• El Primer Tribunal Colegiado revoca la suspensión que protegía la laguna; ignora el riesgo de daño irreversible en este ecosistema kárstico único
• Greenpeace denuncia que la obra de Sedena se reinició incluso en desacato a órdenes judiciales previas
La Laguna de los Siete Colores, un tesoro hídrico en el sureste mexicano, recibió un golpe demoledor en la lucha por su supervivencia. Tras meses de defensa pacífica por parte de su ciudadanía, un tribunal federal decidió revocar la suspensión que protegía a Bacalar de una construcción irregular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Este retroceso jurídico es un golpe directo al derecho humano a un medio ambiente sano y a la voluntad de la gente que ha alzado la voz. La suspensión que hoy se ignora había sido otorgada por un juez de Distrito precisamente porque la obra militar inició sin Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) y promovía obras nuevas disfrazadas de “remodelación” para evadir la legislación.
El impacto es definitivo, ya que la obra se realiza en un ecosistema kárstico único. Los habitantes de Bacalar advirtieron que el dragado con maquinaria pesada podría ocasionar daños ambientales irreversibles, cuya restauración sería prácticamente imposible. Pese a esto, y a pesar de que la Sedena incluso reinició la construcción en desacato a órdenes previas, el tribunal decidió desproteger la laguna.
Es profundamente preocupante que la decisión haya sido tomada por magistrados electos que, según se ha señalado, carecen de experiencia judicial o trayectoria sólida en materia ambiental. Lo que pasa en Bacalar no es un caso aislado, es parte de un modelo donde la militarización se impone por encima de la selva y las comunidades.
Defender Bacalar es defender el agua, la Selva Maya y el tejido comunitario. La ciudadanía ya logró dos suspensiones, ¡y la defensa continúa!
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