Peaceful Protest to “Stop Genocide, Peace Now” at US Embassy in Jakarta. © Dhemas Reviyanto / Greenpeace
© Dhemas Reviyanto / Greenpeace

La devastación a consecuencia de la guerra de Israel contra Palestina no solo ha cobrado vidas humanas sino también ecosistemas. Gaza es el territorio con mayores afectaciones, donde el costo ambiental de la guerra es incalculable.

En el marco del Día Internacional para la prevención de la explotación del medio ambiente en la guerra y los conflictos armados, te contamos sobre las terribles cifras que incluyen más de 40 mil muertos, millones de desplazados y decenas de ecosistemas devastados.

Ecosistemas en Gaza bajo riesgo permanente

Sin embargo, el acoso sobre los ecosistemas de Gaza es un riesgo que ha estado latente desde hace décadas. Un informe de la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados Palestinos (UNRWA por sus siglas en inglés), publicado en mayo de 2025, indicó que los ecosistemas de Gaza se encuentran seriamente amenazados como consecuencia de las recurrentes ofensivas que ha vivido la región desde 2007.

Gaza: Ceasefire Now - Action in Madrid. © Mario Gomez / Greenpeace
© Mario Gomez / Greenpeace

Aunque no solo la guerra afecta a los ecosistemas de Gaza, pues la rápida urbanización, la alta densidad de la población y las condiciones políticas han hecho que Gaza se convierta en una región vulnerable al cambio climático

Gaza: contaminación del aire, suelo y agua

La contaminación en la franja de Gaza está llegando a niveles catastróficos, pues datos del informe 2024 UNRWA, a junio de ese año, se recolectaron más de  330 mil toneladas de residuos sólidos, cantidad suficiente para llenar aproximadamente 150 campos de fútbol. Dichos desechos son causantes de un severo daño al suelo, aire y agua.

War-Torn Hospital in Ukraine. © Oleksandr Popenko / Greenpeace
© Oleksandr Popenko / Greenpeace

Contaminación del suelo y deforestación en Gaza

Un informe de 2024 del Banco Mundial y la ONU destacó que los primeros cuatro meses de conflicto han destruido la mitad de los árboles en Gaza.

Además, un análisis satelital realizado por Forensic Architecture’s y publicado en el diario britanico The Guardian reveló que la deforestación incrementó la contaminación del aire y del agua.

El alcance total de los daños en Gaza aún no se ha documentado, pero las imágenes satelitales muestran la destrucción de alrededor de entre el 38 al 48% de la cubierta de árboles y las tierras de cultivo.

El daño ambiental no solo ha sido producido por la ofensiva militar, pues al no contar con energía, los habitantes han tenido que cortar árboles para usarlos en la cocina o frente al frío invierno.

Gaza: aire y agua sucia 

Illegal Landfill Investigation - Pyhra. © Mitja  Kobal / Greenpeace
© Mitja Kobal / Greenpeace

Por si esto fuera poco,  el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente ha informado que el fuerte bombardeo de áreas pobladas podría contaminar el aire  y las aguas subterráneas a largo plazo, pues los edificios derrumbados liberan materiales peligrosos como amianto, metales pesados, productos químicos industriales y combustible en el aire circundante, el suelo y las aguas subterráneas.

Además, el organismo pronostica que la reconstrucción de Gaza tras 24 meses de bombardeos israelies tendrá un coste medioambiental equivalente a 60 millones de toneladas de dioxido de carbono.

Otra investigación publicada en Social Science Research Network descubrió que otra amenaza ambiental son los 23 millones de toneladas de escombros dejados a su paso por Gaza, que podrían tardar años en limpiarse, y cuyas emisiones anuales de CO2 superan a las de 26 países en conjunto.

Este estudio calcula que la guerra ha generado hasta inicios de 2025 entre 420 y 652 mil toneladas de dióxido de carbono, lo que equivale a quemar más de 1.5 millones de barriles de petróleo. Esta cifra es superior a las emisiones anuales de 135 países. 

Otro informe publicado en febrero de 2025 por el Banco Mundial, la ONU y la UE, estimó en casi 2 mil millones de dólares el costo de los daños ambientales y de las necesidades de recuperación en Gaza. 

Esta magnitud de los daños ha generado preocupación en la comunidad internacional, al grado que podría sentar un precedente sobre la relevancia de una ley que catalogue al ecocidio como un crimen de guerra.

Cabe destacar que actualmente no existe ninguna obligación legal de que los ejércitos de las naciones en conflictos bélicos informen o rindan cuentas de sus emisiones de CO2, lo que produce que los daños pasen desapercibidos.

Desde Greenpeace hacemos un llamado a detener la violencia sobre las personas, pero también sobre la biodiversidad y los ecosistemas en Gaza. Exigimos respeto al derecho de los gazatíes para vivir en un lugar limpio, digno  y seguro.

Frenar las guerras es frenar el CO2. Los conflictos bélicos liberan toneladas de emisiones y destruyen ecosistemas. Defiende la paz, protege el clima.