
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) lanzaron oficialmente este martes 21 de enero de 2025 como el Año Internacional de la Preservación de los Glaciares, un hito en los esfuerzos mundiales para proteger el aire acondicionado del planeta. Esta iniciativa global busca destacar la función crítica de los glaciares y abordará los desafíos urgentes que plantea el su deshielo acelerado.
La UNESCO y la OMM son los principales organismos que coordinan estos esfuerzos internacionales con el apoyo de más de 75 organizaciones internacionales y 35 países. La OMM celebró el acto de inauguración en su sede de Ginebra el 21 de enero, mientras que la UNESCO lo hará en su sede de París los días 20 y 21 de marzo. En esta ocasión, la UNESCO dedicará su Informe Mundial sobre el Agua a los glaciares, con nuevos datos sobre su desaparición y las medidas adoptadas para hacer frente a este desafío.
Estas decisiones buscan generar una conversación central para nuestro futuro: la de la importancia de estas gruesas masas de hielo y nieve que se forman en la superficie terrestre y que son, ni más ni menos, las que acumulan más del 70% del agua dulce del planeta.

De acuerdo con Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, la preservación de los glaciares es uno de los retos más apremiantes de la humanidad. “Estas antiguas formaciones de hielo no son solo agua congelada, son los guardianes de la historia climática de nuestro planeta, la fuente de vida de miles de millones de personas y lugares sagrados para muchas culturas. Su rápida desaparición es un crudo recordatorio de que debemos actuar ahora”, declaró.
Es que al perder parte de los glaciares, la nieve y el hielo (todo aquello que compone la criósfera, la parte de la Tierra donde el agua se encuentra en estado sólido), tanto el sistema climático y el ciclo hidrológico se desbalancean por completo. Esto no es gratuito sino que trae consecuencias irreversibles para la naturaleza, la economía y la sociedad en su conjunto.

Por ejemplo, su desaparición repercute en que los ríos y arroyos que se nutren de su derretimiento estacional estarán cada vez más secos lo que, en muchos casos, puede determinar el final de una zona productiva.
Incluso de esta grave situación podría derivarse el aumento del nivel del mar, la escasez de agua y alimentos, riesgos geotécnicos y amenazas al comercio, las economías y las fuentes de energía.
Por todo esto, establecer 2025 como el Año Internacional de la Conservación de los Glaciares busca garantizar que quienes se ven directamente afectados por los procesos criosféricos reciban los servicios hidrológicos, meteorológicos y climáticos necesarios.
Celeste Saulo, secretaria general de la OMM, destacó que 2023 fue el segundo año consecutivo en que todas las regiones del mundo con glaciares reportaron pérdidas de hielo. “El derretimiento del hielo y de los glaciares pone en jaque la seguridad hídrica a largo plazo para muchos millones de personas. Este año internacional debe ser una llamada de atención al mundo”, dijo.
La OMM confirmó recientemente que el 2024 fue el año más cálido registrado y ha emitido repetidas alertas rojas sobre el estado del clima y el retroceso de los glaciares.

Este 2025, el Año Internacional de la Conservación de los Glaciares se centrará en varias áreas críticas:
- ampliación de los sistemas mundiales de vigilancia de glaciares para mejorar la recopilación y el análisis de datos;
- desarrollo de sistemas de alerta temprana para los peligros relacionados con los glaciares;
- promover la gestión sostenible de los recursos hídricos en las regiones que dependen de los glaciares;
- preservar el patrimonio cultural y los conocimientos tradicionales relacionados con los entornos glaciares;
- involucrar a los jóvenes en los esfuerzos de conservación de los glaciares y en la acción climática.
El Año Internacional de la Conservación de los Glaciares 2025 movilizará a gobiernos, instituciones científicas, organizaciones del sector privado y sociedad civil para reducir urgentemente las emisiones de gases de efecto invernadero y poner en marcha estrategias efectivas de adaptación. Solo a través de la acción colaborativa y una mayor conciencia se preservarán estos recursos vitales para las generaciones futuras.
Para obtener más información sobre el Año Internacional de la Conservación de los Glaciares y cómo participar en sus iniciativas, se piede visitar www.un-glaciers.org
Los glaciares en Argentina

En nuestro país los glaciares están presentes en 12 provincias, alimentando 36 cuencas hídricas que proveen agua a más de 1.800 localidades. Estas áreas albergan a cerca de 7 millones de personas, un 18% de la población nacional, que dependen directamente de los glaciares para el acceso al agua potable

Sin embargo, enfrentan amenazas sin precedentes debido a la emergencia climática y a actividades humanas. En este momento crítico, su situación se agrava debido al avance de inversiones económicas realizadas sobre el ambiente periglacial (fundamentalmente mineras) que afectan su equilibrio y ponen en riesgo el agua de comunidades enteras, así como la biodiversidad de estas regiones.

Este año se cumplen quince años desde que logramos la Ley de Protección de Glaciares, una victoria ciudadana, fruto de una movilización histórica, la segunda ley ambiental más importante del país impulsada por Greenpeace y más de 300 organizaciones.
Proteger nuestros glaciares no es solo un deber, es un acto de amor hacia nuestras futuras generaciones y hacia el planeta que compartimos. Desde Greenpeace, trabajamos incansablemente para asegurar el cumplimiento de la Ley de Glaciares, pero esta lucha necesita de personas, cuya voz resuena y mueve a otros a actuar.
Invitamos a la ciudadanía a que sume su voz a esta campaña en salvemoslosglaciares.org y contamos con toda la colaboración que permita fortalecer esta causa. Los glaciares son parte de nuestra identidad, y protegerlos es algo que nos toca a todos.

Es importante comprender el rol fundamental que cumplen tanto los glaciares como el ambiente periglaciar en el resguardo de los recursos hídricos, por lo cual ambos necesitan protección.
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