En los últimos años, diversas regiones alrededor del mundo han sido escenario de fenómenos climáticos extremos, como las olas de calor que son períodos prolongados de temperaturas inusualmente altas y, a menudo, alta humedad. Te explicamos por qué ocurren y cuáles son sus consecuencias.

Las olas de calor no solo nos incomodan, también afectan la salud pública, la economía, el medioambiente y la seguridad alimentaria. Para comprender mejor esta problemática, es fundamental identificar qué son las olas de calor, y analizar sus causas y consecuencias.

Las olas de calor no son únicamente días calurosos, sino de eventos meteorológicos que superan los promedios históricos durante varios días consecutivos. Este fenómeno puede parecer estacional o incluso normal, pero los datos climáticos indican que la frecuencia, duración e intensidad de estas olas de calor está en aumento, principalmente debido al cambio climático y otras variables sociales.

Silueta de una persona en la puesta de sol durante la ola de calor excesiva en la costa oeste de California.
Ola de calor excesiva en la costa oeste de California. © David McNew / Greenpeace

Causas de las olas de calor, una amenaza silenciosa

De acuerdo con el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la UNAM, entre las causas de las olas de calor, destacan factores tanto naturales como antropogénicos, es decir causadas por la actividad humana. 

En el caso de los factores naturales,  el “El Niño” y “La Niña” influyen en el comportamiento de las temperaturas. Por ejemplo, durante “El Niño”, las temperaturas globales suelen aumentar, lo que intensifica las olas de calor en varias regiones, incluida América Latina.

Sin embargo, la principal causa es el cambio climático, producto del aumento de los gases de efecto invernadero (GEI) como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso. Estas emisiones provienen principalmente de actividades humanas como la quema de combustibles fósiles, la deforestación, la agricultura intensiva y la industria energética.

Fotografía panorámica de la Planta Termoeléctrica de Tula en la que se evidencia la su producción de gases que contribuyen al calentamiento global.
La planta termoeléctrica de Tula, Hidalgo. La energía termoeléctrica, generada con el calor de la combustión de combustibles fósiles, produce gases de efecto invernadero a gran escala, lo que a su vez contribuye al calentamiento global que sufrimos actualmente. © Greenpeace / Pepe Rodríguez

En áreas urbanas, otro elemento clave es el fenómeno conocido como “islas de calor urbanas”, el cual ocurre cuando las ciudades, cubiertas por asfalto y concreto, retienen más calor que las zonas rurales, lo que agrava las olas de calor y multiplica sus efectos en la calidad de vida de los habitantes.

Olas de calor 2025: ¿por qué hay que temer?

Durante 2024, México enfrentó seis olas de calor significativas, algunas de ellas rompieron récords históricos. En la Ciudad de México, por ejemplo, el pasado 25 de mayo, se registró una temperatura de 34.7 °C, la más alta hasta el momento. En este mismo periodo, Yucatán vivió más de 20 días consecutivos con temperaturas superiores a los 40 °C, y Sonora vio cómo varios de sus municipios superaban sus máximos históricos.

Estos números, más allá de ser cifras alarmantes, nos obligan a entender las causas y consecuencias de las olas de calor como una realidad permanente que necesita ser abordada. ¡Es urgente dar pasos firmes contra el cambio climático!

En Greenpeace México consideramos relevante no solo comprender qué son las olas de calor, ya que el tema debe ir acompañado de una reflexión integral. Es urgente tomar acciones que nos ayuden a frenar el aumento de la temperatura y a estar preparados para los impactos que ya están afectando a miles de personas en nuestro país.

Problemas como el cambio climático, no pueden resolverse de forma aislada, pues la colaboración entre sectores permite generar soluciones más completas y sostenibles. Se requiere el esfuerzo conjunto para exigir leyes más estrictas, denunciar malas prácticas y financiar investigaciones.

Proteger el medioambiente es responsabilidad de todos. Ningún sector por sí solo tiene todas las respuestas, solo uniendo recursos, saberes, acciones e influencias es posible enfrentar de forma efectiva los desafíos producidos por las olas de calor.

Acciones como reducir el consumo energético, invertir en energías limpias, reforestar, y contar con inversión filantrópica para cubrir vacíos que los gobiernos no pueden atender de inmediato, son algunas de las formas en que se puede luchar activamente contra el cambio climático.

Activistas de Greenpeace y comunidades reforestando especies nativas.
© Martin Katz / Greenpeace

Consecuencias de las olas de calor, de la causa al impacto

Las consecuencias de las olas de calor son múltiples, pero una de las más preocupantes es su impacto en la salud humana. En 2024, según cifras oficiales, México reportó 331 muertes relacionadas con temperaturas extremas, de las cuales el 92.4% se debieron a golpes de calor. 

Las olas de calor afectan especialmente a poblaciones vulnerables como niños, personas mayores, mujeres embarazadas y personas con enfermedades crónicas. Además, el calor extremo puede intensificar enfermedades cardiovasculares y respiratorias, provocar deshidratación severa, agotamiento y hasta situaciones de colapso fisiológico. 

La Organización Meteorológica Mundial (OMM), advirtió que estas condiciones seguirán aumentando al menos hasta 2060, incluso si se logran reducir las emisiones de GEI. Más allá de la salud humana, las causas y consecuencias de las olas de calor abarcan impactos significativos en el medio ambiente. Entre las principales consecuencias se encuentran:

  • Sequías prolongadas
  • Incendios forestales
  • Reducción de suministro y calidad del agua
  • Daños a cultivos y producción agrícola
  • Aumento de la demanda energética 
Fotografía de peces muertos que evidencia las consecuencias de las olas de calor y del cambio climático.
El calor provoca la muerte masiva de peces en Washington D.C.
© Livia Ferguson / Greenpeace

Estos efectos se traducen en presiones adicionales sobre los recursos naturales y sobre los sistemas económicos, particularmente en zonas rurales que dependen de la agricultura o en regiones urbanas con escasa infraestructura verde.

Un ejemplo concreto de análisis a nivel local es la reciente investigación denominada “Comportamiento de tres olas de calor en dos locales en Xalapa, Veracruz”, realizada por Aranza Elizabeth Baruch Vera, estudiante de la Maestría en Ciencias de la Tierra de la Universidad Veracruzana.

Dicha investigación busca entender cómo se manifiestan las olas de calor en contextos específicos y la importancia de monitorear múltiples puntos dentro de un municipio. El objetivo es informar y empoderar a la población con datos útiles. Así, se pueden generar atlas de riesgo, políticas públicas más eficientes y estrategias preventivas.

Activista de Greenpeace en una movilización climática en la Ciudad de México, sosteniendo pancartas que exigen el uso de energías renovables.
Manifestantes en la Ciudad de México, México, exigen acción climática y energía 100% renovable antes de las negociaciones climáticas en París. © Prometeo Lucero / Greenpeace

Ante este panorama, la comprensión de qué son las olas de calor es fundamental, así como también la reflexión sobre cómo se puede evitar una ola de calor, pues es necesario que cada sector entienda su rol en el problema y en la solución. 

Saber qué son las olas de calor, reconocer las causas de las olas de calor y actuar en consecuencia son cuestiones esenciales para mitigar sus impactos. Este fenómeno ya no es una proyección del futuro: está ocurriendo ahora mismo, con efectos reales y medibles en la salud, el medio ambiente y la economía.

La realidad climática de México y del mundo nos exige pasar del diagnóstico a la acción. ¡Sumate! Juntos podemos enfrentar de manera efectiva las causas y consecuencias de las olas de calor.