• La inclusión del desplazamiento climático como eje prioritario en la NDC 3.0 es un gran logro de las comunidades, con El Bosque (Tabasco) como punta de lanza
  • El Estado mexicano debe traducir este compromiso en acciones, presupuesto real y políticas públicas que prevengan y atiendan esta emergencia

La Actualización de la Contribución Determinada a nivel Nacional 3.0 (NDC 3.0) en el marco de la Cumbre del Clima (COP30), en Belém, Brasil, llega como un cambio muy importante para el desplazamiento climático forzado, en especial para convertir las promesas en acciones.  

El documento aborda un modelo humanista de movilidad de México que presenta diferentes retos. Especialmente, el fortalecimiento de autoridades competentes para prevenir y atender nuevos flujos y dinámicas migratorias, el desarrollo de un programa nacional de reubicación y atención planificada para comunidades y asentamientos humanos en zonas de alto riesgo. Adicional a sistemas de registro y análisis de datos para toma de decisiones, junto con la cooperación nacional y transfronteriza en la materia.

Desde Greenpeace, el reto que representan estas nuevas metas climáticas está en diseñar políticas públicas, destinar presupuesto y encaminar acciones que prevengan y atiendan el desplazamiento climático. La voluntad política y tomar en cuenta la propuesta de la comunidad de El Bosque son la clave en este camino hacia traducir los compromisos en acciones, y que la política nacional de desplazamiento climático sea una realidad.

En componente de Mitigación, el gobierno promueve una estrategia de fomento industrial a través de la Ley de Economía Circular como una falsa solución. Por medio de la valorización energética, el reciclaje y la incineración como gestión de residuos se está promocionando el desarrollo industrial (la construcción de 12 polos de desarrollo, 9 sectores estratégicos y 100 nuevos parques industriales); sin embargo, ¿y la restauración de cuencas y territorios?

Cualquier pérdida de bosque debe compensarse completamente con restauración, reforestación o regeneración natural, pero la propuesta carece de mecanismos enfocados en la participación ciudadana. Esta ausencia beneficia a las grandes corporaciones, quienes siguen colocando la carga de la contaminación y el manejo de residuos en las comunidades, gobiernos locales y la salud pública. De ahí que se podría optar por falsas soluciones que no estén a la altura del reto climático que tenemos enfrente.

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