La minería submarina es una actividad industrial emergente que busca extraer minerales del fondo del océano, a profundidades de más de mil metros. Desde Greenpeace hemos advertido que amenaza a uno de los ecosistemas más vulnerables, los océanos, por lo que es crucial detener este peligro.

El problema radica en que la minería submarina utiliza máquinas gigantes para recolectar depósitos minerales —como los nódulos polimetálicos— que contienen metales valiosos como cobalto, níquel, cobre y manganeso, esenciales para fabricar baterías, paneles solares y autos eléctricos.
Para Greenpeace, la minería submarina representa un grave riesgo, pues podría arrasar en poco tiempo el fondo marino en pos de obtener los metales preciosos. ¡Alza la voz por los océanos! Di NO a la minería submarina.

Alto a la minería submarina. Exige una moratoria global que proteja el fondo del mar.
Firma aquíDonald Trump y la minería submarina: el impacto que preocupa
El pasado 24 de abril, la Casa Blanca emitió una orden ejecutiva que autoriza la minería submarina a gran escala, incluso en aguas internacionales, pese a las advertencias de organizaciones ambientales como Greenpeace.
El presidente Donald Trump, impulsor de la medida, aseguró que esta industria podría generar 100 mil empleos e incrementar el PIB de Estados Unidos en 300 mil millones de dólares durante la próxima década.

Sin embargo, la amenaza es clara, enviar maquinaria del tamaño de tanques de guerra a miles de metros de profundidad podría causar daños irreversibles en los ecosistemas marinos. Por ello, es urgente detener esta carrera por explotar el fondo del océano, antes de que más empresas se sumen a una industria altamente contaminante.
Desde Greenpeace hacemos un llamado urgente a la sociedad, a las empresas y a los gobiernos a defender nuestros océanos frente a intereses desmedidos. El océano no es una propiedad que pueda venderse o repartirse.
Las decisiones sobre los océanos nos afectan a todos. Deben respetarse los derechos del océano y las voces de las comunidades que dependen directamente de él. Los fondos marinos internacionales son patrimonio común de la humanidad; ningún gobierno tiene el derecho de explotarlos de manera unilateral.

¿Qué se extrae de las minas submarinas?
De acuerdo con una investigación del Departamento de Ciencias Naturales del Museo de Historia Natural en Londres, el fondo marino abisal a profundidades de entre 4 mil a 6 mil metros, caracterizado por sedimentos fangosos, contiene nódulos polimetálicos del tamaño de una papa, cuyo costo económico es considerable.
De las minas submarinas se extraen principalmente minerales y metales enriquecidos con:
- Manganeso
- Níquel
- Cobalto
- Cobre
- Tierras raras
- Titanio

Además de los nódulos polimetálicos, también existen otras estructuras geológicas submarinas y depósitos costeros:
- Costras de ferromanganeso ricas en cobalto
- Sulfuros polimetálicos
- Arenas de minerales pesados
- Fosforitas
- Otros materiales portadores de minerales.
¿Cuáles son los problemas de la minería submarina?
La minería submarina enfrenta una serie de problemas y preocupaciones, tanto a nivel ambiental como económico y sociales.
Entre los daños ambientales más preocupantes se encuentra la posibilidad de destruir el hábitat de decenas de especies. Los organismos de las profundidades marinas son frágiles – muchas aún no se conocen – y de crecimiento muy lento, lo que hace que sea mucho menos probable que se recuperen.

De acuerdo con Ocean Conservancy, las zonas donde se realizaron pruebas de minería hace más de 50 años aún no se han recuperado por completo. Además, la minería submarina podría impactar en el papel del océano como sumidero de carbono.
Ahora bien, los riesgos financieros son graves y de gran alcance, pues la minería submarina pondría en peligro los medios de subsistencia de las comunidades de las islas del Pacífico. Mientras que en lo social, la seguridad alimentaria de decenas de comunidades alrededor del mundo que dependen del océano también se vería afectada.
Hasta julio de 2025, 38 países, entre estos México, han pedido una moratoria de la explotación minera de los fondos marinos como única vía creíble para evitar daños irreversibles.

Ante este panorama, Greenpeace aboga por una economía circular, el reciclaje y la recuperación de metales existentes como una alternativa más sostenible, en lugar de extraer nuevos.
Los nódulos polimetálicos han tardado millones de años en formarse, y su extracción es insostenible. Los riesgos para la biodiversidad marina y los ecosistemas son altos y la minería submarina no es aceptable bajo ninguna circunstancia. No al saqueo del fondo marino.