Es habitual que grandes empresas y multimillonarios intenten lavar su imagen mostrando públicamente su apoyo a pueblos originarios, causas sociales o ambientales. Incluso pueden llegar a financiar eventos, asociaciones y proyectos que aparentan beneficiar dichas causas. Sin embargo, ese apoyo suele estar dirigido exclusivamente a mejorar su percepción pública, ya que su forma de producir continúa siendo altamente contaminante, extractivista y perjudicial para las comunidades donde operan.
Pero cada vez más personas estamos al tanto de esto, mostrando nuestro rechazo abierto ante estos intentos de lavado corporativo.

Un caso reciente es el patrocinio de Coca-Cola en la Feria Nacional de la Cultura Rural (FNCR). El año pasado se firmó un convenio entre ambas instituciones por un periodo de alrededor de cuatro años, sin consultar a la comunidad universitaria, a las y los artesanos, ni a quienes visitan la FNCR. Por ello, a través de la organización estudiantil se han recolectado más de 2,000 firmas solicitando la cancelación de dicho patrocinio.
La FNCR nació gracias a la acción estudiantil, con la intención de brindar un espacio gratuito a familias artesanas de todo México para comercializar sus productos. Es notable la gran presencia de personas pertenecientes a pueblos originarios con un profundo conocimiento sobre su territorio.
Por eso, el patrocinio de la empresa más contaminante del mundo contrasta profundamente con el espíritu de la FNCR. Es tiempo de resistir los intentos de las grandes corporaciones por proyectar una imagen falsa sobre sus principios. Es importante recordar que Coca-Cola ha difundido publicidad racista en el pasado, ha sido protagonista de conflictos socioambientales por el agua en distintas regiones del mundo, y recientemente eliminó su compromiso de que para el año 2030 el 25% de sus envases fueran reutilizables.
Ante esto, el grupo local de voluntades de Greenpeace en el Estado de México —integrado en gran parte por estudiantes de carreras ambientales de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh)— llevó un mensaje claro a Coca-Cola durante el día final de la feria:
“¡Coca-Cola, tu dinero siempre estará sucio!”, “¡Detengamos a las empresas contaminantes!”

A veces pensamos que será la innovación tecnológica la que resolverá nuestras grandes problemáticas ambientales, pero muchas soluciones se encuentran en nuestra bioculturalidad. Una muestra de ello fueron las alternativas libres de plástico expuestas por artesanas de Quintana Roo, Hidalgo, Oaxaca, Chiapas, Estado de México, que encontramos en la FNCR, entre otros. Productos de uso cotidiano como cubiertos, platos, bolsas de mandado, estropajos, ropa, shampoo o tortilleros estaban disponibles bajo modelos de comercio justo.
En el caso de los tortilleros y artículos de cocina, los materiales provienen de manejo forestal comunitario, mientras que los platos y cubiertos son elaborados con maderas tropicales, mediante conocimientos transmitidos de generación en generación.

En un mundo donde hay más plástico que personas, es vital reformar la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (LGPGIR) para prohibir los plásticos de un solo uso.
Las alternativas alejadas de las grandes corporaciones siempre existirán, lo vimos en la Feria Nacional de la Cultura Rural, donde incluso había una cooperativa que comercializa sus bebidas en envases retornables y con un profundo compromiso con su territorio.Porque sin justicia social, no hay justicia ambiental.


