En el marco del Foro Económico Mundial (WEF) en Davos, Suiza, un grupo de activistas de Greenpeace llevó a cabo una protesta simbólica contra la empresa Shell. Los manifestantes cerraron una de sus gasolineras como una forma de denunciar los riesgos de la perforación petrolera en el Ártico, exigiendo la protección de esta zona clave para el equilibrio climático del planeta.

Un mensaje claro a las grandes corporaciones

Un grupo de activistas, provenientes de distintos países europeos, se encadenaron a las bombas de combustible mientras desplegaban carteles con mensajes como “El petróleo del Ártico: demasiado riesgo” . Junto a ellos, un oso polar, símbolo de la lucha ambiental, recordaba las devastadoras consecuencias del cambio climático y la urgencia de frenar la explotación en el Ártico.

Shell en el Ártico

La petrolera ha intentado justificar sus operaciones en esta región, pero su historial de errores y accidentes demuestra que no está preparada para perforar de forma segura. Un ejemplo reciente es el encallamiento de la plataforma Kulluk en las costas de Alaska, un evento que puso en peligro una reserva natural protegida y evidencia los riesgos incontrolables de la exploración en aguas árticas.

Actualmente, el programa de Shell para perforar el Ártico se encuentra en revisión por parte del gobierno de Barack Obama, tras los contratiempos que se presentaron en diciembre pasado con la plataforma Kulluk, que al ser remolcada encalló muy cerca de la isla Kodiak en Alaska, poniendo en riesgo la reserva protegida de la zona, por lo que Greenpeace pidió al WEF que evalúe si empresas destructivas como Shell deben pertenecer a este grupo de empresarios a nivel mundial.

El descontento global hacia Shell quedó reflejado en el premio Ojo Público 2013 , donde la empresa fue elegida como la peor del año por su impacto ambiental. Este reconocimiento, basado en votos en línea, evidencia el rechazo mundial a las petroleras que priorizan sus ganancias sobre el bienestar del planeta.

La lucha por el ártico continúa

Greenpeace sigue encabezando una campaña internacional para proteger el Ártico, a la que ya se han sumado más de 2,3 millones de personas en todo el mundo, incluyendo figuras como Paul McCartney y Penélope Cruz. La exigencia es clara: el Ártico debe ser un santuario libre de perforaciones y explotación industrial.

 

Grupo de activistas de Greenpeace protesta en una gasolinera de Shell en Davos, colgando una manta con el mensaje **"Arctic oil - too risky"** para evidenciar los riesgos de la perforación en el Ártico.

© Flurin Bertschinger / Ex-Press / Greenpeace