- alimentan a 70% de la población mundial, en contraste con el 30% que obtiene su comida de lo que producen las empresas de la industria agrícola y ganadera.
Así que un sistema de agricultura y ganadería ecológica también supondría garantizar un mundo sin desigualdad.